Recobra la vista una niña ciega
La meningitis tuberculosa es una infección
de las membranas que recubren el cerebro y la médula espinal (meninges). Está causada
por el Mycobacterium tuberculosis, la bacteria que causa la tuberculosis y que se disemina
al cerebro desde otro sitio en el cuerpo.
En Jerez de la Frontera (España), en 1952, sucedió este prodigio: una niña había
quedado ciega, víctima de una meningitis tuberculosa, sin que los médicos diesen la
menor esperanza de recuperar la luz extinguida en las pupilas de la candorosa y angelical
niñita.
-"Sólo un milagro -había dicho un médico fervoroso a la buena madre- le podría
devolver la vista."
El corazón de la piadosa madre había ido disponiendo el corazón de su amada y
angelical hijita con una fe, una humildad y perseverancia, a la que no sabe resistir
jamás el corazón clementísimo y dulcísimo de la Madre de Dios.
Y con aquella fe que quebranta las piedras y hace trasladar los montes, susurra en el
corazón de su inocente hija:
-"Pero si no te hace el milagro, es que no lo merecemos o que te conviene más la
ceguera para tu salvación".
En estas condiciones, y con el convencimiento ciertísimo de ser escuchadas y atendidas,
llegó la hora del besamanos a la Virgen. Cuando se acercaba la madre, entre medrosa y
confiada, y sugería a su hija que esperase contra toda esperanza el ser oída y atendida
por la bondad de nuestra dulce Madre, la tierna niña, dando un suspiro de amor y poniendo
su alma en los labios para besar el Santo
Escapulario, sintió un escalofrío y un estremecimiento súbito en todo su ser, y de
pronto:
-"¡Madre, que veo a la Virgen! ¡Qué lindísima es!"
Todos los presentes sintieron el escalofrío de lo sobrenatural y lo sublime, y con las
gargantas anudadas rindieron el tributo más grande de amor a nuestra Madre Coronada
agradeciéndoselo.
Texto extraído de
"Prodigios del Escapulario", del P. Rafael Mª López-Melús, OCD.
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