lunes, 11 de marzo de 2013

15 claves para enfrentar estos días como católicos.



1. El Papa ha explicado las razones de su dimisión en este documento. No debemos lanzarnos por la borda de las interpretaciones personales ni tampoco caer en las teorías de la conspiración que los medios seculares de comunicación, poco entendidos en temas de Iglesia y ávidos de historias atractivas, ya empiezan a difundir.

2.
Juan Pablo II no renunció al pontificado, a pesar de perder las fuerzas físicas, porque consideró que dimitir no era lo que Dios le pedía en el momento concreto que estaba viviendo. Benedicto XVI lo hizo porque, después de examinar su conciencia ante Dios, descubrió que esa era la voluntad del Señor para él y para la Iglesia.

La razón de la dimisión de un Papa, más allá de las fuerzas o la edad, se encuentra en la relación personal con Jesucristo y la escucha amorosa de su Plan. En el futuro, nadie podrá exigir la dimisión de un Pontífice aduciendo quien sabe qué incapacidades; es una decisión que quedará siempre entre Dios y su Vicario.

3. La Iglesia es el cuerpo de Cristo, Él es nuestra cabeza y el Espíritu Santo nos dirige. Todas las fragilidades de la Iglesia no podrán resquebrajar jamás esta verdad fundamental. Dios es más grande que nuestro pecado.

4. La Iglesia es el pueblo de Dios y la componemos todos. No es un buen momento para enjuiciar decisiones pasadas ni para señalar nuevos rumbos desde la subjetividad personal. Es tiempo para tener un mismo corazón y para mirar el futuro con esperanza y unidad. Si quieres que la Iglesia cambie, como diría la Madre Teresa de Calcuta, empieza por ti.

5.
Las reflexiones sobre el próximo Papa son esencialmente inútiles. Creo que vale la pena tomar parte en estas discusiones en la medida en que se tenga claro que es el Espíritu Santo quien elegirá al sucesor de Pedro y que cualquier reflexión sobre la nacionalidad, la línea teológica, e incluso la santidad de los candidatos, son conjeturas y nada más que eso. El Espíritu Santo sopla donde quiere.

6. La pena por la dimisión del Papa no puede ser un obstáculo para llenarnos de esperanza y alegría por la nueva etapa que la Iglesia está por emprender.

7. En algunos días tendremos un nuevo Papa en la proa del barco, guiando la Iglesia, y a un hombre de Dios, con la experiencia de haber ejercido el ministerio petrino, rezando desde la popa. ¿No es este un lindo motivo de esperanza?

8. El Papa no debe convertirse en un ídolo. Es una gran bendición cuando un Pontífice es también un hombre de Dios pero no debemos olvidar que esencialmente sigue siendo una persona frágil y pecadora. Nuestra obediencia y atenta escucha no dependen de sus cualidades humanas o su integridad moral, sino de su condición de Vicario de Cristo en la tierra.

9. No te aferres a ningún candidato y no dejes que los medios seculares de comunicación te hagan pensar que, de salir elegido uno, todo saldrá bien, u otro, y todo saldrá mal. Lo primero, porque el Espíritu Santo te puede cambiar los planes. Lo segundo, porque el Espíritu Santo les viene cambiando los planes a ellos desde Juan XXIII (e incluso desde mucho antes).

10. Reza mucho para que el Espíritu Santo ilumine a los cardenales electores y les permita ser un instrumento dócil a sus mociones. Ese es el mejor modo de participar en este momento crucial de la vida de la Iglesia.

11. Lee el documento donde el Papa hace formalmente su renuncia y explícale eso a quienes te lo pregunten.

12. Reza mucho por esta nueva etapa en la vida de Benedicto XVI.

13. No compartas ni tuitees información dudosa sobre el Papa, el cónclave o los cardenales.

14.
Infórmate con una buena agencia católica de noticias. Yo te recomiendo Aciprensa o Aleteia.

15. Aprovechemos este tiempo de Cuaresma que empieza para ofrecer nuestra oración, limosna y ayuno, por nuestra amadísima Iglesia.





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