“El les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces,
levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande
bonanza.Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste,
que aun los vientos y el mar le obedecen?” (Mateo 8, 26-27). Si te pones a pensar en algún personaje histórico real o ficticio de
toda la humanidad, de esos que han sufrido algún problema con el cual tú
te identificas, tienes que darte cuenta que la mayoría han tenido en su
momento, situaciones en las que no tienen el control de las
circunstancias y llegan a tener la sensación de que todo y todos les han
dado la espalda, en este punto de frustración es el que todos nos
llegamos a sentir vacíos, solos y que nada ni siquiera nosotros mismos
valemos la pena al tal punto que nos sentimos olvidados por Dios. Nos hacemos miles de preguntas intentando encontrar una respuesta.
Sin embargo, las preguntas que realmente importan en ese momento son
estas: ¿Cuál es tu actitud ante lo que te aqueja?; ¿Cómo has decidido
responder ante las circunstancias de la vida?; pero sobre todo, ¿Quién
decides ser ante el verdadero cambio, a la verdadera y única solución
que te presenta Cristo ante las situaciones de tu vida? Debes ser conciente que es tu actitud la que a diario puede marcar la diferencia de manera profunda en tu vida. Entonces lo primero que debes hacer es cambiar tu actitud. A continuación presento los 8 pasos para enfrentar la ‘tempestad’ dentro de nuestras vidas:
Acepta: Una vez decidas cambiar tu actitud, en vez de resistirte, acepta.
Acepta que tú solo, no eres capaz de cambiar las cosas, acepta que
estando y sintiéndote solo no podrás, Dios mismo lo dijo, no es bueno
que el hombre esté solo. Acepta también que las cosas no siempre serán
como tú quieres, como tú deseas que sean, así como dista la tierra del
cielo, así distan mis planes de los tuyos nos dice el señor… y su plan
es perfecto, Dios no te dará cargas que tu no puedas llevar, Dios te
dará lo que necesites siempre y cuando eso te ayude a alcanzar la
santidad, y se lo pidas, y no te resistas a aceptar lo que fue, así le
das poder a eso que te controló, al aceptarlo y soltarlo, tomas el
control, el control de tu vida, pero, OJO. No te digo que te resignes y
te cruces de brazos, si hay algo que puedes cambiar, cámbialo, y eso que
puedes cambiar es tu vida gastada por el mundo.
Aprovecha: Por tanto en vez de resignarte, aprovecha.
Aprovecha las posibilidades y las oportunidades que se te presentan
para actuar y cambiar, para transformar tu futuro, esto es lo que marca
la diferencia entre resignarte al deseo de un verdadero cambio de vida.
Aprovecha hacer lo que esté en tus manos hacer, dejar atrás al hombre
viejo, lo cual es desde ahora y lo ha sido siempre posible, deja de ser solo un efecto vuélvete una causa….
En pocas palabras, sé un testimonio más de que sí se puede, aprovecha
esta oportunidad, está en tus manos lograrlo es Dios quien te dará la
fuerza para dar el siguiente paso.
Asume: No evadas, asume.
Cuando las cosas no son como queremos, es fácil señalar y buscar los
culpables de las cosas. Ya es hora que asumas y reconozcas que muchas de
las cosas que no te han dejado seguir adelante son fruto de tu
colaboración y de tu contribución, pero sobre todo, asume la
responsabilidad para enmendarlo, si evades esa responsabilidad te niegas
la libertad que Dios te ha dado y te niegas el aprovechar de aprender y
descubrir de lo que eres capaz con Jesús como tu Señor, entonces haz
conciencia de que tú puedes dar ese paso y entiende que algunas veces
Dios quita algo que no pensabas perder y te da algo que nunca pensabas
tener, todo obra para bien.
Comprométete: Punto clave, no sólo desees, comprométete.
Sólo así obtendrás el resultado que deseas, deja atrás las actitudes
negativas, y actúa diferente, desear es necesario para ponerte una meta,
pero no es suficiente para alcanzarlo, ese deseo de querer cambiar
combínalo con el compromiso de hacer lo que haga falta para cambiar tu
vida… ¿Qué vas a cambiar? ¿A qué te comprometes? Comprométete a ser el
tipo de cristiano que cuando tus pies toquen el suelo cada día, el
enemigo diga: oh no, se levantó.
Ocúpate: Ya no te preocupes, ocúpate.
Está en tus manos lograr todo lo que te propongas siempre que tu
confianza esté en Cristo, Todo lo puedo en Aquél que me conforta y con
eso digo todo, Dios dice, Ocúpate de mis cosas que yo me ocuparé de las
tuyas, qué más necesitas todo es posible para Dios.
Sé Agradecido: Que nunca se te olvide la fuente de todo, sé agradecido.
Ya sea que tengas poco o mucho nunca des por sentado el hecho de
tener y ya. Tampoco se te olvide lo que verdaderamente llena tu vida y
constituye el factor de que tú puedas cambiar, Jesús. Dar gracias es el
único antídoto ante la desesperanza pues sólo así te das cuenta que
nunca has estado solo y que aunque no parezca, hay abundancia en tu
vida, y así te podrás enfocar en lo que verdaderamente necesitas,
perderás el miedo a la sensación de estar solo, te darás cuenta que
tenías más de lo que pensabas, EXPERIECIAS, AMISTAD, APRENDIZAJE,
OPORTUNIDADES, AMOR, TALENTOS, FORTALEZAS, ¿Qué le podrías agradecer a
Dios?
Confía: Ya no desconfíes, confía.
Si has elegido creer que Dios te Ama, y que su amor es tan grande, que aunque los montes se derritan como la cera su amor por ti nunca cambiará,
ya es tiempo que le digas a tus problemas, lo grande que es Dios, cree
que después de la tempestad viene la calma, acepta que Cristo te da la
capacidad para salir y seguir adelante.
Apuesta: Por último, y lo más importante, puesta por ganar, apuesta por Jesús.
Y deja que Él sea tu guía, pues cuando el guía, Él provee y tu confianza jamás se verá defraudada, haz la prueba y verás qué bueno es el Señor,
porque grande es la recompensa para los que ponen su confianza en Él,
tan solo persevera en su camino tomado siempre de su mano para que
después de haber descubierto su plan y voluntad para contigo, recibas lo
que te ha prometido.
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