PORTICO AL CIELO

viernes, 11 de mayo de 2007

La Alegria Franciscana.

La alegría franciscana se afirma con el sufrimiento
No sólo la alegría franciscana no termina cuando se presenta el dolor, sino que encuentra en él su maravillosa fuente. Este es el mensaje del ramillete de la perfecta alegría que aducimos íntegramente, aunque sea muy largo, por la mucha importancia que tiene para la espiritualidad franciscana.

"Iba una vez San Francisco con el hermano León de Perusa a Santa María de los Ángeles en tiempo de invierno. Atormentado por la intensidad del frío, llamó al hermano León, que iba un poco delante, y le dijo: . ¡ Oh, hermano León: aun cuando los hermanos menores dieran en todo el mundo grande ejemplo de santidad y de edificación, escribe y toma nota diligentemente que no está en eso la perfecta alegría ! Siguiendo más adelante, le llamó San Francisco de nuevo: '¡Oh, hermano León: aunque el hermano menor devuelva la vista a los ciegos, enderece a los tullidos, expulse a los demonios, haga oír a los sordos, andar a los cojos, hablar a los mudos y, lo que aún es más, resucite a un muerto de cuatro días, escribe que no está en eso la perfecta alegría!'

"Caminando luego un poco, San Francisco gritó con fuerza: ¡Oh hermano León. aunque el hermano León llegara a saber todas las lenguas y todas las ciencias, y todas las Escrituras, hasta poder profetizar y revelar no sólo las cosas futuras, sino aún los secretos de las almas, escribe que no esta en eso la perfecta alegría!'

"Yendo un poco más adelante, San Francisco volvió a llamarle fuerte: '!Oh hermano León, ovejuela de ti Dios: aunque el hermano menor hablara la lengua de los ángeles y conociera el curso de las estrellas y las virtudes de las hierbas y le fueran descubiertos todos los tesoros de la tierra, y conociera todas las propiedades de las aves y de los peces y de todos los animales, ; y de los hombres, y de los árboles y de las piedras, y de las raíces, y de las aguas, escribe que no está en eso la perfecta alegría'

"Y, caminando todavía otro poco, San Francisco :gritó fuerte: '¡Oh hermano León, aunque el hermano menor supiera predicar tan bien que llegase a convertir ,. a todos los infieles a la fe de Jesucristo, escribe que esa no es la alegría perfecta!' "Así fue continuando por espacio de dos millas. Por fin, el hermano León, lleno de asombro, le preguntó: 'Padre, te pido, de parte de Dios, que me digas en qué está la alegría perfecta'. Y San Francisco le respondió: 'Si cuando lleguemos a Santa María de los Ángeles, mojados como estamos por la lluvia y pasmados de frío, cubiertos de lodo y desfallecidos de hambre, llamamos a la puerta del lugar y llega malhumorado el portero y grita: '¿Quiénes sois vosotros?' Y nosotros le decimos: 'Somos dos de vuestros hermanos'. Y él dice: '¡ Mentira, sois dos bribones que vais engañando al mundo y robando las limosnas de los pobres ! ¡ Fuera de aquí !' Y no nos abre y nos tiene allí fuera aguantando la nieve y la lluvia, el frío y el hambre hasta la noche. Si sabemos soportar con paciencia, sin alterarnos y sin murmurar contra él todas esas injurias, esa crueldad y ese rechazo, y si, más bien pensamos, con humildad y caridad, que el portero nos conoce bien y que es Dios quien le hace hablar así contra nosotros. ¡ Oh hermano León, que aquí hay alegría perfecta ! Y si nosotros seguimos llamando, y él sale fuera y nos echa, entre insultos y golpes, como a indeseables inoportunos, diciendo: '¡Fuera de aquí, ladronzuelos miserables, id al hospital, porque aquí no hay comida para vosotros!' Si lo sobrellevamos con paciencia y alegría y en buena caridad, ¡ Oh hermano León, escribe que aquí hay perfecta alegría ! Y si nosotros, obligados por el hambre Y el frío de la noche, volvemos a llamar, gritando Y suplicando entre llantos por el amor de Dios, que nos abra y nos permita entrar, y él más enfurecido dice: '¡Vaya con estos pesados indeseables! Yo les voy a dar su merecido'. Y sale fuera con un palo nudoso y nos coge por el capucho, y nos tira tierra, y nos arrastra por la nieve, y nos apalea con todos los nudos de aquel palo, si todo esto lo soportamos con paciencia y con .gozo, acordándonos de los padecimientos de Cristo bendito, que nosotros hemos de sobrellevar por su amor, ¡ Oh hermano León, escribe que aquí está la perfecta alegría !

"Y ahora escucha la conclusión, hermano León: por encima de todas las gracias y de todos los dones del Espíritu Santo que Cristo concede a sus amigos, está el de vencerse a sí mismo y de sobrellevar gustosamente, por amor de Cristo Jesús, penas, injurias, oprobios e incomodidades. Porque en todos los demás dones de Dios no podemos gloriarnos, ya que no son nuestros, sino de Dios; por eso dice el Apóstol: '¿Qué tienes que no hayas recibido de Dios? Y si lo has recibido de El. ¿por qué te glorías como si fueran de ti mismo?'. Pero en la cruz de la tribulación y de la aflicción podemos gloriamos, ya que esto es nuestro, por lo cual dice el Apóstol: 'No me quiero gloriar sino en la cruz de Cristo' ".

San Francisco se siente alegre en la prueba

Lo que esta florcilla pone de relieve, aconteció realmente con San Francisco y los primeros hermanos. Cuando en 1225 era huésped en San Damián "Francisco, atormentado con muchos sufrimientos, una noche, movido a compasión de sí mismo, dijo interiormente: 'Señor, ven en mi auxilio y socórreme en mis flaquezas para que pueda sobrellevarlas con paciencia'. Al momento oyó en su espíritu: 'Dime, hermano; si alguno te diera por tus enfermedades y tribulaciones un tesoro grande y precioso en cuya comparación estimaras en nada la tierra convertida en oro puro, todas las piedras convertidas en piedras preciosas, y toda el agua en bálsamo, ¿no te alegrarás de verdad? Respondió el bienaventurado Francisco: 'Señor, grande y precioso sería ese tesoro, apetecible y muy codiciable'. Y oyó de nuevo en su interior: 'Pues regocíjate, hermano, y salta de júbilo por tus enfermedades y tribulaciones, y condúcete en adelante con tanta seguridad como si estuvieras en mi reino'. Se levantó por la mañana y dijo a sus compañeros: 'Si el emperador diera a un criado suyo todo un reino, ¿no debería estar repleto de alegría aquel criado? ¿Y si le diera todo su imperio, no debería regocijarse más todavía?' Y añadió: 'Pues yo tengo que gozarme muchísimo en mis enfermedades y tribulaciones, y fortalecerme en el Señor, y dar gracias a Dios Padre, y a su único Hijo, el Señor Jesucristo, y al Espíritu Santo por la inmensa gracia Que el Señor me ha hecho; quiero decir, por haberse dignado certificar en vida a este indigno siervo suyo de que gozare de su reino' ".

Por esto, "los pocos días que quedaban para su muerte los pasó cantando himnos de alabanza, invitando a los compañeros muy amados a alabar con él a Cristo". Además, "para fortalecer más su espíritu, no fuera que con la acerbidad del dolor, que de continuo le punzaba, alguna vez desfalleciera, hacía que sus compañeros le cantaran muchas veces al día las alabanzas del Señor. , . Y al hermano Elías, que se maravillaba de esto, le dijo: 'Déjame, hermano, gozarme en el Señor y en sus alabanzas mientras padezco, pues, por la gracia recibida del Espíritu Santo, estoy tan adherido y unido a mi Señor que, por su gran misericordia, bien puedo regocijarme en el Altísimo' ",

Al anunciarle que la muerte era inminente, "aunque más decaído que de ordinario por las molestias de la enfermedad, pareció recobrar mas alegría espiritual oyendo que tenía próxima la hermana muerte, y con gran fervor de espíritu alabó al Señor"; y Celano nos asegura que "acogió la muerte cantando"

Juan Bautista Motorsi

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