Como a los discípulos, a todos nos resulta difícil permanecer en adoración durante una hora sin dejarnos arrastrar por las distracciones o el sueño (¡hay quien califica esto de “ador(mir)ación”!).
Aquí algunos consejos para permanecer una hora en presencia de Jesús-Eucaristía sin quedarse dormido:
Mirar a Cristo con ojos de amor
Para empezar, permite que Cristo te mire. Recuerda que él decidió pasar este tiempo contigo. En este momento, es bueno permanecer de rodillas por un tiempo (si tu salud lo permite) para reconocer tu pequeñez ante el misterio de la encarnación y de la presencia real. Pero recuerda: cualquiera que sea la actitud de tu cuerpo, debe reflejar tu movimiento interior, la mirada de amor que dedicas a Cristo.Esta mirada de amor es la misma del joven hacia su prometida el día de su boda, la de una madre hacia su bebé recién nacido o hacia su hijo o hija que acaba de regresar de un largo viaje. Es una mirada llena de intimidad, silencio, alegría. Esto es lo que debemos buscar cuando nos ponemos en presencia de Jesús-Eucaristía. Y si no sientes nada, debes saber que Él sí. Está infinitamente más feliz de verte de lo que nosotros podríamos estarlo.
Pasar tiempo con Jesús
Si no sabes qué decir o qué hacer, lo importante es pasar tiempo con
Jesucristo, el rostro mismo del amor. Es la base de cualquier relación:
pasar tiempo con el otro. Aprendamos a sentarnos a los pies de Jesús, a
escoger “la mejor parte”, como María de Betania (Lc 10,42). De este modo, podremos abrir nuestros oídos a la voluntad del Señor y rezar con Jesús el Padre Nuestro: “Hágase Tu voluntad”.
Ante el Santísimo Sacramento, puedes rezar con la Biblia. Elige un
pasaje y léelo varias veces. Saboréalo en la boca como si fuera un buen
vino. Esto te permitirá enfocar tus pensamientos en el Señor y no
abandonarte a las distracciones. Pídele también al Espíritu Santo que te
ayude a entender lo que estás leyendo.
También puedes rezar el rosario. La Virgen María amó a Jesús más que
nadie. A través de los misterios del rosario, ella puede ayudarte a
meditar sobre la vida de su Hijo: contemplarlo el día de su nacimiento,
de su pasión, de su muerte y de su resurrección. Ora con ella: ella te
enseñará a hacer “todo lo que él os diga”.
Puede ser beneficioso cantar interiormente. Seguro que tienes un
himno favorito que te sabes de memoria. Es un buen momento para cantarlo
en tu cabeza, para el Señor.
Si a pesar de todo esto estás distraído, no es tan grave. No pierdas
el tiempo ahuyentando tus distracciones: ofrécelas al Señor. Si el sueño
te gana, no malgastes tus energías luchando: “Dios concede el sueño a
sus amados” (Sal 127). Si no aguantas una hora, recuerda que
media hora de culto es suficiente para obtener una indulgencia plenaria
en las condiciones habituales (comunión y confesión en los ocho días,
oración por las intenciones del Papa). O puedes dividir esa hora en
tramos de diez minutos cada día. Lo importante es que hayas dado este
paso de compartir tiempo con Cristo, presente en la Eucaristía.
Por supuesto, aunque el Santísimo Sacramento no esté expuesto, nada
te impide entrar en una iglesia para orar delante del tabernáculo (de
hecho, ¡es muy recomendable!).
¡Venite adoremus Dominum! (¡Venid, adoremos al Señor!)
Sherry Antonetti/Foucauld Boutte
https://es.aleteia.org/2018/09/12/como-quedar-una-hora-en-adoracion/


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