PORTICO AL CIELO

martes, 20 de septiembre de 2011

Santos contemporaneos :::Mons Card Van Thuan:::

LA HISTORIA DE MONS VAN THUAN ES UN EJEMPLO DE VIDA, ESTE OBISPO VIETNAMITA MARTIR DE LA Fé, PERSEGUIDO Y ENCARCELADO POR EL RÉGIMEN COMUNISTA DE VIETNAM,  ES UN TESTIMONIO PARA TODOS NOSOTROS , UNA VERDADERA PRUEBA DE Fé Y DE AMOR AL CRUCIFICADO...  UN FRANCISCANO SIN SER FRANCISCANO... MONS VAN THUAN UN SANTO DE NUESTROS MODERNOS TIEMPOS...
Thuan proviene de familia de mártires, fue nieto del ilustre Gran Chambelán Ngo Dinh Kha, también Mariscal de Palacio, Comandante de la Guardia Imperial, Gran Sabio asistente al trono y tutor imperial. Su sueño siempre fue la independencia de Vietnam, ideal por el que también murireron mártires algunos de sus hijos, entre ellos Ngo Dinh Diem, tío de Thuan, Primer Ministro y Presidente de Vietnam, asesinado tras el golpe de estado durante la revolución comunista, en 1963. Este hombre tan amado por Thuan, influyo decisivamente en él y la espiritualidad para políticos que al final de su vida definió con clarividencia sobrenatural. Otros tres tíos de Thuan caminaron también por este sendero del mártiro y el exilio: Ngo Dinh Khoi, Gobernador de Hanoi; Ngo Dinh Luyen, Consejero jefe de la Presidencia; y Ngo Dinh Nhu, exiliado en 1963. Igualmente Ngo Dinh Tuc, tío y mentor, obispo de Vinh Long.
Monseñor Van Thuan nació en Phu Cam en la diócesis de Hue, Provincia de Tua Thien, Vietnam, en abril 17, 1928. Fue el mayor de 8 hermanos; 3 varones, y 5 mujeres. Su Padre, Nguyen Van Am, paso a la vida eterna el 1ro de julio de 1993, en Sydney, Australia. Su madre Ngo Dinh Thi Hiep, con difundida y bien ganada fama de santidad, tiene actualmente 101 años de edad y vive en Sydney, Australia con su hija Anne Ham Tieu).

Vietnam cuenta con gran número de mártires católicos. De 1644 hasta 1888 los reyes y emperadores vietnamitas arremetieron contra la minoría católica. El resultado 150,000 martires: obispos, sacerdotes, religiosos y laicos. Más de 3000 Iglesias fueron incendiadas, comunidades cristianas enteras, destruídas, y sus hogares saqueados y quemados. Para Thuan y sus padres, la supervivencia por medio de la resistencia, fue testimonio del poder de Cristo Crucificado. Desde entonces este bello país ha sido recurrentemente invadido por: chinos, franceses, norteamericanos...

Desde muy pequeño, Fr. Thuan se desarrollo en un ambiente de profunda fe católica ante al ejemplo de su madre Elizabeth. Cada mañana, su madre, les contaba historias de la Biblia y de los mártires de Vietnam, especialmente de sus ancestros. Lo introdujo también a la vida de santa Teresita del Niño Jesús, recalcando su testimonio de amor y perdón. Thuan ingresó al Seminario Menor a temprana edad. Prosiguió sus estudios de philosofía y teología en el Seminario Mayor de Kim Long, en Hue.

El Norte de Vietnam estaba bajo el control político del régimen comunista, mientras la mayor parte de los sacerdotes habían sido prisioneros y los templos destruidos. Arreciaba tanto el conflicto social, que Thuan y sus compañeros seminaristas no podían ser protegidos del hecho de que el mundo que habían conocido de niños estaba desapareciendo, y que aquella guerra les estaba esperando justo a la salida del seminario. Era obvio que de continuar la guerra, todos podían ser llamados a luchar en algún campo de batalla. Muchos pesaban que después de esa guerra surgiría una nueva independencia nacional. Pero no fue así...Thuan amaba la paz y odiaba la guerra. Tenía que recordar cada vez más el enorme numero de asesinados y mutilados y orar por ellos.

Su tío Diem, exprimer Ministro, organizaba en secreto una amplia cadena de patriotas. Thuan sabía que esto lo ponía en terrible peligro, pero cuando lo visitaba, Diem, hombre de oración profunda, rodeado de espías franceses, se mostraba con una contundente paz interior, sonriente, no parecía reocuparle nada. Diem que había sido el tutor de Thuan en estrategias políticas, se había convertido también en su guía espiritual. La devoción de Thuan por su tío se hizo infinita.

Pasaba mucho tiempo leyendo vidas de santos y rezando. La imagen de su Madre orando inmóvil en su Capilla privada, marcó su vida interior. Meditaba los misterios del Rosario. La Eucaristía le daba fuerzas renovadas, nunca se perdió la misa matutina, para después someterse a un régimen de ejercicios físicos. Daba largos paseos por la montañas siempre que podía. Era un buen nadador, y recorría quince millas asta la Playa de Thuan An.

La ira amenazaba el alma de Thuan, cuando el asesinato y la ejecución de su u tío y su primo iniciaron la destrucción de su familia. Thuan encontró que la ira incontrolada era el peor impedimento para alcanzar un estado de abandono total a la voluntad de Dios. No podía seguir a Cristo sino perdonaba. Saco entonces también valor de las cartas de san Pablo, hasta que las memorizó todas. Siguió memorizando salmo tras salmo. Orando apoyado en este, pudo también superar la batalla de Hue, por la que su familia tuvo que huir al campo con la subsecuente separación de sus padres.


Lleyó con especial devoción la vida del santo Cura de Ars, que le motivó tanto que pensó que podía dedicar su vida como sacerdote diocesano en un pequeño y sencillo poblado en la campiña. Pero la Providencia tenía otros planes para él.

Comenzó un serio estudio de la vida de san Ignacio de Loyola, su fundador, y sus ejercicios espirituales. Thuan estaba impresionado con el trabajo misionero de los jesuitas que había llegado a Vietnam por primera vez en 1615.

El amor de Thuan por la oración y la meditación, el atractivo por la vida contemplativa, y la lectura de la regla de san Benito, le condujeron a considerar el ingreso en la orden benedictina en las montañas de Thien An en 1940. Entabló una estrecha relación con los frailes. Bajo su recomendación leyó y memorizo obras completas de Columba Marmion, cuyas enseñanzas quedaron bajo el lema de “Servir más que dirigir”.

Atrás quedaron sus años mozos. Fue ordenado sacerdote en junio 11 de 1953 . Y como toda su vida sucedió, tal como lo comentó numerosas ocasiones, nunca permitio la Providencia que después de una gran noticia o acontecimiento, viniera una difícil prueba. Su ordenación no fue la excepción. Poco tiempo después, fue informado que estaba enfermo de tuberculosis y que su pulmón derecho requería ser extirpado. Rezo el Rosario muchas veces con su madre y padre (quienes ya estaban de vuelta) para animarle. Antes de la operación le practicarón nuevos análisis, esta vez para constatar que no había rastro de tuberculosis en dicho pulmón. Se había obrado un milagro.

Adicionalmente a su ministerio en la Parroquia de San Francisco Xavier, se desempeño también como capellan en la Prisión de Hue y de la escuela de Hermanos Lasallistas (Binh Minh), misma en que fue educado.

El obispo Urrutia, amigo y mentor de Thuan, le informa que el desempeño de sus labores le llevaba a la determinación de mandarlo a otro lado... “¿A dónde me mandará?”, penso. Vino la respuesta: “A Roma”. Fue informado pues que poseía las cualidades necesarias para ser un líder de la Iglesia.

Tras conocer en Roma a laicos como De Habitch (líder del Pontificio Consejo para el laicado) y a Jean Larnaud, Thuan se convenció del papel especial del laico en la Iglesia. Hecho que influyo marcadamente su pensamiento y la espiritualidad de Mater Unitatis.

De Italia viajo a varios países europeos. Fue a Dublín y paso algún tiempo con Frank Duff, el fundador de la Legión de María, para profundizar así su devoción a nuestra amadísima Madre. Leyó también al cardenal Leo Suenes de Bruselas, que le ayudó a entender mejor el movimiento carismático católico, que era también muy mariano. Esto le llevo a viajar a Fátima, pero antes, en agosto de 1957 visito el sur de Francia para ir a Lourdes. Igual que le había ocurrido en La Vang, sintió ahí una fuerte presencia de la Madre. Y no fue para menos. Arrodillado ante la cueva, donde una vez hizo lo mismo Bernardette, escuchó en su corazón las palabras que la Virgen había dirigido antes a la santita: “No te prometo alegría y consuelo en la tierra, sino más bien adversdades y sufrimiento”. De repente se dio cuenta que estás palabras también estaban dirigidas a él. Cuanto más rezaba, más claramente oía el mensaje, y murmurando respondió: “En el nombre de tu Hijo y en el tuyo, María, acepto adversidades y sufrimiento”, y no sintió pena. Aceptaba, pero no tenía idea de las consecuencias.








































Una vez de regreso en Vietnam, fue Catedrático y Director del Seminario Menor de Hoan Thien en 1962; y al mismo tiempo, Vicario General de la Diócesis de Hue de 1964 a 1967.

El 13 de abril de 1967, el Papa Paulo VI lo nombra como el primer Obispo vietnamita de Nha Trang, remplazando al Obispo Raymundo Paul Piquet (1957-1967). Para junio de ese mismo año es consagrado obispo, el día de la solemnidad de San Juan Bautista, por el delegado apostólico en Vietnam, Laos y Camboya, S.E. Angelo Palmas.

Adopta como su lema episcopal: Gaudium et Spes (Gozo y Esperanza). El diseño de su escudo guardaba gran similitud con el escudo presidencial de su tío Diem, principalmente por las siete varas de bambú.

Su instalación toma lugar en Julio 19 de 1967. Durante sus primeros ocho años en Nha Trang, no escatima esfuerzo alguno para desarrollar y fortalecer su diócesis ante el advenimiento de tiempos difíciles. El entorno sociopolítico de su amado Vietnam, estaba en ebullición, por doquier matanzas y discordias.

Cómo líder de la diócesis elaboró un doble plan. Uno en caso de que Vietnam del Sur evitará el gobierno comunista, pero más importante el segundo plan, que previa la caída de Vietnam del sur bajo dominio comunista.

Se enfocó a formar formadores y a incrementar el número de seminaristas (mayores), que pasaron de 42 a 147sacerdotes; y seminaristas menores, de 200 a 500 distribuidos en cuatro seminarios. Organiza diversos cursos y seminarios para sacerdotes en seis diócesis de Vietnam Central.

Organiza además otros cursos de formación, capacitación y desarrollo para instituciones de jóvenes, asociaciones y grupos parroquiales, consejos parroquiales y otros más especializados para el Movimiento Justicia y Paz, Cursillos de Cristiandad, Focolares, y la naciente comunidad de La Vang, primer comunidad de Mater Unitatis, nombre inspirado por la gran devoción que a esta advocación.

La historia de La Vang y de las apariciones inicia con los católicos perseguidos por la Dinastía Tay Son en el siglo XVIII, que corrían a la selva para refugiarse. Entonces una noche llegó una señora y les habló, y sus palabras calmaron todo su sufrimiento y temor. Sacó a los refugiados de su miseria y fortaleció su esperanza en la vida eterna. Thuan experimento en su vida una poderosa, casi física presencia de la Virgen María en dicha selva. Rezo para que volviera la paz en el confuso mundo que lo rodeaba.

En 1968 Nha Trang fue atacada y las tropas comunistas ocuparon muchas ciudades. Fue bombardeada la casa de Thuan. Pero no salió de su boca queja alguna. Tenía cosas problemas más importantes.


 El joven obispo Thuan escribió además seis cartas circulares para la formación de su diócesis:

Despierten y oren (1968).
Fuertes en la Fe, avancen con serenidad (1969).
Justicia y Paz (1970).
La Misión de Cristo es también nuestra Misión.
Recordando 300 años (1971).
Años Santos de Renovación y Reconciliación (1971).


Por estos años, Thuan leyó la historia del padre José Agustín Pro Juárez, jesuita Mexicano. Arrestado por la policía secreta del gobierno comunista mexicano, el padre Pro tuvo una muerte de mártir. Sin juicio fue sentenciado a muerte y fusilado en 1917. Pensaba: “No le asustaba nada porque había puesto su vida en manos de Dios una vez para siempre”.

Las homilías, cartas y otras expresiones públicas de Thuan descalificando el comunismo, lo puso en la mira de los revolucionarios. Él lo sabía, pero debía hablar con la verdad y guiar como pastor.

Thuan ocupo varios cargos en la Conferencia Episcopal Vietnamita. Fue Presidente del Comité de Justicia y Paz, Comunicaciones Sociales y del Desarrollo de Vietnam, encargado éste último de Corev, instancia para la asistencia y reestablecimiento de refugiados que huían de la guerra en el Centro y Sur de Vietnam. Fue además miembro fundador de la Estación de Radio Católica Veritas Asia, y asesor del Pontificio Consejo para los Laicos de 1971 a 1975. Y por si fuera poco, asesor y miembro de la Congregación para la Evangelización de la Gente, y miembro de la Divine Congregation y Disciplina Sacramental. En medio de plena persecución religiosa, el inquieto obispo de Hanoi decide crear una organización misionera laica que ayudara vivir el mensaje de Cristo en cualquier lugar y según las posibilidades del momento. Inicio con mujeres y hombres sencillos que quisieran dedicar sus vidas a ello. Su promesa fue vivir el Evangelio en sus familias, en su lugar de trabajo, y dada la carencia de sacerdotes y religiosas, procurarían llevar esta Buena Nueva a todo lugar.

El numero de misioneros laicos creció de 7 a 30. En 1980 sumaban ya 150 miembros. Algunos comenzaron a trabajar en hospitales, otros bautizando niños en sus hogares, visitando prisioneros, confortando a los heridos en combate. Una vez al mes se reunían en secreto con el obispo para celebrar la Eucaristía.

Fue durante estos años, y durante los encuentros derivados de sus muchos cargos, que tuvo la oportunidad de conocer al Papa Juan Pablo II, en aquel entonces Arzobispo de Cracovia. Pudo compartir con él muchas experiencias pastorales en tiempos de gran convulsión en Polonia bajo el régimen comunista.

En abril 23 de 1975, S.S. Juan Pablo II lo nombra Arzobispo Coadjutor de Saigón, y al mismo tiempo, Arzobispo titular de Vadesi. En todo caso el régimen comunista no aprobaba ninguna de estas nominaciones y lo obligó a retornar a Nha Trang.

En la solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María, el 15 de Agosto de 1975, fue engañado, detenido y llevado con escolta, de Nha Trang a Cay Vong. Le venían a la mente muchos pensamientos confusos: tristeza, abandono, cansancio, después de tres meses de tensiones... Pero en su mente surgió claramente una palabra que dispersó toda la oscuridad, la palabra que Mons. John Walsh, obispo misionero en China, pronunció cuando fue liberado después de doce años de cautiverio: "He pasado la mitad de mi vida esperando". Es verdaderísimo: todos los prisioneros, incluido yo mismo, esperan cada minuto su liberación. Pero después decidí: "Yo no esperaré. Voy a vivir el momento presente, colmándolo de amor".

No es una inspiración improvisada, sino una convicción que he madurado durante toda la vida. Si paso mi tiempo esperando, quizá las cosas que espero nunca llegarán. La única cosa que con seguridad me llagará será la muerte.

En el pueblo de Cay Vong, donde se designo su residencia obligatoria, bajo vigilancia abierta y oculta de la policía "confundida" entre el pueblo, día y noche se sentía obsesionado por el pensamiento: "¡Pueblo mío! ¡Pueblo mío que tanto te amo: rebaño sin pastor! ¿Cómo puedo entrar en contacto con mi pueblo, en este momento en que tienen más necesidad de pastor?". Las librerías católicas fueron confiscadas, las escuelas cerradas; las religiosas y los religiosos que enseñaban fueron enviados a trabajar en los arrozales. La separación es un shock que me destruye el corazón.


"Yo no esperaré. Voy a vivir el momento presente, colmándolo de amor."
Una noche vino la luz: "Francisco, es muy simple, haz como san Pablo cuando estuvo en prisión: escribía cartas a varias comunidades". La mañana siguiente, en octubre de 1975, hice una señal a un niño de siete años, Quang, que regresaba de la Misa a las 5, todavía oscuro: "Dile a tu mamá que me compre bloque viejos de calendarios". Muy entrada la tarde, también en la oscuridad, Quang me trajo los calendarios, y todas las noches de octubre y noviembre de 1975 escribí a mi pueblo mi mensaje desde la cautividad. Cada mañana el niño venía a recoger las hojas para llevarlas a casa y hacer que sus hermanos y hermanas copiaran el mensaje. Así se escribió el libro "El Camino de la Esperanza", que ha sido publicado en ocho idiomas: vietnamita, ingles, francés, italiano, alemán, español, coreano y chino. Contaba: “La gracia de Dios me dio la energía para trabajar y continuar, aun en los momentos de más desesperanza. El libro lo escribí de noche en mes y medio, tenía miedo de no poder terminarlo: temía ser transferido a otro lugar. Cuando llegué al número 1001 decidí detenerme: fueron como las mil y una noches"

En 1980 permaneció en la residencia obligatoria de Giang-xá, en el Vietnam del Norte, siempre de noche y en secreto, escribió su segundo libro, "El camino de la esperanza a la luz de la Palabra de Dios y del Concilio Vaticano II"; después su tercer libro, "Los peregrinos del camino de la esperanza".

El 21 de noviembre de 1988, fiesta de la Presentación de nuestra Señora, fue liberado y obligado a vivir en la casa del Arzobispado de Hanoi, sin permiso de ejercer labor pastoral. En marzo de 1999 se le permitió visitar a sus padres en Sydney, Australia, y viajar a Roma para reunirse con el Santo Padre y después volver a Hanoi.
En este período comenzó a sentirse un poco de libertad religiosa en Vietnam, sin embargo, la gente no tenía la libertad de reunirse para la celebración de la Santa Misa o de agruparse sin previa autorización. Los primeros miembros de Mater Unitatis comenzaban a reunirse con sacerdotes ocultos, y recuperaban templos abandonados para en su momento limpiarlos y acondicionarlos apropiadamente para el culto.

Desde 1991 vivió exiliado en Roma, pero su corazón estaba también en su Iglesia de Vietnam, su hogar.

Nunca escatimó esfuerzos para asistir a los leprosos, organizaciones caritativas, programas de investigación, culturales, reconstrucción de Iglesias, enseñanza en seminarios, y muchas otras cosas.
En noviembre de 1994, S.S. Juan Pablo II lo nombra Vicepresidente del Pontificio Consejo de Justicia y Paz, y subsecuentemente Presidente del mismo en junio 24 de 1998, remplazando así a querido Cardenal Roger Etchegaray, actualmente retirado.

En México la semilla ya estaba echada. Gabriela y Ricardo Fco. reciben petición expresa del C. Van Thuan para fundar Mater Unitatis, pero ahora en todo el país. La Ciudad de México y Chiapas reciben a su amadísimo fundador vietnamita, quien tiene como misión principal explicar a la comunidad naciente de Mater Unitatis lo que el Espíritu le ha iluminado sobre lo que será la naciente obra.

En 1999 Nace el primer grupo de oración en San Cristóbal. María santísima empieza un peregrinar bajo su advocación de Guadalupe el día 12 de diciembre para visitar diversas comunidades indígenas (algunas en conflicto), mismas que un año más tarde serán las primeras en ser servidas por la comunidad naciente de miembros laicos mexicanos a través de los primeros proyectos de desarrollo.
Monseñor Carlos Talavera, Presidente de la Comisión Episcopal (mexicana) para los Laicos, traduce los textos de la espiritualidad al español, erige canónicamente Mater Unitatis en la diócesis de Coatzacoalcos como Asociación Pública de Files. Ricardo Fco. elabora los Estatutos y Regla de Vida que será posteriormente entregados a Monseñor Arizmendi, obispo de San Cristóbal de las Casas; para ser finalmente aprobados personalmente por Cardenal Van Thuan durante su visita a Chiapas en noviembre del 2001.


Con esto, y con el apoyo de amigos del naciente Movimiento, y un bienhechor Metodista estadounidense, Brian Haney, dan comienzo los proyectos evangelización y promoción y desarrollo social en Chiapas en 2002; sus beneficiarios son personas de diferentes credos y denominaciones cristianas.

Se promueve la espiritualidad y sus obras en diferentes estados de México y por diversos medios. Llegan las primeras vocaciones laicas autóctonas. Y nace la revista electrónica "En el Camino de la Esperanza".

Pero la cruz no terminaba para nuestro querido cardenal que, desde su liberación, pasó por siete operaciones; tres de las cuales le han ocasionado infecciones que le llevaron a un estado crítico de salud. La penúltima operación, fue el 17 de abril de 2001, en el Saint Elizabeth Medical Center, en Boston, E.U. Y la última operación tuvo lugar el 8 de mayo del 2002, en el Centro de Investigación de tumores de Milán, Italia.

Su condición empeora a principios de junio de 2002, y recibe tratamiento el Hospital Agostino Gemelli. Posteriormente es transferido al Hospital Pío XI para ulterior tratamiento.

Su vida en el exilio, estuvo plagada de invitaciones a predicar retiros y dar su testimonio en un sin número de países y con las más diversas audiencias. Por ejemplo, en la Catedral de Nuestra Señora en Paris, Francia; en varias Universidades, Institutos y Movimientos en México, donde en 1998 predicó ante 50,000 jóvenes en la Plaza de Toros de la Ciudad. En mayo 11 de 1996, recibe el doctorado Honoris Causa de la Universidad Jesuita de New Orleáns, en E.U. Con similares reconocimientos y títulos honorarios fue también galardonado el nueve de junio de 1999 en Roma. La congregación para la Evangelización de los pueblos, le confió también con la responsabilidad de visitar seminarios del otro lado del mar, y de diversos países africanos.

Durante la Cuaresma del 2000, recibe una invitación especial del Papa Juan Pablo II para predicar los ejercicios espirituales en su presencia y a la Curia Romana, en el marco de Gran Jubileo y al inicio del nuevo milenio. Cuando el Santo Padre lo recibió en privado para felicitarlo después de dicha serie de retiros, Cardenal Van Thuan le dijo: “hace 24 años estaba celebrando misa con tres gotas de vino y una de agua en la palma de mi mano. Nunca hubiera pensado que el Santo Padre me recibiera de esta manera... Que grande es nuestro Señor, y que grande es su amor”. En febrero del 2001 fue elevado al Colegio Cardenalicio por el Santo Padre Juan Pablo II, con lo que le vino el mismo nombramiento de la Iglesia de Santa María della Scala, bajo el cuidado pastoral de los padres carmelitas.
El 16 de septiembre del 2002, Nuestro Cardenal Fco. X. Nguyen Van Thuan, tras años de sufrir un fuerte cáncer, da su paso definitivo a la vida eterna, al gozo de la luz eterna, al final del Camino de la Esperanza. Retorna a la Casa del Padre.

Después de los servicios en La Basílica de San Pedro, en Vaticano, para su sepelio, se reúnen Elizabeth Nguyen Thi Thu Hong (hermana del Cardenal), padre Paolo Hien (fiel amigo y secretario particular de monseñor Van Thuan) y Ricardo Fco. Padilla en Roma. Se habla del futuro de Mater Unitatis y la propagación de la obra en otros países.

Autor y traductor: Ricardo Fco. Padilla, Mater Unitatis
Bibliografía:

Bibliografía oficial: Cardenal F.X. Van Thuan, “Prisionero político, profeta de la paz”, Andre Nguyen Van Chau

Biografía de Cardenal Van Thuan (versión original en inglés) editada por VietCatholic. Roma, 16 septiembre 2002. “Coordinating Office of the Apostolate for the Vietnamese in the DiasporaCardinal Francois Xavier Nguyen Van Thuan, President of the Pontifical Council of Justice and Peace”.

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