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sábado, 18 de mayo de 2019
¿Por qué se les dice “benditas” a las almas del purgatorio?
Santa Gertrudis la Grande es quizás mejor conocida por su devoción a las
almas del purgatorio, y son muchos católicos quienes se preguntan por
qué en una de sus oraciones más conocidas las cataloga de “benditas”.
“Padre eterno, yo te ofrezco la preciosísima sangre de tu Divino Hijo
Jesús, en unión con las misas celebradas hoy día a través del mundo por
todas las benditas ánimas del purgatorio, por todos los
pecadores del mundo. Por los pecadores en la iglesia universal, por
aquellos en propia casa y dentro de mi familia”, se lee en la oración
mencionada.
El P. Joseph G. Hubbert, profesor en el departamento de estudios religiosos de la Universidad de Niágara, dijo en una entrevista concedida al National Catholic Register
que en los tiempos de Santa Gertrudis (1256-1302) el purgatorio era
considerado un lugar “bendito” porque permitía “un respiro del
sufrimiento aquí en la tierra, un sufrimiento diferente al sufrimiento
del purgatorio”.
El presbítero también señaló que con la muerte, el purgatorio representa
un lugar que tiene una sola dirección: “hacia el cielo”.
En el artículo del Register, escrito por el columnista católico Kevin Di
Camillo, se sostiene que esto “no quiere decir que el viaje a través
del purgatorio sea fácil o sin dolor”.
“De hecho, aunque los Doctores de la Iglesia de San Agustín a San
Gregorio el Grande tocaron el fuego purificador del purgatorio, a Santo
Tomás de Aquino le recordó que el dolor más pequeño en el purgatorio es
peor que el mayor sufrimiento en la tierra. Sin embargo, esta agonía es
compensada por la ‘certeza de la salvación’”, indica el texto.
El autor del artículo concluyó que es esa “certitud de salvación” la que
hace que las almas en el purgatorio sean almas “benditas”. “Aunque
ciertamente también son almas ‘pobres’, en relación con las almas en el
Cielo que están experimentando la visión beatífica”, añadió.
viernes, 17 de mayo de 2019
jueves, 16 de mayo de 2019
ORACIONES A LAS BENDITAS ANIMAS DEL PURGATORIO.
Ofrecer el sacrificio por el
descanso de los difuntos (...) es una costumbre observada en
el mundo entero. Por eso creemos que se trata de una costumbre
enseñada por los mismos Apóstoles. En efecto, la
Iglesia católica la observa en todas partes; y si ella
no creyera que se les perdonan los pecados a los fieles difuntos,
no haría limosnas por sus almas, ni ofrecería por
ellas el sacrificio a Dios.
San Isidoro
de Sevilla
Sobre los oficios
eclesiásticos, 1
Debemos ayudar a los que se
hallan en el purgatorio. Demasiado insensible seria quien no
auxiliara a un ser querido encarcelado en la tierra; mas insensible
es el que no auxilia a un amigo que esta en el purgatorio, pues
no hay comparación entre las penas de este mundo y las
de allí.
Santo Tomás
Sobre el Credo,
5, 1. c., p. 73
Ofrecer el sacrificio por el descanso de los difuntos (...) es una costumbre observada en el mundo entero. Por eso creemos que se trata de una costumbre enseñada por los mismos Apóstoles. En efecto, la Iglesia católica la observa en todas partes; y si ella no creyera que se les perdonan los pecados a los fieles difuntos, no haría limosnas por sus almas, ni ofrecería por ellas el sacrificio a Dios.
San Isidoro
de Sevilla
Debemos ayudar a los que se
hallan en el purgatorio. Demasiado insensible seria quien no
auxiliara a un ser querido encarcelado en la tierra; mas insensible
es el que no auxilia a un amigo que esta en el purgatorio, pues
no hay comparación entre las penas de este mundo y las
de allí.Sobre los oficios eclesiásticos, 1
Santo Tomás
Sobre el Credo, 5, 1. c., p. 73 |
ORACIÓN
A SAN NICOLÁS DE TOLENTINO
¡Oh glorioso Taumaturgo
y Protector de las almas del purgatorio, San Nicolás de
Tolentino! Con todo el afecto de mi alma te ruego que interpongas
tu poderosa intercesión en favor de esas almas benditas,
consiguiendo de la divina clemencia la condonación de
todos sus delitos y sus penas, para que saliendo de aquella tenebrosa
cárcel de dolores, vayan a gozar en el cielo de la visión
beatífica de Dios. Y a mi, tu devoto siervo, alcánzame,
¡oh gran santo!, la más viva compasión y
la más ardiente caridad hacia aquellas almas queridas.
Amén
__________
ORACIÓN
DE SAN AGUSTÍN
POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Dulcísimo Jesús
mío, que para redimir al mundo quisisteis nacer, ser circuncidado,
desechado de los judíos, entregado con el beso de Judas,
atado con cordeles, llevado al suplicio, como inocente cordero;
presentado ante Anás, Caifás, Pilato y Herodes;
escupido y acusado con falsos testigos; abofeteado, cargado de
oprobios, desgarrado con azotes, coronado de espinas, golpeado
con la caña, cubierto el rostro con una púrpura
por burla; desnudado afrentosamente, clavado en la cruz y levantado
en ella, puesto entre ladrones, como uno de ellos, dándoos
a beber hiel y vinagres y herido el costado con la lanza. Librad,
Señor, por tantos y tan acerbísimos dolores como
habéis padecido por nosotros, a las almas del Purgatorio
de las penas en que están; llevadlas a descansar a vuestra
santísima Gloria, y salvadnos, por los méritos
de vuestra sagrada Pasión y por vuestra muerte de cruz,
de las penas del infierno para que seamos dignos de entrar en
la posesión de aquel Reino, adonde llevasteis al buen
ladrón, que fue crucificado con Vos, que vivís
y reináis con el Padre y el Espíritu Santo por
los siglos de los siglos. Amén.
__________
ORACIÓN
PARA LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Dios omnipotente, Padre de
bondad y de misericordia, apiadaos de las benditas almas del
Purgatorio y ayudad a mis queridos padres y antepasados.
A cada invocación se
contesta:
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a mis hermanos y parientes.
Jesús mío, misericordia!
Ayudad a todos mis bienhechores espirituales y temporales.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a los que han sido mis amigos y súbditos.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a cuantos debo amor y oración.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a cuantos he perjudicado y dañado.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a los que han faltado contra mí.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a aquellos a quienes profesáis predilección.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a los que están más próximos a la
unión con Vos.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a los que os desean más ardientemente.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a los que sufren más.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a los que están más lejos de su liberación.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a los que menos auxilio reciben.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a los que más méritos tienen por la Iglesia.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a los que fueron ricos aquí, y allí son
los más pobres.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a los poderosos, que ahora son como viles siervos.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a los ciegos que ahora reconocen su ceguera.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a los vanidosos que malgastaron su tiempo.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a los pobres que no buscaron las riquezas divinas.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a los tibios que muy poca oración han hecho.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a los perezosos que han descuidado tantas obras buenas.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a los de poca fe que descuidaron los santos Sacramentos.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a los reincidentes que sólo por un milagro de la
gracia se han salvado.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a los padres que no vigilaron bien a sus hijos.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a los superiores poco atentos a la salvación de
sus súbditos.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a los pobres hombres, que casi sólo se preocuparon
del dinero y del placer.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a los de espíritu mundano que no aprovecharon sus
riquezas o talentos para el cielo.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a los necios, que vieron morir a tantos no acordándose
de su propia muerte.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a los que no dispusieron a tiempo de su casa, estando
completamente desprevenidos para el viaje más importante.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a los que juzgaréis tanto más severamente,
cuánto más les fue confiado.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a los pontífices, reyes y príncipes.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a los obispos y sus consejeros. Ayudad a mis maestros
y pastores de almas.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a los finados sacerdotes de esta diócesis.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a los sacerdotes y religiosos de la Iglesia católica.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a los defensores de la santa fe.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a los caídos en los campos de batalla.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a los sepultados en los mares.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a los muertos repentinamente.
¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a los fallecidos sin recibir los santos sacramentos.
¡Jesús mío, misericordia!
V. Dadles, Señor, a todas las
almas el descanso eterno.
¡Jesús mío, misericordia!
R. Y haced lucir sobre ellas vuestra eterna
luz.
V. Que en paz descansen.
R. Amén.
https://www.devocionario.com/varias/almas_1.html
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Sencillez y humildad.
El Espíritu Santo nos lleva a adorar al Padre Dios, y le ofende que adoremos las cosas del mundo. Pero sobre todo le ofende que estemos demasiado pendientes de nosotros mismos, como si fuéramos dioses.
Para no sufrir tanto, y para que mis errores y caídas no me paralicen, tengo que reconocer algo: que yo no soy Dios. Para eso, lo mejor es adorar a Dios, el único que merece ser adorado. Yo no puedo pretender la adoración de los demás, ni pretender adorarme a mí mismo. Sólo él es el Absoluto, sin manchas ni imperfecciones. Todos los seres creados de este mundo somos limitados, y es inevitable que cometamos errores. Y aunque no los cometamos, es imposible que todos estén conformes con nuestra forma de ser y de actuar.
Hay muchas cosas que no sabemos, y no podemos medir todas las consecuencias de todos nuestros actos y palabras. Ignoramos todo lo que hay en el corazón de los demás, no podemos enterarnos de todo, y ni siquiera nos conocemos bien a nosotros mismos. Nuestra forma de ser necesariamente tiene límites. Por lo tanto, reconozcamos que no somos dioses, ni podemos serlo. Nuestras capacidades son tremendamente limitadas. Hay que aceptar esto con serenidad y realismo, y destruir el falso ideal de ser absolutamente perfectos.
Es bueno detenerse algunas veces a pedirle al Espíritu Santo esa sencillez que nos ayuda a aceptar nuestros límites con serenidad. Sólo así podemos tratar de mejorar, pero sin obsesionarnos ni entristecernos demasiado por nuestras debilidades.
Los errores pueden darnos la gran sabiduría de la humildad, la bella virtud de la misericordia, la serena paciencia con los errores ajenos, la capacidad de depender de Dios con sencillez, etc.
Así tenemos que amarnos, como somos: como seres limitados llamados a un permanente crecimiento. Somos una mezcla, una combinación de cosas buenas, de errores y de nuevas posibilidades de cambio. Tenemos que aceptar y amar esa combinación que nos proyecta hacia un futuro mejor.
Para no sufrir tanto, y para que mis errores y caídas no me paralicen, tengo que reconocer algo: que yo no soy Dios. Para eso, lo mejor es adorar a Dios, el único que merece ser adorado. Yo no puedo pretender la adoración de los demás, ni pretender adorarme a mí mismo. Sólo él es el Absoluto, sin manchas ni imperfecciones. Todos los seres creados de este mundo somos limitados, y es inevitable que cometamos errores. Y aunque no los cometamos, es imposible que todos estén conformes con nuestra forma de ser y de actuar.
Hay muchas cosas que no sabemos, y no podemos medir todas las consecuencias de todos nuestros actos y palabras. Ignoramos todo lo que hay en el corazón de los demás, no podemos enterarnos de todo, y ni siquiera nos conocemos bien a nosotros mismos. Nuestra forma de ser necesariamente tiene límites. Por lo tanto, reconozcamos que no somos dioses, ni podemos serlo. Nuestras capacidades son tremendamente limitadas. Hay que aceptar esto con serenidad y realismo, y destruir el falso ideal de ser absolutamente perfectos.
Es bueno detenerse algunas veces a pedirle al Espíritu Santo esa sencillez que nos ayuda a aceptar nuestros límites con serenidad. Sólo así podemos tratar de mejorar, pero sin obsesionarnos ni entristecernos demasiado por nuestras debilidades.
Los errores pueden darnos la gran sabiduría de la humildad, la bella virtud de la misericordia, la serena paciencia con los errores ajenos, la capacidad de depender de Dios con sencillez, etc.
Así tenemos que amarnos, como somos: como seres limitados llamados a un permanente crecimiento. Somos una mezcla, una combinación de cosas buenas, de errores y de nuevas posibilidades de cambio. Tenemos que aceptar y amar esa combinación que nos proyecta hacia un futuro mejor.
miércoles, 15 de mayo de 2019
21 CONSEJOS PARA DESPERTAR TU ALMA Y SACUDIR TU VIDA
Estas recomendaciones son para que las pongas en práctica de manera consciente cada día, despertando así a tu Alma, y conectándote con tu verdadera esencia, que es la de un Ser de LUZ.
1. ¡No Reacciones!: Te hagan lo que te hagan, te digan lo que te digan, te adulen o te agredan, solamente deja fluir y NO reacciones. Así cortarás el pecado que envuelve dicha agresión, y la energía del universo fluirá para tu perfecto bien. ¡Serás compensado!
2. Practica el desapego en todas sus formas: Todo es temporal, momentáneo. No puedes controlar la desaparición, muerte o extinción de personas u objetos. Aceptar éste hecho te quita un gran peso de encima.
3. Viaja liviano de equipaje: No te impongas mochilas en la espalda, ni cargues con pesados lastres. Solo acepta llevar lo indispensable en este viaje que se llama Vida.
4. Otorga el perdón a todos: No te envenenes el corazón con odios ni rencores. ¡Aprende a domar tus dragones! El que se daña eres siempre tu mismo, y mientras tanto, el mundo sigue girando y tú te enfermas.
5. Enamórate de la vida: Ama todo lo que el universo contiene, desde una pequeña oruga hasta un imponente árbol. Sé un apasionado de tu hoy, de tus mañanas, de tus tardes, de tus noches. ¡Ama tu vida!
6. Toma consciencia de tus actos: Cada paso que des, a cada momento, hazlo desde el Ser, desde la conciencia, no desde el pensamiento que siempre está condicionado por el ego.
7. Vuélvete “Presencia”: Permanece en el aquí y el ahora. Enfoca tu vida en el momento presente como si no tuvieras pasado, ni memoria, como si no tuvieras futuro.
8. Recuerda que “Morirás”: No lo recuerdes un día, ni una semana, ni una temporada. ¡Recuerda para siempre que morirás! Es inevitable, tu cuerpo físico morirá, así que no te aferres a nada.
9. Acepta no saber qué pasará mañana: Vuélvete un nuevo SER cada día, renuévate como la vida misma. Quítale el polvo a tus pensamientos viejos y recíclalos. Invéntate de nuevo en cada amanecer. ¿Quien dijo que eres el mismo?
10. No eres tus pensamientos: Eres ese ser que reside en la intimidad de tu alma, donde eres infinitas posibilidades y versiones de ti mismo. No te limites escogiendo solo una de esas opciones que eres. Sé todas las posibilidades, permanece en un estado de conciencia sin elección.
11. Que el amor sea tu lema, tu estandarte y tu guía: Que sea el punto de partida y el de llegada. Pero que sea sobre todo el camino. Vuélvete el amor, renunciando a las mentiras del ego, y abrazando tu alma.
12. Amígate con tu historia: Es la única forma de curar tus traumas. Es lo que ES. No seas terco tratando de modificar algo que ya ES como es.
13. Medita: Reza, cuida tus espacios y tu entorno de soledad y de silencio. Vacíate de ti, y llénate de Dios todos los dias... Aprende a Programarte cada noche para tener un día siguiente mágico.
14. Aún estás vivo: Aún hay tiempo para disfrutar de este maravilloso mundo, encontrar tu camino y la razón por la que estás aquí. No te quejes, no te lamentes, cae arrodillado dando gracias porque estás vivo.
15. No Pienses: Detén esa mente que escudriña, analiza, revisa y juzga todo. Esos constantes y repetitivos pensamientos, son más de lo mismo, ¿acaso no lo ves? Desde allí, desde esa lucha interior de tu mente, nada cambiará. Tus pensamientos solo te hacen ruido y entretienen, pero no resolverán ni crearán nada. Usa tu cerebro para cosas puntuales como tu trabajo y aquellas actividades que requieran pensar…El resto del tiempo solo “Sé”.
16. Elige siempre la salud: En tus alimentos, en tus pensamientos, en tus emociones, en tus relaciones, en tu mirada, en tus acciones, en tus palabras, en todo elige ser sano. Naciste sano, no elijas enfermarte.
17. Confía en Dios: Ten fe. No trates de conocer a Dios. Conócete a ti mismo y Dios se revelará en ti.
18. Emprende el mejor viaje que puedas realizar: Es el viaje de regreso a ti mismo. Ese viaje que es tu mejor aventura y es también tu conquista y tu legado. Eres muy importante. Puede ser que seas solo una gota en el océano, pero sin esa gota el océano está incompleto. Vacío de ti. Dios te ha creado por algo. Averigua el por qué.
19. Ayuda a los otros a encontrar su camino: No hay mejor regalo, no hay mejor amor. El servicio es alegría.
20. Sé feliz en todas las circunstancias de tu vida: Tú no eres tus circunstancias. No te identifiques con tu historia. Regresa a la fuente de la felicidad que es tu alma. Allí vive Dios en ti.
21.- Que tu vida sea un testimonio: Un milagro, un canto de esperanza, un granito de arena, una voz de Amor.
Autor desconocido
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