En los tiempos que corren, en los que parece que todo lo que hay son malas noticias, leo en LifeSiteNews una muy curiosa que no he visto en ningún medio español, así que os la traigo. Todo ocurrió en la madrugada del sábado 7 de enero en el hogar del joven matrimonio McDonald, en Canton, una pequeña ciudad del condado Cherokee, en Georgia (Estados Unidos). La esposa, Sara, embarazada de 7 meses y medio, sintió en el vientre una patada de su bebé -le han puesto Cameron al angelito- que la hizo despertar.
Gracias a esa patada, Sara descubrió que su marido Thomas no respiraba y no tenía pulso. Sara le hizo una reanimación cardiopulmonar a su marido y al ver que no respondía llamó al 911, el teléfono de emergencias en los Estados Unidos. “Él no tenía ni siquiera un latido. Estaba morado de cintura para arriba. Es uno de los momentos más aterradores que he podido pasar”, asegura ella. Según CBS Atlanta, a la llamada de Sara acudieron dos agentes de la Policía de Canton, el oficial Ryan Campbell y el sargento Mike Hales. “Él parecía muerto. No tenía pulso. No tenía respiración”, comentó Hales.
Los agentes depositaron a Thomas en el suelo y empezaron a hacerle masajes cardiacos, aunque no tenían muchas esperanzas de conseguir reanimarlo. “Ya hemos perdido un bebé. No lo podía perder a él”, comentó Sara. Después de más de tres docenas de compresiones, Thomas por fin empezó a respirar y volvió a la vida. Además de mostrarse agradecida a los agentes, Sara hizo la siguiente reflexión sobre esa oportuna patada del pequeño Cameron: “Es como si mi bebé hubiese salvado la vida de mi esposo. Y él ni siquiera ha llegado todavía y ya le ha salvado la vida a su padre”. Sara considera que su hijo es algo más que un regalo: es un salva vidas. “Es una sensación maravillosa y no creo que nadie más pueda decirlo”, asegura la joven madre. Encabezando esta entrada les dejo con una ecografía de Cameron, el protagonista de esta feliz noticia.
¡Solo a El sea la Gloria por siempre!
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