Esta expresión es muy común de escuchar: "El tiempo sana las heridas"... pero, ¿será realmente el tiempo?, cuántas veces después de pasados los años y convencidos de que la herida ha sanado, si se remueve, puede comprobarse que ha sanado en falso.
El poder de sanar no lo tiene el tiempo, ése sólo lo tiene Dios; sólo Él puede darle sentido a los sinsentidos de la vida, sólo Él puede vendar, tratar y curar definitivamente lo que queda doliendo en el corazón.
Si tus heridas están abiertas, no temas, preséntaselas a Cristo, Él también fue herido y por sus heridas somos curados (1P. 2, 24).
¡Déjate en manos del Médico Divino!
P.Guillermo Serra LC. |
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