Con razón se
llama Sacramento del altar compendio de las maravillas del Señor, porque es
compendio de los milagros, finezas, virtudes, misericordias, tormentos y oficios
de Jesucristo, que todas son maravillas de su amor. De todas quiere que nos
acordemos, y por eso nos dejó el Sacramento como un compendio o memorial de
ellas.
Milagros de
Cristo
El primer
milagro es convertirse, por virtud de las palabras que dice el sacerdote, la
substancia del pan y del vino en el cuerpo y sangre de Cristo. El segundo
es que los accidentes de pan y vino, cantidad, olor, color y sabor, quedan sin
sujeto que los reciba, porque faltó la substancia de pan y vino, y no se
sostienen en el cuerpo de Cristo. El tercero, que los accidentes de pan y
vino hacen los mismos efectos en quien los recibe, que haría la subtancia. El
cuarto, que Cristo todo entero está en toda la Hostia, y en cualquier parte
de ella; y aunque partan la Hostia, no parten a Cristo, porque queda todo entero
en cualquier parte. El quinto, que Cristo, sin dejar el cielo, está en
todas las Hostias consagradas que hay en el mundo.
Finezas de
Cristo
La primera
fineza de Cristo en el Sacramento, fue, que siendo necesario partirse a donde
está su Padre, buscó medio de quedarse con nosotros a costa de tantos milagros,
mostrando cuanta verdad es lo que dice la Escritura: que sus delicias son estar
con los hijos de los hombres. La segunda, fue quedarse en manjar para
sustento del hombre, lo cual no hacen aún las madres más amantes de sus hijos:
porque algunas, por no morir de hambre, llegaron a sustentar su vida con la
carne y sangre de sus hijos: pero ninguna sustentó los hijos con su misma carne
y sangre. La tercera, darse todo en este bocado; su carne y sangre, alma
y divinidad, para mostrar cuánto ama a los hombres, pues les da cuanto tiene y
cuanto es. La cuarta, querer entrar en nuestro pecho, estar con nosotros,
y que nosotros estemos con Él, según la condición de los amantes, que viven más
donde aman que donde animan. La quinta, mostrar, con dársenos en manjar,
que quiere hacerse una cosa con nosotros por amor, como el manjar se hace una
cosa con quien le come: aunque no ha de ser convirtiéndose él en nosotros, sino
convirtiéndonos en sí.
Pasión de
Cristo
Conságrase el
Sacramento en especies de pan, que se compone de granos de trigo, molidos y
deshechos: y en especies de vino, que resulta de uvas pisadas y exprimidas; para
significar que Cristo, en la Pasión, fue pisado con afrentas y desprecios, y
molido y rasgado con azotes, espinas, clavos y cruz (aunque por estar juntos
viene el cuerpo con la sangre a la Hostia, y la sangre con el cuerpo al cáliz)
para significar que en la Pasión y muerte se dividió la sangre del cuerpo. Mas
no sólo representa el Sacramento los tormentos que ya padeció el Salvador,
también ahora, aunque ya impasible, sufre en la Hostia, y tolera afrentas y
ultrajes de los judíos y herejes, ofensas y sacrilegios de los católicos que
comulgan mal.
Virtudes de
Cristo
Ejercita Cristo
en el Sacramento muy profunda humildad, encubriendo su infinita grandeza
y majestad debajo de las especies de pan y vino. Obediencia pronta,
poniéndose en la Hostia en el mismo punto en que dice las palabras el Sacerdote,
aunque éste sea malo y sacrílego. Paciencia admirable, tolerando no
solamente las injurias de los infieles que no le conocen, mas también las que le
hacen comulgando mal o tibiamente, los que saben quién es. Pobreza
heroica, morando en iglesias pobres, y hasta mezquinas, desaliñadas y sucias.
Constancia invencible, perseverando en la Hostia y cáliz hasta que se
consumen las especies sacramentales, y queriendo estar con nosotros hasta el fin
del mundo, aunque los hombres le traten mal en el Sacramento.
Misericordias
de Cristo
Aquí ejercita
Cristo las obras de misericordia corporales en modo más excelente, porque
da de comer al hambriento y de beber al sediento su mismo cuerpo y sangre;
visita al enfermo para sanarlo, viste al desnudo con la ropa de la gracia,
redime al cautivo de la cautividad de sus pecados, y entierra a los que ya han
muerto al mundo, dentro de sus llagas preciosísimas. También ejercita las
espirituales, porque enseña al ignorante con ilustraciones e inspiraciones,
da consejo al que lo ha menester, perdona las injurias, consuela a los tristes,
sufre nuestras flaquezas y ruega al Padre por nosotros.
Misterios de
Cristo
Representa el
Sacramento de la Encarnación, porque así como se unió la persona del
Verbo hipostáticamente a la naturaleza humana en el seno de la Virgen, del mismo
modo, entrando Cristo en nuestro pecho, se une a nosotros con unión de amor, y
por eso llaman los Santos a la Eucaristía, extensión de la Encarnación.
Representa el Nacimiento de Cristo; pues si entonces apareció la
Divinidad abreviada en el cuerpo de un niño, y fue envuelto en pañales, y
reclinado sobre las pajas en un establo, ahora en una pequeña Hostia, envuelto
en los accidentes de pan y vino, es aposentado en nuestro pecho, que ha sido
establo en pecados. Siendo niño fue adorado de los Pastores, Reyes y
Ángeles, presentado en el Templo, perdido y hallado por María
Santísima y San José, y ahora también es adorado de todos en el Sacramento, es
ofrecido en el templo por mano de los sacerdotes, es perdido de los ojos que
sólo ven los accidentes de pan y vino, y hallado por la fe, que le contempla
debajo de los accidentes. Aquí predica Cristo al corazón, y hace
continuos milagros en los que le adoran y reciben. No solamente representa este
Sacramento la Pasión de Cristo, sino que también es figura de su
Resurrección y Ascensión, porque la blancura de los accidentes
representa los resplandores de gloria de que se vistió en la Resurrección, y la
nube blanca que en la Ascensión le ocultó a los ojos de los discípulos.
Oficios de
Cristo
Se quedó en el
Sacramento para renovar en provecho nuestro los oficios que ejercitó el tiempo
que conversó con los hombres. Es Rey, que teniendo su corte en el cielo,
quiere entrar en mi pecho para que le rinda vasallaje, y le juren por su Rey mis
potencias y sentidos. Es Señor de todo lo criado, que desciende del cielo
para enriquecer al siervo pobre desvalido. Es Juez, que no viene ahora a
juzgarme: me juzgará al fin de mi vida y al fin del mundo. Me absolvió en el
tribunal de la Penitencia y me convida luego a su sagrada Mesa. Es Padre
amorosísimo, que después de estrechar entre sus brazos al hijo pródigo, le
regala con un banquete celestial. Es Médico, que desea curar todas mis
enfermedades y darme la vida eterna. Es Amigo, que me admite a la más
íntima comunicación y después de haberme confiado los secretos que me convienen
saber para mi salvación se me da ahora a sí mismo. Es Sacerdote eterno
según el orden de Melquisedec, que haciendo de mi pecho templo y altar, se
ofrece por mí al Padre debajo de las especies de pan y vino. Es Esposo,
que viene a dar la mano a mi alma y unirse con ella, de modo que yo esté en Él y
Él esté en mí. Es Maestro, que desea ilustrar mi espíritu con sus divinas
enseñanzas. Es Redentor, que visita a su redimido para aplicarle el fruto
de su redención. Es Pastor, que acaricia a la oveja que se había perdido.
Es Santificador, que comunica gracia. Es Abogado con el Padre
celestial, y Protector que continuamente vela por mi bien.
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