La tarde de Pascua es atacada con temblores nerviosos que durarán seis semanas. Al vivir durante seis meses con la angustia de estar abandonada por su segunda madre, cae en un comportamiento regresivo, deseando ser "mimada como un bebé".
Toda la familia se moviliza para obtener del cielo la curación de Teresa.
Sumamente afligida, rezó con fervor a una imagen de Nuestra Señora de las Victorias que tenía junto a su cama, rogándole su pronta curación. Y así sucedió. Nuestra Señora de la Sonrisa ayuda a los afligidos por la pena, la enfermedad y la depresión, intercediendo por aquellos que las padecen.
El 25 de marzo de 1883, mientras se hallaba en casa de sus tíos maternos. La niña solo tenía diez años y hacía cinco que había perdido a su madre, Celia Guérin.
La enfermedad la tenía angustiada, más, después de la recaída que había experimentado el 7 abril, al día siguiente de que su querida hermana Paulina tomase los hábitos. Y postrada se hallaba en su cama cuando deses-perada y abatida por su condición, volteó su rostro hacia la imagen de Nuestra Señora de las Victorias que se hallaba sobre su mesa de luz y le imploró por su pronta curación.
La imagen sonríeRogaba Santa Teresita a la Madre de Dios suplicándole piedad cuando, repentinamente, vio que el rostro de la bendita imagen le sonreía dulcemente.
De pronto, la Santísima Virgen me pareció hermosa, tan hermosa, que yo nunca había visto nada tan bello. Su rostro irradiaba una bondad y una ternura inefables. Pero lo que me caló hasta el fondo del alma fue su encantadora sonrisa”.
En ese momento, todas las penas de Teresa se disiparon y dos gruesas lágrimas de emoción corrieron por sus mejillas.
“¡La Santísima Virgen me ha sonreído! Qué feliz soy!”.
Santa Teresita de Lisieux necesitaba un milagro para curar sus males y el mismo llegó de la mano de la Virgen de las Victorias, de la que era fiel devota.
A partir de ese día, la imagen que Santa Teresita tenía sobre la mesa de luz, pasó a ser llamada “Nuestra Señora de la Sonrisa” quien, desde lo más profundo de su corazón, sonríe a los deprimidos y los enfermos de cuerpo y espíritu, aliviando sus dolencias y transmitiéndoles paz. Y es que al sonreír, la Reina del Cielo cicatriza nuestras heridas, alivia los dolores, calma los sufrimientos y escucha las súplicas.
Su sonrisa transmite amor, disipa los temores, ablanda los corazones más duros, reflota las esperanzas e infunde valor.
Desde aquel milagroso día, Santa Teresita tuvo a esa imagen permanentemente a su lado hasta el día de su muerte el 30 de septiembre de 1897, en Lisieux
Oración:
Como Teresita, busquemos la alegría y la ternura en nuestra Madre de la Sonrisa, que con su auxilio nos trae la salud psíquica y espiritual. Y sobre todas las cosas nos enseña como llegar a JESÚS para amarlo de verdad.
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