GUARDIA: Pónganse todos de pie. Va a entrar la
honorable juez de esta comunidad.
Tomen asiento.
JUEZ: Nos encontramos
reunidos este día en este tribunal para llevar a cabo el juicio más importante
y trascendental de la historia. Aunque
el delito se realizó hace muchísimos años… casi 2000, la justicia debe hacer su
labor. Y para eso contamos con la ayuda de un excelente equipo jurídico. Vamos
a interrogar, descubrir y castigar al
criminal más grande de la historia. Procesar al verdadero culpable del horrible
crimen que llevó a Jesucristo a la muerte.
Concedo la palabra al señor fiscal.
FISCAL: No hay nadie más responsable de la muerte de
una persona, que el causante directo de la misma. Por eso cito a este tribunal
al soldado que hirió el costado de Cristo con su lanza. Traigan al centurión romano.
GUARDIA: Promete decir la
verdad y solo la verdad.
CENTURION: Prometo
FISCAL: Señor Centurión se
le acusa de ser el responsable de la muerte de Cristo, ¿que tiene que decir al
respecto…?
CENTURION: Yo no soy el
culpable, no soy el responsable de su muerte
FISCAL: ¿Qué dice? ¿Cómo puede negar los hechos
cuando hubo cientos de personas que le vieron traspasar el costado de la víctima.
CENTURION: Le repito que
yo no soy el culpable. Usted sabe que los soldados estamos obligados a obedecer
las órdenes de nuestros superiores. Yo no tenía nada contra ese hombre. Pilatos
fue el que ordenó que hiciéramos todo aquello. Yo soy inocente… Se lo aseguro. Pilatos
es el verdadero culpable.
FISCAL: Usted trata de
evadir su responsabilidad y su culpa, acusando a otra persona. No creo en su
inocencia, pero tendremos en cuenta su declaración… Puede usted retirarse. (el centurión se retira escoltado por el
guardia) El acusado a lanzado una nueva
acusación alegando que es inocente. Es necesario poner en claro este asunto. Y
con los derechos que se me otogan y como fiscal de este tribunal pido la
presencia de Pilato en la sala.
GUARDIA: Promete decir la
verdad y solo la verdad.
PILATOS: Prometo
FISCAL: Señor Pilatos, todas las pruebas lo señalan a
Usted como principal responsable de la muerte de Cristo. Este tribunal espera
que usted no niegue su culpabilidad y confiese como fueron los hechos
PILATOS: Yo no soy el
culpable de la muerte de ese inocente. El pueblo es el culpable … ya que ellos
pidieron a gritos su muerte. Yo trate de salvarlo… Pero él se decía el rey de
los judíos y los sacerdotes pedían su muerte, y yo no pude hacer nada para
salvarlo. Incluso me lave las manos para manifestar mi inocencia en este
asunto. Yo no soy responsable de ese crimen… el verdadero culpable es el pueblo
que pidió su muerte.
FISCAL: Eso sí que es increíble… con tal de eludir su
responsabilidad acusa a un pueblo entero… y cree que con solo lavarse las manos
esquivará su responsabilidad de la sangre de ese inocente. Señores del jurado
creo sinceramente que este hombre es el culpable y exijo que se le dicte
sentencia inmediatamente…
DEFENSOR: Protesto, Señor Juez… el señor fiscal trata de
coaccionar al jurado con sus exigencias.
JUEZ: Haga el favor de esperar su turno para
hablar. Señor Pilato, ¿tiene algo más que alegar en su defensa?
PILATO: Repito que soy
inocente. El pueblo fue el que pidió su muerte, yo solo quise evitar una rebelión.
Soy inocente… y si hace falta me vuelvo a lavar las manos…
JUEZ: Puede
retirarse. Este caso se complica. Nadie
quiere aceptar su culpabilidad. Y no
solo eso… sino que cada uno trae una nueva acusación. En todos mis años de
servicio no había vivido un juicio como esté…
DEFENSOR: ¿Continuamos con
el juicio o suspendemos el hasta tener más pruebas?
JUEZ: No…. Hagamos comparecer a uno del pueblo, y
sigamos hasta aclarar algo.
GUARDIA: Promete usted decir la verdad y solo la
verdad.
PUEBLO: Lo prometo
FISCAL: Se le acusa a usted, junto con los demás
miembros de su pueblo de ser los causantes de la muerte de Cristo, debido a las
provocaciones y manifestaciones que forzaron a Pilatos a dar la orden de
muerte. Confiese los motivos que lo llevaron a usted y a los suyos a pedir la
muerte de Cristo.
PUEBLO: Nosotros no somos los culpables… pues los
sacerdotes eran nuestros dirigente espirituales y ellos decían que ese Jesús no
era más que un impostor.
FISCAL: Así que unos sacerdotes eran sus guías. Pero
¿qué acaso eran ustedes ciegos para no ver
que condenaban a muerte a un inocente? ¿No sabían que Barrabas era un
ladrón y un asesino?, y no obstante pidieron que lo soltaran en lugar de Jesús.
El cual solo les había hecho el bien. Hay que estar ciegos o ser cómplices para
no ver estas cosas. Y como estoy seguro de su complicidad pido que se tome en
cuenta para cuando se de el fallo definitivo.
PUEBLO: Les aseguro que somos inocentes. Yo acuso a
los sacerdotes de ser los culpables, ya que ellos nos alentaron en contra de
Cristo.
JUEZ: ¿Tiene algo más que decir?
PUEBLO: No
JUEZ: Bien… Puede retirarse.
FISCAL: En vista de que no
hemos podido sacar en claro la verdad, y
para que se defienda de las acusaciones. Cito al sumo sacerdote Caifás.
GUARDIA: Promete decir la
verdad y solo la verdad.
CAIFÁS: Prometo
FISCAL: Señor Caifás, como
miembro distinguido del sanedrín tenía usted una gran influencia sobre el
pueblo; influencia que podía llevar al pueblo a hacer manifestaciones y pedir
cosas, que de no ser por su intriga y astucia, el pueblo no hubiera nunca
realizado
DEFENSOR: Protesto, Señor Juez. Que borren las
insinuaciones del señor Fiscal
JUEZ: Denegada la
protesta. Puede continuar, Señor Fiscal
FISCAL: Muchas gracias, Señor Juez. Quisiera que
Caifás confesara y nos dijera el plan que realizaron para matar a Cristo.
CAIFÁS: Mire, Señor
Fiscal, los sacerdotes velamos para que el pueblo no pierda sus tradiciones y
no se desvíe de lo que nosotros le enseñamos…y eso precisamente es lo que ese
individuo hacía… trataba de enseñar cosas raras y sofisticadas… como lo de amar
y perdonar a todos sin tomar en cuenta la ley del talión… ojo por ojo y diente
por diente….
FISCAL: Este es el colmo…
Así que usted acusa a Jesús a ser el culpable de su propia muerte por alejar al
pueblo de sus tradiciones. Dígame, Señor Caifás… ¿entre esas tradiciones está
la de encarcelar, torturar, y matar a víctimas inocentes? Esto es una verdadera
burla… confiese de una vez y déjese de rodeos.
CAIFAS: Usted, perdone, Señor Fiscal. No quise decir
que Jesús fuera el responsable de su propia muerte… Fue Judas el que lo entregó
en nuestras manos. El es el responsable. Condénenlo a él.
FISCAL: Es cierto que
Judas lo traicionó… pero no es menos cierto que ustedes le ofrecieron 30
monedas de plata en pago de su traición. Lo que no los libra de la culpa.
Tomaremos en cuenta su declaración. Era de esperar que ustedes buscaran otro
culpable. Con lo que ha dicho nos es suficiente. Puede retirarse.
JUEZ: Esto es increíble… tenemos pruebas
suficientes para condenarlos a todos. Pero aun no aparece el verdadero
culpable. ¿Qué podremos hacer?
FISCAL: Señor Juez…
necesitamos hacer comparecer al nuevo acusado.
JUEZ: Está bien… que pase
Judas Iscariote.
GUARDIA: Promete usted decir la verdad y solo la
verdad.
JUDAS: Lo prometo
FISCAL: Judas Iscariote, después de interrogar a
varios acusados y cómplices en este crimen, todas las pruebas lo señalan a
usted como principal culpable de la muerte de Cristo. Es inútil que intente
acusar a otros más… Estoy seguro que no hay nadie más a quien pudiera acusar.
JUDAS: Yo no sé lo que
hayan dicho los demás. Pero lo que puedo decir que yo no soy el culpable. Yo
solo vi que podía poner en el fondo común algo de dinero. Y como el tenia poderes
sobrenaturales, pensé que podría librarse como en otras ocasiones… pero yo no
soy el culpable… soy inocente.
FISCAL: Así que en vez de confesar que su acción lo
llevo a traicionar al maestro nos dice que lo hizo con el fin noble de engrosar
el fondo de la comunidad. Esto es
increíble… hasta donde llega su desvergüenza.
JUEZ: Bien, Señor Judas, ¿alega
usted algo más?
JUDAS: No.
JUEZ: Puede retirarse. Señores del jurado, este tribunal se siente
frustrado, porque aunque hemos interrogado a muchos posibles acusados, han
eludido su responsabilidad siendo todos culpables. Hay pruebas para condenarlos
a todos. Pero el propósito fundamental de este juicio ha fracasado… no hemos
encontrado al responsable principal de la muerte de Jesús… Y a mi mente acude una pregunta
¿Quién es el responsable
de la muerte de Cristo? ¿Por culpa de quien muró el Hijo de Dios?
ACUSADOR: Señor Juez, Señor Juez, un momento… Yo se
quien mató a Cristo…
JUEZ: ¿Dice usted que sabe
quien mató a Cristo? Explíquese.
ACUSADOR:
Señor Juez, a Cristo no lo mataron los
latigazos que le dieron sus verdugos. No lo mataron los clavos que
atravesaron
sus manos y pies… no lo mató la cruel lanza que se clavó en su costado.
No lo mató nada de eso…. A Cristo lo maté yo…(SILENCIO) y también
Usted. Y todos los que estamos aquí somos culpables. Y tengo un fiel
testigo
que respalda mi declaración… Y está ahí en ese libro sobre el cual todos
han
jurado decir la verdad.
Aquí en la santa Palabra
de Dios, la Biblia, el profeta Isaías respalda lo que he dicho, en el Capitulo
53 y los versículos cuatro y cinco… Ciertamente El llevó
nuestras enfermedades, y cargó con nuestros dolores; con todo, nosotros le
tuvimos por azotado, por herido de Dios y afligido. Mas El fue herido por nuestras
transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestras
culpas, cayó sobre El… Por eso Señor Juez, por los padecimientos que tuvo que
pasar el Hijo de Dios, repito en esta sala que todos somos culpables de la muerte del Hijo de Dios.
JUEZ: Han visto ustedes,
señores, miembros del jurado, como por fin ha salido el verdadero culpable en
la persona de cada uno de nosotros los presentes. Una gran responsabilidad pesa
sobre nuestros hombros… una muerte provocada por nuestros pecados.
Ahora el veredicto de
culpabilidad ha caído sobre todos nosotros. Voy a dictar sentencia… En el libro
de la ley, en la Carta a los Romanos, capitulo seis versículo 23, dice
claramente que el salario del pecado es la muerte. Por lo tanto… La sentencia
es…
DEFENSOR: Momento… es que acaso se han olvidado ustedes
del derecho y autoridad que me corresponden por el cargo que yo represento. Dos
ocasiones he pedido la palabra y en las dos he sido rechazado.
En uso de mis derechos,
por tanto… exijo que se me escuche.
JUEZ: Tiene usted la palabra, Señor abogado.
DEFENSOR: Es verdad que
todos somos culpables por la muerte de Cristo, porque todos somos pecadores. Es
muy cierto que la carta a los romanos dice que la paga del pecado es la muerte.
Pero usted, Señor Juez ha omitido la segunda parte que dice, más el regalo de
Dios vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro. La culpa de muerte que tu y yo
merecíamos ha sido pagada por nuestro sustituto… En la vida y la muerte del
Hijo de Dios hemos podido ver claramente que la justicia de Dios no destruye su
misericordia.
Cristo murió en la cruz
por nuestros pecados… La sangre que derramó por nosotros no ha perdido su
poder, todavía puede perdonarnos de nuestros pecados… y es nuestra única
esperanza.
En la primera carta de
Juan Capitulo 2 versiculo 2 encontramos el resumen de todos lo dicho: “Hijitos
míos les escribo esto para que no vayan a pecar. Pero si alguno cae… como
abogado tenemos ante Dios a Jesucristo, el justo. Y ese inocente y justo se
presentará ante el Padre para representarnos a nosotros, culpables e injustos…
El presentará ante el Padre su sangre derramada en la cruz del calvario por
nosotros a fin de que recibamos el perdón y la vida eterna. Por todas estas
verdades y todas las buenas noticias que contiene este santo libro, la Biblia,
me atrevo a decir que este tribunal es incompetente para juzgar este caso.
Eso es todo lo que tengo
que decir.
JUEZ : Es cierto cada uno
de nosotros es digno de muerte, pero Cristo ha pagado por nuestra culpabilidad…
de nuestra parte está el ser absuelto por el tribunal celestial… solo hay dos
caminos… o rechazamos o aceptamos a Cristo como
nuestro salvador.
El caso ha concluido… este
tribunal no es competente para juzgar la culpabilidad de cada uno de nosotros…
solo en el tribunal del cielo seremos salvados o condenados… Cristo ya ha hecho
su parte… nos falta a nosotros hacer la nuestra… caso cerrado.
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