Una relación especial unía al Santo Padre Juan Pablo II con el
“Pobrecillo de Cristo”. Durante su largo y apasionante pontificado quiso
visitar la ciudad de Asís y la tumba de S. Francisco en seis ocasiones, la
primera de ellas en 1978, apenas unas semanas después de ser elegido
Papa. Su relación con S. Francisco y con sus hijos, especialmente con los
Franciscanos Conventuales, hunde sus raíces en sus años como arzobispo
de Cracovia. Como él mismo recordará, durante su ministerio episcopal
en Cracovia con mucha frecuencia visitaba la basílica y el convento de S.
Francisco (que se encuentran a pocos metros del palacio arzobispal) para
rezar, participar al Via Crucis o simplemente para comer con los frailes.
Otro de los motivos de su profunda amistad con los Franciscanos
Conventuales era su gran devoción a un fraile franciscano conventual
polaco, Maximiliano María Kolbe, mártir de la caridad en el campo de
concentración de Auschwitz y que él mismo proclamó santo y patrón de
nuestro difícil siglo.
Su primera visita a Asís tuvo lugar el 5 de noviembre de 1978.
Entrando en la Basílica de S. Francisco, Juan Pablo II afirmó que
“necesitaba la intercesión del Pobrecillo de Asís”. En aquella ocasión el
recién elegido Papa expresó la necesidad que tenía de confiar su
pontificado a “aquel que había escrito el Evangelio de Cristo con caracteres
indelebles en el corazón de los hombres y mujeres de su tiempo”. Preciosa y,
al mismo tiempo, difícil misión, que él mismo quiso llevar adelante,
inspirado por S. Francisco, durante su dilatado pontificado.
La segunda visita tuvo lugar el 12 de marzo de 1986, junto a todos los obispos
italianos, peregrinos ante la tumba del santo patrón de Italia.
La tercera tuvo un carácter único y novedoso. Se desarrolló el 27 de octubre de
1986, junto a los líderes de las principales religiones para orar por la paz
mundial.
Su cuarta visita a Asís tuvo lugar entre el 9 y el 10 de enero de
1993, para orar por la paz y el fin de la terrible guerra en los Balcanes.
La quinta visita tuvo un color triste, pero a la vez cargado de esperanza: el
3 de enero de 1998 el Papa convocó una jornada de esperanza en favor
de la reconstrucción de las tierras del centro de Italia afectadas por un
devastador terremoto.
La sexta y última visita tuvo lugar el 24 de enero de 2002, con motivo del segundo encuentro de oración por la paz junto a algunos representantes de otras religiones.
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