PORTICO AL CIELO

domingo, 2 de diciembre de 2018

Aprendamos algo de la espiritualidad de Oriente... Aplicable a nuestra espiritualidad Franciscana y Católica.


“Dejar ir te libera de cargas, de anclas, y te deja libre para comenzar de nuevo.”
– Eduardo Alighieri

Convivimos constantemente con la frustración de ver suceder aquellos eventos que están fuera de nuestro control. De a poco nos vamos dando cuenta de que nuestra voluntad es contingente, y que no es ella la que determina el curso de las cosas.
El encontrarnos cara a cara con nuestra pequeñez nunca es un momento fácil, y muchas veces puede llevarnos mucho tiempo el entender cuál es nuestro poder de acción en nuestra vida. Sin embargo, cada ley hindú de la espiritualidad nos enseña lo mismo en distintas situaciones: Acepta.
Acepta que hay algo más grande que ti, y que nada de lo que hagas puede confrontar esa Voluntad Superior. La vida seguirá su curso incluso si tú estás detenido peleando contra un evento pasado que no puedes aceptar.
En el transcurso de este ciclo hemos ido hablando un poco de cada ley hindú de la espiritualidad. En esta oportunidad, nos toca la cuarta y última ley.
Y la más determinante de todas.

Cuarta Ley hindú de la Espiritualidad: cuando algo termina, termina

Así es, y no hay nada que hacer al respecto.
El Buda nos enseña que una de las causas fundamentales del sufrimiento es el apego. Muchas veces sucede que determinados eventos del pasado nos detienen en el tiempo. Quedamos parados en el pasado, luchando para no aceptar algo que sucedió. Y este apego a un evento pasado nos pesa y nos lastima infinitamente impidiéndonos aprender y seguir con nuestra vida.
Esta ley hindú de la espiritualidad nos dice que debemos dejar ir los sucesos del pasado. Que mientas nos aferremos a algo que ya no está, no podremos apreciar lo que sí tenemos. La muerte de un ser querido, la ruptura de una relación o la pérdida de un trabajo son eventos que suceden por naturaleza, con los que tarde o temprano tendremos que convivir. Y si no aceptamos lo que esta ley nos enseña, entonces no podremos seguir adelante.
Cuando algo termina, termina. Y no está abierto a negociaciones. Sin embargo, nuestra postura al respecto si nos habilita a crecer y sacarle partido a este tipo de situaciones también.

Aceptar para sanar

Esto no significa que no esté bien llorar la pérdida, o que estar triste esté mal. También superar los eventos pasados consta de un ciclo, y la tristeza es parte fundamental del mismo. Debemos aprender de la tristeza también, y aceptarla para conocerla mejor, pues volveremos a sentirla indefectiblemente en el futuro. Es parte de la vida.
Lo que esta ley hindú de la espiritualidad nos enseña es que no debemos permitir quedarnos para siempre en esa parte del ciclo. La tristeza va y viene, al igual que todo en la vida. Debemos dejarla fluir y seguir adelante. Entiende que cuando algo se acaba realmente, por más importante que sea en tu vida, no retrocederá, pues ese es el sentido opuesto de la Voluntad Superior. Por más que sea tu voluntad.
Acéptalo, y sigue adelante. La vida te trae cosas nuevas a cada momento, y debes aprender a observar el sentido en que fluyen las cosas. Deja que este sentido te atraviese, y aprende a fluir con él. No tienes opción.
Cada ciclo que se cierra da paso a un nuevo ciclo que comienza. La vida misma es un ciclo, y tú también. Deja entonces que los eventos se desenvuelvan como la Voluntad Superior lo determina. Asume tu lugar en el mundo, y acepta humildemente los eventos que te son dados para aprender.
Las leyes hindúes de la espiritualidad se resumen en esto: Acepta. Acéptalo todo. Crece, aprende y evoluciona desde ahí.
Nada fuera de ti puede ser controlado por tu propia voluntad. Así que apunta tu voluntad hacia ti mismo, y deja que lo externo te muestre el camino.


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