viernes, 14 de febrero de 2020

14 de Febrero -San Valentn-



San Valentín era un sacerdote que hacia el siglo III ejercía en Roma. Gobernaba el emperador Claudio II, quien decidió prohibir la celebración de matrimonios para los jóvenes, porque en su opinión los solteros sin familia eran mejores soldados, ya que tenían menos ataduras . 

El sacerdote consideró que el decreto era injusto y desafió al emperador. Celebraba en secreto matrimonios para jóvenes enamorados (de ahí se ha popularizado que San Valentín sea el patrón de los enamorados). El emperador Claudio se enteró y como San Valentín gozaba de un gran prestigio en Roma, el emperador lo llamó a Palacio. San Valentín aprovechó aquella ocasión para hacer proselitismo del cristianismo.

Aunque en un principio Claudio II mostró interés, el ejército y el Gobernador de Roma, llamado Calpurnio, le persuadieron para quitárselo de la cabeza.
El emperador Claudio dio entonces orden de que encarcelasen a Valentín. Entonces, el oficial Asterius, encargado de encarcelarle, quiso ridiculizar y poner a prueba a Valentín. Le retó a que devolviese la vista a una hija suya, llamada Julia, que nació ciega. Valentín aceptó y en nombre del Señor, le devolvió la vista.

Este hecho convulsionó a Asterius y su familia, quienes se convirtieron al cristianismo. De todas formas, Valentín siguió preso y el débil emperador Claudio finalmente ordenó que lo martirizaran y ejecutaran el 14 de Febrero del año 270. La joven Julia, agradecida al santo, plantó un almendro de flores rosadas junto a su tumba. De ahí que  el almendro sea símbolo de amor y amistad duraderos.

La fecha de celebración del 14 de febrero fue establecida por el Papa Gelasio para honrar a San Valentín entre el año 496 y el 498 después de Cristo. Los restos mortales de San Valentín se conservan actualmente en la Basílica de su mismo nombre, que está situada en la ciudad italiana de Terni (Italia). Cada 14 de febrero se celebra en dicho templo, una acto de compromiso por parte de diferentes parejas que quieren contraer matrimonio al año siguiente. 


La costumbre de intercambiar regalos y cartas de amor el 14 de febrero nació en Gran Bretaña y en Francia durante la Edad Media, entre la caída del Imperio Romano y mediados del siglo XV.


Los norteamericanos adoptaron la costumbre a principios del siglo XVIII. Los avances de la imprenta y el bajón en los precios del servicio postal incentivaron el envío de saludos por San Valentín. Hacia 1840, Esther A. Howland comenzó a vender las primeras tarjetas postales masivas de San Valentín en Estados Unidos.


Aunque sean los enamorados los que principalmente celebran este día, sin embargo hoy en día se festeja también a todos aquellos que comparten la amistad, ya sea maestros, parientes, compañeros de trabajo y todo el que siente, tenga la edad que tenga, el aroma del amor que, como flor de primavera, nunca debe perder su agradable perfume.
¡Les deseo un feliz día de los enamorados y de la amistad!

Javier López
Web católico de Javier

Gotitas de Sabiduria





jueves, 13 de febrero de 2020

El deber de los Padres


El deber de los padres. 
Si bien hay un mandamiento de Dios que manda a los hijos honrar a sus padres, también es necesario que los padres se preocupen por sus hijos, especialmente en lo que toca a sus almas, a la salvación eterna de ellos.

 Porque los hijos no son exclusivamente de los padres, sino que ante todo los hijos son de Dios, y Dios quiere tenerlos consigo en el Cielo, por eso los padres deben poner todo su esfuerzo en guiar a sus hijos para que alcancen ese fin que Dios quiere.

¡Ay de los padres que no se preocupen de las almas de sus hijos! Porque si todo cristiano tiene que trabajar por la salvación de los hermanos, ¡cuánto más los padres deben trabajar por la salvación de sus hijos!, deben consumirse en esta actividad, dejar la vida en ello, pues los hijos son los prójimos más cercanos y Jesús manda amar al prójimo.

Hoy muchos padres se desentienden de sus hijos, y éstos crecen educados por otros, por la nodriza, por la escuela o el colegio. Pero Dios pedirá cuenta a estos padres desamorados, y juzgará a estos hijos con más misericordia, pues Él sabe que debieron sufrir mucho y Dios no es injusto.

¿Queremos ser padres ejemplares? Enseñemos los Diez Mandamientos a nuestros hijos apenas pueden entender, démosle amor y cuidados, enseñémosle a rezar, recemos con ellos y en familia.

 No echemos a Dios de nuestras casas. No les demos todos los gustos, sino eduquémoslos en la virtud y en las pequeñas renuncias. La misión de los padres es hacer de sus hijos unos santos para poblar el Paraíso.

¡Ave María purísima!

¡Sin pecado concebida!

Gotitas de Sabiduria





miércoles, 12 de febrero de 2020

Cambia tu vida dia a dia


Promesas de Dios para tiempos difíciles.


Promesas de Dios para tiempos difíciles.

Primero, Dios disciplina con amor. Así como los padres redirigen el comportamiento de sus hijos por amor, el Padre celestial tiene en mente lo mejor para nosotros cuando nos corrige.

Segundo, Dios nos da esperanza a través de su Hijo. No quiere que nuestro sufrimiento nos debilite, pero cuando parece demasiado para soportar, la promesa de la eternidad y la presencia de Cristo nos guardan de la desesperación (2 Co 4.18).
Tercero, Dios trae claridad por medio de los tiempos difíciles. A medida que aprendemos que sus caminos son más altos que los nuestros, entendemos mejor sus asombrosos atributos. Al mismo tiempo, nuestra conciencia comienza a agudizarse, y los viejos patrones de pensamiento improductivos comienzan a desvanecerse.

Cuarto, Dios promete que nunca nos abandonará. El quebrantamiento puede causar una sensación de vacío, pero nuestro Padre la reemplaza con su presencia, pues es mucho más deleitable y confiable.

Quinto, el Señor es paciente. Conoce nuestro trasfondo y nuestros patrones de pensamiento, pero también ve el resultado final y sabe que la experiencia valdrá la pena.

Cuando enfrente dificultades, recuerde las promesas de Dios, y mantenga sus ojos fijos en la meta. Él quiere ayudarle a alcanzar todo su potencial.

viernes, 7 de febrero de 2020

Los 5 minutos del Espiritu Santo.

Al Espíritu Santo se lo suele representar con una llama de fuego. De hecho, el día de Pentecostés descendió sobre los Apóstoles de esa manera: "Entonces vieron aparecer unas lenguas de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Y todos quedaron llenos del Espíritu Santo" (Hechos 2,3-4).

¿Por qué el fuego?

Porque cuando el Espíritu Santo se hace presente de una manera especial, las personas no quedan igual. Se produce un cambio. Nadie puede quedar indiferente si aparece una llama de fuego en su cabeza, si allí donde hacía frío y oscuridad repentinamente hay calor y luz. Todo cambia.

El Espíritu Santo nos permite ver las cosas de otra manera, y nos ilumina el camino para que no tengamos miedo. Él derrama calor, para que no nos quedemos acurrucados, apretando las manos y refugiándonos en un lugar cerrado. Por eso su presencia nos llena de confianza y de empuje.

Entonces, es bueno invocar al Espíritu Santo para que inunde de color y de vida nuestra existencia:

"Ven fuego santo, luz celestial, porque a veces me dominan las tinieblas y tengo frío por dentro. Ven, Espíritu, porque todo mi ser te necesita, porque solo no puedo, porque a veces se apaga mi esperanza. Ven, Espíritu de amor, ven".