jueves, 19 de marzo de 2015

Oración para una grave necesidad.


Oh Divino Jesús que dijiste: "Pedid y recibireis; buscad y encontrareis; llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, y el que busca encuentra y a quien llama se le abre". Mírame postrado a tus plantas suplicándote me concedas una audiencia. Tus palabras me infunden confianza, sobre todo ahora que necesito que me hagas un favor: (AQUi Se ora y se medita en silencia pidiendo con el corazon el favor que se necesita).

¿A quien he de pedir, sino a Tí, cuyo corazón es un manantial inagotable de todas las gracias y dones? ¿Dónde he de buscar, sino en el tesoro de Tu Corazón, que contiene todas las riquezas de la Clemencia y Generosidad Divinas? ¿A dónde he de llamar sino a la puerta de ese Corazón Sagado, a través del cual Dios viene a nosotros, y por medio del cual vamos a Dios?.

A ti acudimos, Oh Corazón de Jesús, porque en Tí encontramos consuelo, cuando afligidos y perseguidos pedimos protección; cuando abrumados por el peso de nuestra cruz, buscamos ayuda; cuando la angustia, la enfermedad, la pobreza o el fracaso nos impulsan a buscar una fuerza superior a las fuerzas humanas.

Creo firmemente que puedes concederme la gracia que imploro, porque tu Misericordia no tiene límites y confío en que Tu Corazón compasivo encontrará en mis miserias, en mis tribulaciones y en mis angustias, un motivo más para oir mi petición.

Quiero que mi corazón esté lleno de la confianza con que oró el Centurión Romano en favor de su Criado; de la confianza con que oraron las Hermanas de Lázaro, los Leprosos, los Ciegos, los Paralíticos que se acercaban a Tí porque sabían que tus oídos y Tu Corazón estaban siempre abiertos para oir y remediar sus males.

Sin embargo... dejo en tus manos mi petición, sabiendo que Tu ves las cosas mejor que yo; y que, si no me concedes esta gracia que te pido, si me darás en cambio otra que mucho necesita mi alma; y me concederás mirar las cosas, mi situación, mis problemas, mi vida entera, desde otro ángulo con más espíritu de fe.

Cualquiera que sea Tu decisión, nunca dejaré de amarte, adorarte y servirte, oh buen Jesús.

Acepta este acto mío de perfecta adoración y sumisión a lo que decrete Tu Corazón Misericordioso. Amén.
Padre Nuestro. 
Ave María.
 Gloria al Padre.
Sacratísimo Corazón de Jesús, en Vos Confío. (3 veces)

Nota: Se sugiere rezar esta oración cuando surja algún problema. Puede rezarse en forma de Triduo o Novena, o por un tiempo indeterminado. Se aconseja que, para rezarla con mayor provecho, se reciban los Sacramentos de la Confesión y Comunión.

Con licencia del Ordinario de Monterrey. Lg. 69/76.

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