SAN JUAN DIEGO, UN MODELO DE HUMILDAD
San Juan Diego, encomendémonos a su bendita intercesión ya que el
puede alcanzarnos las gracias que mas necesitemos de la Virgen
María, ella le dijo " No estoy yo aquí que soy tu Madre?, no estás
por ventura en mi regazo?.
En abril de 1990 Juan Diego fué beatificado por el papa Juan Pablo II
en el Vaticano. Al siguiente mes, en la Basílica de Nuestra Señora de
Guadalupe en la ciudad de México, durante su segunda visita al
Santuario, Su Santidad presidió la solemne ceremonia de
beatificación.
En Julio 2002 fue canonizado en una ceremonia presidida por Juan
Pablo II, realizada en la Basilica de Guadalupe.
Quién era este Juan Diego?
La mayoría de los estudiosos concuerdan que Juan Diego nació en 1474
en el calpulli de Tlayacac en Cuauhtitlán, el que fué establecido en
1168 por la tribu nahua y posteriormente conquistado por el jefe
Azteca Axayacatl en 1467; y estaba localizado 20 kilómetros al norte
de Tenochnitlán (ciudad de México).
Su nombre de nacimiento fue Cuauhtlatoatzin, que podría ser traducido
como "el que habla como águila" o "águila que habla".
El Nican Mopohua lo describe como un "macehualli" , o "pobre indio",
es decir uno que no pertenecía a ninguna de las categorías sociales
del Imperio, como funcionarios, sacerdotes, guerreros, mercaderes,
etc., es decir que pertenecía a la mas numerosa y baja clase del
Imperio Azteca, pero no a la clase de los esclavos. Hablándole a
Nuestra Señora él se describe como "un hombrecillo" o un don nadie, y
atribuye a ésto su falta de credibilidad ante el Obispo.
El trabajaba duramente la tierra y fabricaba matas las que luego
vendía. Era dueño de su pedazo de tierra y tenía una pequeña vivienda
en ella. Estaba casado pero no tenía hijos.
En los años 1524 o 1525 se produce su conversión al cristianismo y
fue bautizado, así como su esposa, recibiendo el nombre cristiano de
Juan Diego y su esposa el nombre de María Lucía. Fueron bautizados
por un fraile Franciscano, el padre Peter da Gand, uno de los
primeros misionarios franciscanos en arrivar a Mexico.
De acuerdo a la primera investigación formal realizada por la Iglesia
sobre los sucesos, las Informaciones Guadalupanas de 1666, Juan Diego
parece haber sido un hombre muy devoto y religioso, aún antes de su
conversión. Era muy reservado y de un místico carácter, afecto a
largos silencios y frecuentes penitencias, y que solía caminar desde
su poblado hasta Tenochtitlán, a 20 kilómetros de distancia, para
recibir instrucción religiosa.
Su esposa María Lucía enferma y luego fallece en 1529. Juan Diego
entonces se translada a vivir con su tío Juan Bernardino en
Tolpetlac, que le quedaba mas cerca de la iglesia en Tlatilolco -
Tenochtitlán, solo 14 kilómetros.
El caminaba cada sábado y domingo a la iglesia, partiendo a la mañana
muy temprano, antes que amaneciera, para llegar a tiempo a la Santa
Misa y a las clases de instrucción religiosa. Caminaba descalzo, como
la gente de su clase macehualli, ya que solo los miembros de las
clases superiores de los aztecas usaban cactlis, o sandalias,
confeccionadas con fibras vegetales o de pieles. En esas frías
madrugadas usaba para protegerse del frío una manta, tilma o ayate,
tejida con fibras del maguey, el cactus típico de la región. El
algodón era solo usado por los aztecas mas privilegiados.
Durante una de sus caminatas camino a Tenochtitlán, caminatas que
solían tomar unas tres horas y medias a través de montañas y
poblados, ocurre la primera aparición de Nuestra Señora, en el lugar
ahora conocido como "Capilla del Cerrito", donde la Santísima Virgen
le habló en su idioma, el náhuatl. Ella se refirió a él con
grandísimo cariño, llamándolo "Juanito, Juan Dieguito", "el mas
pequeño de mis hijos", "hijito mío".
Juan Diego tenía 57 años en el momento de las apariciones,
ciertamente una edad avanzada en un lugar y época donde la
expectativa de vida masculina apenas sobrepasaba los 40 años.
Luego del milagro de Guadalupe Juan Diego fue a vivir a un pequeño
cuarto pegado a la capilla que alojaba la santa imagen, luego de
dejar todas sus pertenencias a su tío Juan Bernardino, pasando el
resto de su vida completamente dedicado a la difusión del relato de
las apariciones entre la gente de su pueblo.
Juan Diego muere el 30 de mayo de 1548, a la edad de 74 años.
Juan Diego amaba de sobremanera la Sagrada Eucaristía, y por permiso
especial del Obispo recibía la Comunión tres veces por semana, algo
completamente inusual en aquellos tiempos.
Su Santidad Juan Pablo II alabó en Juan Diego su simple fé
enriquecida por la catequesis y lo definió (a aquél que le dijo a la
Santísima Virgen: "soy solo un hombrecillo, soy un cordel, soy una
escalerilla de tablas, soy cola, soy hoja, soy gente menuda..") como
un modelo de humildad para todos nosotros.
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