PORTICO AL CIELO
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martes, 1 de mayo de 2012
Donde el corazón te lleve.
El ser humano es, ante todo, un ser con corazón. Sus motivaciones más profundas se encuentran enraizadas en él, pues éste en última instancia es quien las pone en movimiento. Me viene a la memoria el título de aquel fabuloso libro de Susana Tamaro: Donde el corazón te lleve. Obviando la belleza del relato, quiero centrarme en el título en sí, pues muestra la necesidad que tenemos de conectar con nuestro propio corazón y con una actitud de escucha hacía éste. A veces nos resulta extremadamente fácil perdernos en divagaciones mentales. Demasiado pensar nos aturde, genera pesadez y falta de claridad en nuestra vida. Dejamos de lado las intuiciones que se filtran a través del corazón a cambio de pensar que tan sólo son corazonadas. Sin embargo, es desde el corazón desde donde somos llevados, desde dónde amamos y queremos… ¿desde dónde soñamos?
La imagen de personas que, en apariencia, parecen frías e insensibles aparece ahora en mi mente. Imagino que todos conocemos a alguien así, ante el que nos cuesta estar, sobre todo si somos muy emocionales. Pareciera como si su frialdad congelara nuestro calor. Lo curioso de esto es que, en el fondo de esos rostros, reside un momento el que el corazón de estas personas tuvo que helarse para poder salir adelante en la vida. Se endurecieron y su corazón se hizo como de piedra. Pero en el fondo, dentro de ellos reside una chispa cálida que espera el momento de ser aliviada. Quizá cada uno de nosotros, con su modo de ser cariñoso, cercano, atento, pueda ofrecer la medida de calor necesaria para brindarles una nueva posibilidad de sentir. A pesar de nuestros actos, a pesar de nuestras incoherencias, de nuestra falta de miramiento ante algunas situaciones… a pesar de todo, ante todo, somos seres con corazón.
En este momento me viene la fantasía de poder preguntarte cuándo fue la última vez que escuchaste con atención esas palabras tan cálidas con las que habla tu corazón, cuándo lo sentiste. Juego con esta idea mientras me doy cuenta de que la pregunta también resuena en mí, es para mí. Sonrío… ¿también tú sonríes? Las obviedades que poseen lucidez porque encierran una verdad siempre hacen sonreír. Es normal que se dibujen sonrisas cuando las personas nos sentimos protagonistas de algunos de los absurdos que tanto trabajo nos cuestan extinguir de nuestra vida. Es mejor saber reírse que estar continuamente lamentándonos de algo.
Donde el corazón te lleve… ¿dónde dejas que te lleve? ¿Hacía dónde dirige tu mirada? Sentirse dichoso reside en la capacidad de escucha, en ser capaz de estar atento a las señales de nuestra vida. El corazón es como una pantalla donde se revela la verdad de lo que sentimos, la verdad de lo que somos.
José Chamorro.
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