Milagro de San Francisco en España
Hubo en España un señor rico
y noble, dueño de una fortaleza. Devoto de San Francisco, lo mismo que
su mujer, daba hospedaje a los frailes y era su principal bienhechor.
Como no tenía herederos, por ser
estéril la esposa, hicieron voto a San Francisco que, si les alcanzaba
sucesión, le servirían con toda su casa y darían
hospitalidad a todos los frailes de su Orden perpetuamente. Favorecióles
desde lo alto el bienaventurado Padre San Francisco y les alcanzó de
Dios un hijo.
Sucedió que, cuando tenía
este niño ocho años, un día salió su madre temprano
a la iglesia, como acostumbraba, dejándole dormido en casa. Cuando
despertó y vio que era de día, se levantó, y
dirigiéndose luego a la huerta, subió a un árbol a comer
cerezas, que a la sazón estaban maduras. Pero inclinándose
descuidadamente, cayó del árbol sobre unas estacas agudas y
quedó clavado en una, que le entró por el vientre y salía
por el dorso.
Volvió de la iglesia la madre, y
advirtió que el niño se había levantado; pero al creer que
estaría, como otras veces, con los sirvientes, no pensó en
buscarle hasta que tuvo la mesa puesta para comer con su marido.
Buscándole entonces, y llamándole por todas partes los criados,
entraron por fin en la huerta, y viéndole así desgraciadamente
muerto, avisaron a los padres.
Corrieron éstos con dolor y llanto,
y hallaron a su hijo ya muerto y atravesado en la estaca. Sacáronle de
allí, y entre alaridos de dolor le llevaron a casa, y estaban al lado
del cadáver, transidos de pena por la desgracia, e invocaban a San
Francisco, cuando les anunció el portero que venían derechos
hacia el castillo dos frailes Menores.
Al oír esto los padres del
niño, encargaron que nadie diese muestras de pena ni de llanto, sino que
todos les acompañasen a recibir a los frailes con alegre semblante, como
acostumbraban, y que preparasen agua para lavarles los pies.
Retiraron el cadáver a otra
habitación interior, salieron al encuentro de los frailes, les
recibieron con mucho agrado y benignidad y les lavaron los pies.
La señora hizo llevar el agua en que
les había lavado los pies a la habitación donde yacía
muerto el niño, invocó con lágrimas a San Francisco (pues
tenía confianza en Nuestra Señora y en los méritos de su
siervo), metió con sus manos el cadáver en el cubo y
comenzó a lavarlo y echarle agua en el vientre y en la herida, y
decía:
-- San Francisco, devuélveme ahora
el hijo único que por tu intercesión me dio el Señor, para
que con los dos favores quedemos más obligados a dar gracias a Dios y a
ti, yo y toda mi casa.
¡Cosa admirable! A la vista del padre
y de la madre y de muchos de la familia se levantó el niño sano e
incólume, sin que le quedas
e otra señal que una pequeña
cicatriz en el vientre, como testimonio de tan gran milagro.
El llanto doloroso de los parientes y
circunstantes se convirtió en lágrimas de gozo y alegría.
Padre y madre acudieron a comunicar el hecho a los frailes que habían
dejado en la sala y darles las gracias, pero ya no pudieron hallarlos. Entonces
prorrumpieron en alabanzas al Señor, con lágrimas vivas, y
reconocieron unánimes que San Francisco había venido a
resucitarles a su hijo.
Refirió este milagro fray Guillermo
Quertorio, Provincial de Génova, hombre de entera probidad y famoso en
la Orden, el cual, de paso por España, al Capítulo general, se
hospedó en la casa de este señor noble, padre del niño
resucitado.
-- Padre Provincial -le dijo-, esta casa es
vuestra y de todos vuestros hermanos, y debéis estar en ella con toda
confianza.
Al retirarse les dijo:
-- Podéis quedar con la
señora y hablarle de las cosas de Dios.
Y como los frailes dilatasen algo el
empezar la conversación espiritual, les dijo la señora:
-- Para que tengan completa confianza
aquí con nosotros, les voy a decir cuánto debemos a San Francisco
y a su Orden mi marido, yo y este hijo que está presente. Porque este
hijo lo tuvimos por intercesión del Santo y además nos lo
resucitó.
Y les contó toda la crónica
del milagro, como queda dicho, y en prueba de ello les mostró la
cicatriz en el cuerpo del niño.
http://www.franciscanos.org/florecillas/apendiceflorecillas.htm
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