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Beato Martín Martínez Pascual presbítero y mártir,
miembro de la Sociedad de Sacerdotes Operarios Diocesanos,
Seguro y Valiente ante sus asesinos
ESTA HISTORIA NOS LA PRESENTA EL RECIENTEMENTE FALLECIDO P.PABLO DOMINGUEZ QUIEN EN UN CONGRESO ENCONTRO ESTA FOTOGRAFIA Y CONOCIÓ LE HISTORIA DE ESTE MÁRTIR DE LA GUERRA ESPAÑOLA ESTA ES LA HISTORIA DE ESTE MÁRTIR DE LA FÉ DE N.S. JESUCRISTO,ESTA ES LA HSITORIA DE FUERZA DE FÉ DE CONFIANZA DE AMOR Y DE PAZ... LA FOTOGRAFÍA CUENTA TODA ESTA HISTORIA DE ESTE TESTIGO DEL RESUCITADO...
SI LA MUERTE NOS TOCARA A LA PUERTA DE NUESTRA VIDA TENDRIAMOS LA MIRADA DE ESTE MÁRTIR DE LA FÉ ?
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El autor de la instantánea es el fotógrafo alemán Hans Gutmann, que posteriormente se nacionalizó español y cambió su nombre por el de Juan Guzmán.
El Sacerdote de la imagen, según informa hoy el semanal Alfa y Omega, sería el beato Martín Martínez Pascual presbítero y mártir, miembro de la Sociedad de Sacerdotes Operarios Diocesanos, que recibió en la misma persecución y en el mismo día -18 de agosto de 1936- la corona de la gloria, según datos de Santopedia, en la localidad de Alcañiz (Teruel) aunque el fotógrafo sitúa el lugar del fusilamiento en la localidad de Siétamo (Huesca), distante unos ciento cuarenta kilómetros de Alcañiz, diferencia que puede deberse al lugar de la sepultura o del Registro civil.
La fotografía la tenía en su despacho el Decano de la Facultad de Teología de San Dámaso,..el P. Pablo Dominguez, recientemente fallecido en accidente de montaña. Según informa Alfa y Omega, preguntado éste por la fotografía afirmó:
“La conseguí en Moscú, en un congreso. Me gustó y, al leer las frases del recuadro, me interesé mucho más. Es la fotografía -lo explicaba brillándole los ojos, se sentía emocionado y con ganas de imitarle; parecía que hablaba de sí- de un sacerdote español, el Beato Martín Martínez, operario diocesano, natural de Valdealgorfa (Teruel), diócesis de Zaragoza. Se la tomó un fotógrafo ruso -hoy sabemos que es alemán- que estaba entre los republicanos, durante la guerra civil española. Fijaos bien en su mirada firme, los brazos en jarras, seguro y valiente… Se la tomaron unos segundos antes de fusilarlo”.
Sin duda, la enorme fuerza de la mirada del sacerdote a las puertas del cielo debió desconcertar a sus verdugos que esperarían de su víctima una actitud menos digna con la que tranquilizar sus conciencias adoctrinadas por los que ahora son llamados en colosal sarcasmo “luchadores por la libertad y la democracia”.
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