jueves, 14 de mayo de 2015

13 de mayo Apariciones de Nuestra señora de Fátima.


Hoy celebramos que la Virgen María se pareció en Fátima, Portugal, en 1917, a los pastorcitos Lucía, Francisco y Jacinta, para comunicarles un secreto en tres partes: Las dos primeras, con una visión del infierno, nos invita a evitar terminar en él, frecuentando los sacramentos de la Eucaristía y la Confesión, y practicando la devoción al Corazón Inmaculado de María a través del rezo del Santo Rosario. También anunciaba que, si la humanidad seguía por el mal camino donde iba, se desataría la 2ª guerra mundial y que Rusia, adhiriéndose al totalitarismo comunista, provocaría grandes daños.
La tercera parte del secreto se hizo pública en el año 2000 por disposición del Papa Juan Pablo II, con una interpretación de la Congregación para la Doctrina de la Fe, confirmada por Sor Lucía. La visión que tuvieron los niños en Fátima no es una especie de película sobre el futuro fijado de forma irremediable, sino una invitación a tomar conciencia de lo que podría pasar si seguimos por el camino equivocado, y así decidirnos a corregirnos a tiempo eligiendo el bien.
La Montaña y la ciudad simbolizan la historia humana en su ascenso a la unidad y al progreso, en medio de peligros y amenazas. La Cruz en la cima recuerda que Cristo es meta y punto de orientación; el Obispo vestido de blanco que camina sufriendo con otras personas, simboliza el dolor de los testigos de la fe del siglo XX, guiados por los Papas; la visión del Papa que es muerto anunciaba el atentado del que fue víctima Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981, y del que él mismo afirmó: “Fue una mano materna a guiar la trayectoria de la bala y el Papa agonizante se paró en el umbral de la muerte” (13 de mayo de 1994). Esto prueba una vez más que no existe un destino inmutable, y que la fe y la oración pueden influir en la historia, ya que son más poderosas que las balas y las divisiones.
Lo que es vigente del “tercer secreto” es la exhortación que nos hace la Madre de Dios a la oración, a la penitencia y a la conversión. Jesús nos ha dicho: "en el mundo padecerán tribulaciones, pero tengan confianza; yo he vencido al mundo" (Jn 16,33). El mensaje de la Santísima Virgen María en Fátima nos invita a confiar en esta promesa.

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