PORTICO AL CIELO

miércoles, 6 de junio de 2012

La Sagrada Eucaristia.

A cerca de la sagrada Eucaristía se pueden hacer miles y miles de artículos y notas al respecto... mas  sin embargo esta reflexión la hago sabiendo  lo poco que participamos en el momento de la santa misa solamente  unos cuantos tienen el valor de recibir a nuestro señor Jesucristo... el resto  estamos  meramente espectadores  aquí les presento algo de este maravilloso alimento para mi alma y fuente de vida eterna... les invito  y me invito a participar de este don divino ....EL PAN VIVO BAJADO DEL CIELO...LA SAGRADA EUCARISTIA, TRISTEMENTE, ALGO QUE HEMOS POCO A POCO OLVIDANDO...revivamos nuestra vida espiritual  y sepamos que sin Jesucristo no somos nada...!!!
¿Por qué es importante que me prepare para recibir la Eucaristía?
Para responder a la invitación del Señor a comer su carne y beber su sangre, el creyente debe estar preparado. San Pablo nos urge a examinar nuestra conciencia. Quien coma el pan o beba el cáliz del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor (1 Co 11,27). Antes de acercarnos a la mesa del Señor, es importante reflexionar sobre nuestra vida, pedir el perdón de Dios por nuestras faltas y, si es necesario a causa de un pecado grave, acogernos a la confesión sacramental.
Algunas encuestas recientes indican que una gran cantidad de católicos no comprenden completamente la Eucaristía y, específicamente, la presencia real de Cristo en el Santísimo Sacramento. Cualquiera sea la causa de esta falta de comprensión de la fe, todos los que se acerquen a la mesa del Señor deben reconocer el significado de sus actos y la importancia de su preparación espiritual. A veces, es tarea de los miembros mayores de la familia, especialmente los padres, analizar con los más jóvenes qué sucede en la Misa y a quién recibimos con la Santa Comunión. En algunas instancias, los abuelos desempeñan un papel único y privilegiado como maestros de la fe, en una época en que la concienciación respecto de la presencia real parece haber disminuido. 

¿Cómo debo prepararme para recibir la Eucaristía?
 
Se ha visto resurgir en muchas parroquias la tradición de que las personas se acerquen a la iglesia temprano, con tiempo para prepararse tranquilamente para la experiencia espiritual de la Liturgia Eucarística y para recibir a nuestro Señor en comunión. Ésta es una buena costumbre, que todos nosotros podemos adoptar como una forma de fortalecer nuestra propia fe y apreciar con mayor profundidad el misterio en el que se nos invita a participar cuando nos acercamos a la presencia de Dios entre nosotros en la Eucaristía. Estos pocos minutos de tranquila preparación tienen el efecto espiritual de hacer de nuestros corazones una "avenida para el Señor . Todo lo que necesitamos es un poco de tiempo para reflexionar, recordar qué estamos haciendo y agradecer a Dios por la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. 

¿Se permite que todos reciban la Eucaristía? 
A menudo, en las bodas, funerales y otras ocasiones religiosas en las que se encuentran presentes personas que no comparten nuestra fe, existe la tentación entre los presentes de evitar cualquier tipo de incomodidad, "invitando" a los no católicos a recibir la Eucaristía. Sin embargo, no se permite a aquellos que no están en plena comunión con la Iglesia, participar en la mesa del Señor como si fueran miembros plenos, que comparten la vida sacramental toda de la Iglesia. El recibir la comunión crea la percepción pública de que se está recibiendo al Señor en plena unidad con la Iglesia católica. Las pautas para recibir la comunión aprobadas por los Obispos de los Estados Unidos se encuentran al final de estas reflexiones.
A fin de ayudar tanto a los católicos como a aquellos que no comparten nuestra fe a actuar en forma apropiada, la Conferencia Nacional de Obispos Católicos ha emitido pautas para recibir la Santa Comunión. Éstas recuerdan a los católicos la necesidad de estar dispuestos en forma apropiada, de hacer ayuno durante por lo menos una hora antes de recibir la Santa Comunión y de estar en búsqueda de una vida de caridad y el amor con sus vecinos. Para otros cristianos, el texto señala que el hecho de que no podamos extender una invitación general para recibir la comunión es una consecuencia de las tristes divisiones de la cristiandad. Los católicos creemos que la Eucaristía es un acto de la comunidad celebrante que significa una unidad de fe, vida y culto de la comunidad. La recepción de la comunión de parte de cristianos no plenamente unidos a nosotros indicaría una unidad que aún no existe y por la cual todos debemos orar.

¿Cómo nos convierte la Eucaristía en el pueblo de Dios? 
De la misma manera que nos unimos a Cristo individualmente a través de nuestra participación en el misterio pascual y al compartir el pan y el vino consagrados, la Iglesia es parte de esta celebración de la Eucaristía como el nuevo pueblo de Dios. Somos un pueblo hecho uno con Cristo y uno con los otros precisamente en la Eucaristía. Es por este motivo que el Catecismo nos enseña que: "La Eucaristía significa y realiza la comunión de vida con Dios y la unidad del Pueblo de Dios por las que la Iglesia es ella misma (1325). 

¿Por qué debemos asistir a Misa y recibir la Eucaristía?
Dado que nos constituimos en la familia de Dios - el pueblo de Dios, su Iglesia - precisamente por nuestra participación en la Eucaristía, no podemos convertirnos en el nuevo cuerpo de Cristo como un miembro pleno y saludable sin compartir la Eucaristía. Cada domingo en que se conmemora el día en que Jesús resucitó de entre los muertos, los fieles se reúnen no sólo para profesar la fe sino también para renovar la vida de Cristo en su interior. Nos reunimos como individuos aislados unos de otros, sólo relacionados con Dios, sino precisamente como la familia de Dios, interrelacionados unos con otros y, a través de la Iglesia, relacionados con Dios, hechos uno en la Eucaristía. 
Por este motivo, la Iglesia convoca a los creyentes a celebrar el gran don de Dios con nosotros en la Eucaristía todos los domingos. El ausentarse de la Eucaristía del domingo es disminuir la propia vida espiritual - la propia comunión con el nuevo cuerpo de Cristo, la Iglesia. Celebramos la Eucaristía como una familia de fe, como la Iglesia, los domingos porque es allí donde encontramos nuestra identidad, nuestra unidad y nuestro ser como miembros del cuerpo de Cristo, miembros de su Iglesia.



Link: http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=22992

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