El Papa Benedicto XVI reza el Oficio Divino junto a su hermano, Georg Ratzinger, en una capilla del Vaticano durante su cumpleaños.
El Papa Benedicto XVI reza el Oficio Divino, junto a su hermano, Georg Ratzinger, en una capilla del Vaticano durante su cumpleaños.
Benedicto XVI cumple 85 años. Aunque se desplaza a veces con la ayuda de una pequeña tarima móvil, el Papa teólogo sigue dando muestras de magisterio religioso y de altura intelectual. No muy lejos están las agotadoras y vibrantes Jornadas de la Juventud en Madrid, y reciente, el viaje a Mexico y Cuba, cuyo capítulo de mayor dificultad ha tenido lugar en Cuba, donde ha ejercido una sutil labor mediadora. El papado de Ratzinger está siendo muy importante. Por su defensa de la especificidad de la creencia, que ha distinguido de los mensajes sociales (sin oponerlos a ella), y por su descripción del cristianismo como la religión de la razón. Si los católicos aperturistas sostienen que abrir las estructuras, ordenar mujeres o suprimir el celibato normalizaría la Iglesia en Europa, Ratzinger afirma: la Iglesia en Europa sufre "una crisis de fe" y sin la renovación de la fe "todas las demás reformas serán ineficaces".En otro orden de cosas, el Pontífice sostiene que Europa debería asumir en su diálogo con otras culturas la milenaria tradición cristiana. Ha dado continuidad a la buena relación con los judíos y al combate en defensa de la vida humana y de su entorno más favorable (prepara un nuevo encuentro de las familias, esta vez en Milán). Clarividentes son su crítica a la divinización del beneficio económico, causa de la crisis actual, y su defensa de la paz. Aprovechando que el próximo año católico estará dedicado a la fe, es probable que Ratzinger publique una encíclica sobre dicha temática, que culminaría su magisterio teológico sobre las llamadas virtudes teologales, pilares del cristianismo. El quincuagésimo aniversario del concilio Vaticano II y el sínodo de los obispos sobre la nueva evangelización, que también se celebrarán el año próximo, exigirán del Pontífice enorme dedicación. Por otra parte, Ratzinger ha encabezado la cruzada depurativa en el interior de la Iglesia para extirpar la lacra de la pederastia, que atañe a una fracción minoritaria de clérigos y ha causado escándalo en todo el mundo, indecible dolor en las víctimas y profunda vergüenza entre los católicos. En este sentido, es de subrayar la fulminante apuesta del Pontífice por la expiación y la penitencia por parte la Iglesia, así como por la colaboración con las autoridades civiles.El ánimo de Ratzinger es visible, asimismo, en su labor intelectual: diversos libros sobre Cristo, homilías, encíclicas y discursos. Ahora bien, en el apartado negativo destacan los sordos combates entre fracciones vaticanas, las noticias sobre posible corrupción en la gestión de obras, las habladurías sobre enfrentamientos entre personalidades y la utilización de los medios italianos para dirimir tales rivalidades. A todo ello, se suma la impresión de que el Papa teólogo, entregado a su tarea intelectual, ha abandonado la dirección de la compleja estructura vaticana. Dicha impresión de desgobierno vaticano ha reforzado el rumor de que Ratzinger podría dimitir. El canon 332 del derecho canónico lo permite y existen precedentes medievales. Como el personaje Blanquerna de Ramon Llull, el Papa se retiraría para cumplir su sueño de escribir. Es verdad que sólo Ratzinger podría hacer un gesto de tamaña libertad espiritual, que causaría un gran impacto transformador de la estructura eclesial. El propio Benedicto XVI avaló esta suposición en unas declaraciones en el 2010. Pero, a la luz de los eventos y proyectos que está impulsando, no parece que tenga intención de hacerlo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario