En el mundo del “shopping” estadounidense existe un día conocido como “Black Friday”. Es el día siguiente a la fiesta de Acción de Gracias (thanksgiving) y se caracteriza porque muchas tiendas realizan ofertas especiales de sus productos con ocasión del inicio de la temporada de “shopping” natalicio.
El video de hoy es una grabación amateur de lo que ocurrió en el Walmart de Moultrie, Georgia (USA) el último “Black Friday” (16 de noviembre de 2012). No es una grabación post-apocalíptica de personas luchando por alimentarse después de días de forzado ayuno, no. Son personas, sí – en estas condiciones vale la pena hacer la aclaración – luchando, insultándose y hasta mordiéndose (véase el minuto 1:10) por un Smartphone con descuento y un plan pre-pago de uso ilimitado. ¡Genial!
Elementos apostólicos
1. El video evidencia la tristísima prioridad que están teniendo los objetos y la (anti)cultura del bienestar por encima de los valores e incluso de las personas. Si somos capaces de herirnos, atropellarnos y renunciar momentáneamente a nuestra humanidad para poder hablar más minutos pagando 6 centavos menos por llamada, entonces hay algo que no está bien. Hay algo en nuestra cultura que se nos está quebrando y hay que solucionarlo pronto.
2. El video nos invita a hacer una tristísima proyección. Si somos capaces de portarnos como animales por un Smartphone con $20.00 dolares de descuento cuánto más seremos incapaces de controlarnos cuando hayan intereses mayores en juego; cuando nos toque un cargo público en la vida política de un país, cuando como juez me encuentre delante de un soborno, cuando el aborto brille como la opción más económica, etc. Yo me pregunto, ¿cuál es la estructura moral que tiene nuestra sociedad para contener a la (anti)cultura individualista y hedonista que viene alimentando hace ya varios años? ¿Podrán la “libertad” (individualista) y la “tolerancia” (del pensamiento débil) fungir como diques en esta historia? Lo dudo. Entonces, ¿quién?…
3. El video es también una tristísima advertencia para todos nosotros. En el ambiente en el que vivimos, por muy católico que sea, nadie puede considerarse impermeable a las ideas, anti-valores y errores de una sociedad consumista. La influencia que esto ejerce sobre nosotros solo puede ser combatida con un denodado esfuerzo por conocer y encontrarme profundamente con el Señor Jesús. La Navidad, cuando Dios se hace hombre y decide mostrarse al mundo en un pesebre, es un precioso tiempo para reorganizar nuestro corazón y nuestras prioridades. En las condiciones difíciles del nacimiento del Señor podemos cuestionarnos sobre lo realmente importante en la vida, por lo central, por el sentido y prioridad del amor y de la humildad, por la grandeza de corazón que pone al centro a los demás y no a sí mismo, y así encuentra el auténtico “bien-estar”. En conclusión, una auténtica vivencia del misterio de la Navidad sana el corazón descentrado del “Black Friday”; dejemos que sane también nuestros corazones.
Preguntemonos hermanos:
¿Estoy preso por el consumismo?
¿Cuanto estoy influenciado por el consumismo?
¿Qué virtudes católicas se oponen a un fenómeno de este tipo?
¿Por qué la promoción de una cultura más cristiana es capaz de detener las consecuencias de una sociedad individualista y hedonista?
http://catholic-link.com/2012/11/27/cuando-al-consumismo-deshumaniza-tristisimo-video/
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