Dios publica nuestras buenas obras en su propio muro y nunca las olvida ni las borra
«Cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen
los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser
honrados por los hombres […] Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no
sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará
en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará» (Mt 6,
1-3)
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