Inicia con las vísperas del domingo más cercano al 30 de Noviembre y
termina antes de las vísperas de la Navidad. Los domingos de este tiempo
se llaman 1°, 2°, 3° y 4° de Adviento. Los días del 16 al 24 de
diciembre (la Novena de Navidad) tienden a preparar más específicamente las fiestas de la Navidad.
El tiempo de Adviento tiene una duración de cuatro semanas. Este año
2018, comienza el domingo 2 de diciembre, y se prolonga hasta el 23 de
diciembre. Podemos distinguir dos periodos. En el primero de ellos,
aparece con mayor relieve el aspecto escatológico y se nos orienta hacia
la espera de la venida gloriosa de Cristo. Las lecturas de la misa
invitan a vivir la esperanza en la venida del Señor en todos sus
aspectos: su venida al final de los tiempos, su venida ahora, cada día, y
su venida hace dos mil años.
En el segundo periodo se orienta más directamente a la preparación de la
Navidad. Su nos invita a vivir con más alegría, porque estamos cerca
del cumplimiento de lo que Dios había prometido. Los evangelios de estos
días nos preparan ya directamente para el nacimiento de Jesús.
En orden a hacer sensible esta doble preparación de espera, la liturgia
suprime durante el Adviento una serie de elementos festivos. De esta
forma, en la misa ya no rezamos el Gloria, se reduce la música con
instrumentos, los adornos festivos, las vestiduras son de color morado,
el decorado de la Iglesia es más sobrio, etc. Todo esto es una manera de
expresar tangiblemente que, mientras dura nuestro peregrinar, nos falta
algo para que nuestro gozo sea completo. Y es que quien espera es
porque le falta algo. Cuando el Señor se haga presente en medio de su
pueblo, habrá llegado la Iglesia a su fiesta completa, significada por
solemnidad de la fiesta de la Navidad.
Tenemos cuatro semanas en las que Domingo a Domingo nos vamos preparando
para la venida del Señor. La primera de las semanas de adviento está
centrada en la venida del Señor al final de los tiempos. La liturgia nos
invita a estar en vela, manteniendo una especial actitud de conversión.
La segunda semana nos invita, por medio del Bautista a «preparar los
caminos del Señor»; esto es, a mantener una actitud de permanente
conversión. Jesús sigue llamándonos, pues la conversión es un camino que
se recorre durante toda la vida. La tercera semana preanuncia ya la
alegría mesiánica, pues ya está cada vez más cerca el día de la venida
del Señor. Finalmente, la cuarta semana ya nos habla del advenimiento
del Hijo de Dios al mundo. María es figura, central, y su espera es
modelo estímulo de nuestra espera.
En cuanto a las lecturas de las misas dominicales, las primeras lecturas
son tomadas de Isaías y de los demás profetas que anuncian la
Reconciliación de Dios y, la venida del Mesías. En los tres primeros
domingos se recogen las grandes esperanzas de Israel y en el cuarto, las
promesas más directas del nacimiento de Dios. Los salmos responsoriales
cantan la salvación de Dios que viene; son plegarias pidiendo su venida
y su gracia. Las segundas lecturas son textos de San Pablo o las demás
cartas apostólicas, que exhortan a vivir en espera de la venida del
Señor.
El color de los ornamentos del altar y la vestidura del sacerdote es el
morado, igual que en Cuaresma, que simboliza austeridad y penitencia.
Son cuatro los temas que se presentan durante el Adviento:
Primer Domingo: 2 de diciembre
La vigilancia en espera de la venida del Señor. Durante esta
primer semana las lecturas bíblicas y la predicación son una invitación
con las palabras del Evangelio: "Velen y estén preparados, que no saben cuándo llegará el momento". Es
importante que, como familia nos hagamos un propósito que nos permita
avanzar en el camino hacia la Navidad; ¿qué te parece si nos proponemos
revisar nuestras relaciones familiares? Como resultado deberemos buscar
el perdón de quienes hemos ofendido y darlo a quienes nos hayan ofendido para comenzar el Adviento viviendo en un ambiente de armonía y amor familiar.
Desde luego, esto deberá ser extensivo también a los demás grupos de
personas con los que nos relacionamos diariamente, como la escuela, el
trabajo, los vecinos, etc. Esta semana, en familia al igual que en cada
comunidad parroquial, encenderemos la primer vela de la Corona de
Adviento, color morada, como signo de vigilancia y deseos de conversión.
Segundo Domingo: 9 de diciembre
La conversión, nota predominante de la predicación de Juan
Bautista. Durante la segunda semana, la liturgia nos invita a
reflexionar con la exhortación del profeta Juan Bautista: "Preparen el camino, Jesús llega" y,
¿qué mejor manera de prepararlo que buscando ahora la reconciliación
con Dios? En la semana anterior nos reconciliamos con las personas que
nos rodean; como siguiente paso, la Iglesia nos invita a acudir al
Sacramento de la Reconciliación (Confesión) que nos
devuelve la amistad con Dios que habíamos perdido por el pecado.
Encenderemos la segunda vela morada de la Corona de Adviento, como signo
del proceso de conversión que estamos viviendo.
Durante esta semana puedes buscar en los diferentes templos que tienes
cerca, los horarios de confesiones disponibles, para que cuando llegue
la Navidad, estés bien preparado interiormente, uniéndote a Jesús y a
los hermanos en la Eucaristía.
Tercer Domingo: 16 de diciembre
El testimonio, que María, la Madre del Señor, vive, sirviendo y
ayudando al prójimo. La liturgia de Adviento nos invita a recordar la
figura de María, que se prepara para ser la Madre de Jesús y que además
está dispuesta a ayudar y servir a quien la necesita. El evangelio nos
relata la visita de la Virgen a su prima Isabel y nos invita a repetir
como ella: "Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme?.
Sabemos que María está siempre acompañando a sus hijos en la Iglesia,
por lo que nos disponemos a vivir esta tercer semana de Adviento,
meditando acerca del papel que la Virgen María desempeñó. Te proponemos
que fomentes la devoción a María, rezando el Rosario en familia, uno de
los elementos de las tradicionales posadas. Encendemos como signo de espera gozosa, la tercer vela, color rosa, de la Corona de Adviento.
Cuarto Domingo: 23 de diciembre
El anuncio del nacimiento de Jesús hecho a José y a María. Las
lecturas bíblicas y la predicación, dirigen su mirada a la disposición
de la Virgen María, ante el anuncio del nacimiento de su Hijo y nos
invitan a "Aprender de María y aceptar a Cristo que es la Luz del Mundo".
Como ya está tan próxima la Navidad, nos hemos reconciliado con Dios y
con nuestros hermanos; ahora nos queda solamente esperar la gran fiesta.
Como familia debemos vivir la armonía, la fraternidad y la alegría que
esta cercana celebración representa. Todos los preparativos para la
fiesta debieran vivirse en este ambiente, con el firme propósito de
aceptar a Jesús en los corazones, las familias y las comunidades.
Encendemos la cuarta vela color morada, de la Corona de Adviento.
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