Un excelente milagro de las llagas de San Francisco
Hubo en el reino de Castilla un hombre muy
devoto de San Francisco que, al ir a la iglesia de los frailes Menores para
oír completas, le asaltaron unos bandoleros, y sin ninguna
compasión le hirieron tan cruelmente, que cayó casi muerto a sus
pies. Al huir los malhechores, uno de ellos, más cruel, le
atravesó un cuchillo por el cuello de modo que no pudo
quitárselo, y partieron, dejando al herido por enteramente
muerto.
Al clamor de los circunstantes
acudió mucha gente, y todos le lloraron por muerto, sin la menor
esperanza de vida. Le levantaron y llevaron a su casa; y estaban los parientes
con los preparativos para la sepultura, al tocar los frailes a maitines a
medianoche. Al oír la mujer la campana, acordándose que él
acostumbraba ir a maitines a la iglesia de los frailes Menores,
prorrumpió en doloroso llanto y decía:
-- ¡Ay de mí, Señor
mío! ¿Dónde está ahora tu fervor y tu
devoción? ¡Levántate y ve a maitines, que te llama la
campana!
Oyó él este llanto, y
hacía señas con las manos para que le quitasen el cuchillo, que
no le dejaba hablar, e inmediatamente, a vista de todos, le fue quitado
rápidamente sin saber por quién, y se levantó de repente
sano del todo y dijo:
-- Oíd, deudos y amigos míos
queridos, y mirad el admirable poder de San Francisco, de quien fui siempre
devoto, y que ahora mismo sale de aquí. Vino con sus santísimas
Llagas y puso las manos sobre mis heridas; con el olor y suavidad de las Llagas
me confortó y sanó perfectamente. Cuando os indicaba que me
quitaseis el cuchillo de la garganta, porque no podía hablar, él
lo asió y me lo quitó sin ningún dolor y luego
frotó con su mano sobre la herida y me dejó sano como
veis.
En alabanza de Cristo. Amén.
http://www.franciscanos.org/florecillas/apendiceflorecillas.htm
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