En 1943, ya fallecida sor Faustina, el pintor Adolfo Hyla regaló como ex voto a las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia en Polonia un cuadro de Jesús de la Misericordia interpretando la imagen dictada por Faustina. Esta imagen es la que se conoce mas hoy día y la que con su fama protegió del régimen comunista a la imagen que pintó Kazimirowski.
EL ENCARGO DE JESÚS A SOR FAUSTINA
Al anochecer mientras estaba en mi celda, vi al Señor Jesús vestido con una túnica blanca. Tenía una mano levantada para bendecir, y con la otra tocaba la túnica sobre el pecho. De la túnica entreabierta en el pecho, salían dos rayos grandes: uno rojo y otro pálido. En silencio, atentamente miraba al Señor, mi alma estaba llena de temor, pero también de gran alegría. Un momento después, Jesús me dijo: Pinta un cuadro según el modelo que ves, y firma: Jesús, en Ti confío.
(…) Prometo que el alma que venere este cuadro no perecerá. También prometo, ya aquí en la tierra, la victoria sobre los enemigos y, sobre todo, a la hora de la muerte. (…) Deseo que haya una Fiesta de la Misericordia. Quiero que este cuadro que pintarás con el pincel, sea bendecido con solemnidad el primer domingo después de la Pascua de Resurrección; ese domingo debe ser la Fiesta de la Misericordia. Deseo que los sacerdotes proclamen la gran misericordia que tengo para las almas pecadoras. Que el pecador no tenga miedo de acercarse a Mí. (DIARIO de Santa Sor Faustina) Plock, Polonia “22 de febrero de 1931.
“Los dos rayos (de la imagen) significan la Sangre y el Agua. El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas. Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi misericordia cuando Mi Corazón agonizante fue abierto en la cruz por la lanza (…) Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzará la mano justa de Dios” (Diario, 299).
La obra encargada a sor Faustina por el Señor Jesús fue imposible de realizar en términos humanos porque no tenía conocimientos básicos de creación artística. Sin embargo, quería cumplir la Voluntad de Dios e intentaba pintar el cuadro sola, pero sin resultados. Los apremios del Señor Jesús y la desconfianza de los confesores y los superiores causaban un gran sufrimiento personal a sor Faustina. Durante su estancia en Plock (unos 3 años) y en Varsovia, siguió pensando en el incumplido deseo del Señor Jesús, que le hizo sentir la gran importancia que tenía en los Planes Divinos, la misión que le había asignado.
De repente vi al Señor que me dijo: “Has de saber que si descuidas la cuestión de pintar este cuadro y de toda la obra de la Misericordia, el día del juicio responderás por un gran número de almas” (Diario, 154).
Después de profesar sus votos perpetuos, la sor Faustina fue trasladada a la casa conventual de Vilna (25 de mayo de 1933). Aquí encontró la ayuda prometida anteriormente: el confesor y director espiritual, el p. Miguel Sopocko que intentó realizar los deseos del Señor Jesús.
El cuadro con la imagen del Jesús Misericordioso nacía en el ambiente lleno del misterio de los milagros Divinos: las experiencias místicas vividas por Santa sor Faustina. El padre Miguel Sopocko parcialmente le dio a conocer al pintor la misión de la sor Faustina y le comprometió a guardar el secreto. Este pintor muy apreciado y muy culto renunició a su propia concepción artística para representar detalladamente lo que relataba sor Faustina, quien venía al estudio del pintor por lo menos una vez a la semana, durante medio año, para añadir los detalles e indicar los errores.
Quería que la imagen del Jesús Misericordioso fuera igual a la imagen revelada en sus visiones. En el proceso de pintar el cuadro participó activamente el p. Miguel Sopocko – el fundador de la obra, quien, a petición del pintor, posó para el cuadro vistiendo un alba. El tiempo pasado juntos dedicado a pintar fue una oportunidad para una interpretación más profunda del contenido del cuadro. Las cuestiones discutibles resolvía el Mismo Señor Jesús (Diario 299; 326; 327; 344). Muy significativa fue la conversación que mantuvo sor Faustina con Jesucristo sobre el cuadro pintado:
(…) Cuando estaba en el taller de aquel pintor que pintaba el cuadro, vi que no era tan bello como es Jesús. Me entristecí mucho por eso, sin embargo, lo oculté profundamente en mi corazón. (…) la Madre Superiora se quedó en la ciudad para arreglar algunos asuntos, yo volví sola a casa. En seguida fui a la capilla y Iloré muchísimo. Le dije al Señor: ¿Quién Te pintará tan bello como Tú eres? De repente oí estas palabras: No en la belleza del color, ni en la del pincel, está la grandeza de este cuadro, sino en Mi gracia” (Diario, 313).
De esta conversación emana la sinceridad de la persona a la que le había sido concedida una gracia sobrenatural y que en sus vivencias místicas vio la belleza del Salvador Resucitado. El Señor Jesús muchas veces aparecía a sor Faustina en la forma en la que está demostrado en el cuadro (Diario 473; 500; 851; 1046; 1565) y también, en repetidas ocasiones exigió que ese cuadro fuese expuesto para la adoración pública. Eso demuestra que el Señor Jesús aceptó la imagen pintada en el cuadro, santificándolo con su viva presencia.
Durante seis meses Sor Faustina venía al estudio del pintor para dar indicaciones y los detalles del aspecto del cuadro. El Padre Sopocko personalmente se encargó de que el cuadro fuera pintado exactamente según sus indicaciones. El lienzo, sobre el cual se representó la imagen, se ajustó a las medidas de un marco viejo regalado anteriormente por una de las parroquianas.
El cuadro fue pintado durante seis meses, cuando ya estaba listo, el p. Sopocko quería asegurarse de cómo tenía que ser introducido el texto en el cuadro. Pidió a sor Faustina que lo preguntase al Señor Jesús:
“Una vez el confesor (Padre Sopocko) me preguntó cómo debía ser colocada la frase, ya que todo eso no cabía en la imagen. Contesté que rezaría y que daría la respuesta la semana siguiente. Al alejarme del confesionario, y pasando cerca del Santísimo Sacramento, recibí el entendimiento interior de cómo debía ser la frase. Jesús me recordó lo que me había dicho la primera vez, es decir, que estas tres palabras debían ser puestas en evidencia. Las palabras son: Jesús, en Ti confío” (Diario, 327).
“Ofrezco a los hombres un recipiente con el que han de venir a la Fuente de la Misericordia para recoger gracias. Ese recipiente es esta imagen con la frase: Jesús, en Ti confío” (Diario, 327) .
El texto dictado, que constituye un elemento importante de la indicada forma del culto a la Misericordia, fue puesto por el padre Sopocko en una placa colocada en la parte inferior del cuadro. A la petición expresa del Señor Jesús transmitida a sor Faustina, el padre Sopocko pidió el permiso para colgar el cuadro en la Iglesia de San Miguel en Vilna, de la que era rector.
Gracias a los esfuerzos del p. Sopocko, desde el 26 hasta el 28 de abril de 1935, durante las celebraciones finales del Jubileo de 1900 años de la Redención del Mundo en la Puerta del Amanecer en Vilna, la Imagen del Misericordioso Salvador por primera vez fue adorada por una multitud de fieles que participaban en las oraciones. Esa celebración coincidió con el primer domingo después de la Pascua, Sor Faustina participó en ella, y la homilía sobre la Misericordia Divina fue predicada por padre Sopocko, tal como lo había exigido Jesús.
“Durante tres días la imagen estuvo expuesta en público, y recibió la veneración pública porque había sido colocada en la Puerta del Amanecer en lo alto de un ventanal, por eso se la veía desde muy lejos. Durante esos tres días en la Puerta del Amanecer fue celebrada con solemnidad la clausura del Jubileo de la Redención del Mundo, el décimo noveno centenario de la Pasión del Salvador. Ahora veo que la obra de la Redención está ligada a la obra de la misericordia que reclama el Señor” (Diario, 89).
“Cuando esta imagen fue expuesta, vi un movimiento vivo de la mano de Jesús que trazó una gran señal de la cruz. Por la noche del mismo día (…) vi que la imagen estaba pasando sobre una ciudad y aquella ciudad estaba cubierta de redes y de trampas. Jesús, al pasar cortó todas las redes (…)” (Diario, 416).
“Cuando estaba en la Puerta del Amanecer durante las celebraciones en las cuales fue expuesta esta imagen, estuve presente durante el sermón que predijo mi confesor (M. Sopocko); el sermón fue sobre la Divina Misericordia, fue el primero de los que exigía el Señor Jesús desde hacía mucho tiempo. Cuando empezó a hablar de esta gran misericordia del Señor, la imagen tomó un aspecto vivo y los rayos penetraron en los corazones de las personas reunidas, pero no en grado igual, unos recibieron más y otros menos. Una gran alegría inundó mi alma viendo la gracia de Dios” (Diario, 417).
“Cuando terminaba el oficio y el sacerdote tomó el Santísimo Sacramento para impartir la bendición, súbitamente vi al Señor Jesús con el mismo aspecto que tiene en esta imagen. El Señor impartió la bendición y los rayos se extendieron sobre el mundo entero. Vi una claridad inaccesible en forma de una habitación de cristal, tejida de ondas de luz impenetrable a cualquier criatura o espíritu. En la claridad había tres puertas y en ese instante Jesús, con el mismo aspecto que tiene en la imagen, entró en aquellla luz a través de la segunda puerta, al interior de la claridad” (Diario, 420).
La celebraciones de la Puerta del Amanecer en Vilna fueron para la sor Faustina una señal y cumplimiento de las gracias anunciadas anteriormente – una manifestación pública de la fuerza enorme de la Misericordia Divina.
El 4 de abril de 1937, con el permiso del Metropolitano de Vilna, arzobispo Romuald Jalbrzykowski, el cuadro con la imagen del Salvador Misericordioso, tras haber recibido la opinión positiva de los expertos, fue llevado a la iglesia de San Miguel en Vilna, dónde empezaron a rodearlo de veneración cada vez mayor. Según la comisión de expertos convocada en 1941 por la orden del Metropolitano, afirmó que “El cuadro constituye una obra de arte y un ejemplo de arte contemporáneo religioso de valor.” (Protocolo de la Comisión de la evaluación y la conservación del cuadro de Jesús Misericordioso en la Iglesia de San Miguel de Vilna de 27 de mayo de 1941 firmado por expertos: Profesor de la historia de arte dr. M. Morelowski,
Profesor de dogmática padre dr. L. Puchaty y el Conservador padre Dr P. Sledziewski).
En la posterior correspondencia con el p. Sopocko sor Faustina escribe: “Dios me hizo conocer que estaba satisfecho con lo que ya se había hecho. Sumergiéndome en la oración y en la cercanía de Dios sentí en el alma una paz profunda por la totalidad de esta obra. (…) Y en lo que se refiere a esas imágenes (copias pequeñas), (…) La gente las compra, poco a poco, y unas almas ya han recibido la gracia de Dios que ha fluido de esa fuente. Como todo, también esto va a ir lentamente. Las imágenes no son tan bonitas como el cuadro grande. Las compran esos a los que atrae la gracia de Dios” (fragmento de la carta de Cracovia, 21 de febrero 1938).
EL OTRO CUADRO DE JESÚS MISERICORDIOSO
En 1943 – a los diez años de pintar el primer cuadro de Jesús Misericordioso y cinco años después de la muerte de sor Faustina en Cracovia, a la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia vino un pintor, Adolfo Hyla. El artista quería pintar un cuadro y regalarlo a la capilla del convento como un exvoto de agradecimiento por el salvamento de su familia de los accidentes de la guerra.Las hermanas propusieron que pintara el cuadro de Jesús Misericordioso. Le presentaron al artista como un modelo una reproducción del primer cuadro pintado por Kazimirowski en cooperación con sor Faustina. Adjuntaron también la descripción del cuadro del Diario de Santa sor Faustina. Sin embargo, el artista hizo el encargo según su propia idea.
Porque el tamaño del cuadro regalado no encajaba en el altar de la capilla de las hermanas, la Madre Irene Krzyzanowska encargó otro cuadro. Este cuadro fue consagrado en 1944 y puesto en la capilla del convento de Cracovia donde es adorado hasta hoy.En este cuadro la imagen de Jesús Misericordioso en el fondo había un prado y arbustos que se veían a lo lejos. Por intervención del padre Sopocko en 1954, el fondo del cuadro fue cubierto con pintura oscura y debajo de los pies del Señor Jesús se pintó un suelo.
El cuadro regalado por Adolfo Hyla como exvoto de agradecimiento fue expuesto en la iglesia parroquial del Corazón Divino en Wroclaw (Polonia). Esta iglesia está relacionada con la Casa de la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia.
Después de la segunda guerra mundial el primer cuadro de Jesús Misericordioso pintado por el artista Eugenio Kazimirowski en Vilna (Lituania) en cooperación con sor Faustina, permaneció en el territorio de la Unión Soviética, donde miles de personas tuvieron que ocultar su fe en Dios durante decenas de años a causa de severas persecuciones de los católicos. El cuadro también permanecía escondido, y su origen extraordinario también se mantenía en secreto.
Quizás la divulgación en Polonia de otro cuadro, fue una providencial distracción de la atención a la milagrosa Imagen Santa (como la llamó Juan Pablo II en 1993 en Vilna). En aquellos tiempos no había otra posibilidad real de salvarla.
Indudablemente el cuadro pintado por Adolfo Hyla ayudó mucho en el desarrollo del culto de la Misericordia Divina. Lo confirman los testimonios de las gracias recibidas por su intercesión. Sin embargo, su popularidad no disminuyó el valor del primer cuadro pintado en Vilna – exactamente según el modelo trasmitido por el Señor Jesús. Después de una larga espera el cuadro llegó a ser dignamente expuesto en el altar central del Santuario de la Misericordia Divina en Vilna, donde, rodeado de la oración de las hermanas y de los peregrinos que vienen a verlo, es venerado públicamente.
Fuente: www.misericordia-divina.com
1 comentario:
Comparto sitio web:
www.jesusdivinamisericordia.org.mx
donde se encuentra una Imagen de Jesús Misericordioso pintada en México recientemente, copia de la primera en Vilna 1934.
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