1. La Misa es la
continuación del Calvario.
2. Cada Misa vale tanto como
la vida, sufrimientos y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, ofrecidos en
sacrificio.
3. La Santa Misa es el acto
de desagravio más poderoso para expiar los pecados.
4. A la hora de la muerte,
el consuelo más grande del alma consistirá de las Misas oídas en vida.
5. Cada Misa bien oída nos
acompañará hasta el Tribunal Divino, suplicando perdón.
6. En la Santa Misa, según
el fervor con que se asiste, se puede disminuir en grado mayor o menor, la pena
temporal debida por los pecados.
7. Al asistir devotamente a
la Santa Misa, se rinde el más grande homenaje a la Sagrada Humanidad de Nuestro
Señor.
8. En la Santa Misa, Nuestro
Señor Jesucristo ofrece expiación y desagravio por muchas omisiones y
negligencias nuestras.
9. En la Santa Misa,
Jesucristo perdona los pecados veniales que todavía no se han confesado. Además
se disminuye el poder de Satanás sobre el alma.
10. Al asistir a la Santa
Misa se proporciona a las almas del Purgatorio, el alivio más grande que sea
posible.
11. Una Misa bien oída
durante la vida, será de más provecho al alma, que muchas que se ofrecieran para
su reposo después de la muerte.
12. Por asistir a Misa, el
alma se preserva de peligros, desgracias y de calamidades, que de otro modo
hubieran sucedido. Además, se abrevia o reduce la duración de su Purgatorio.
14. En la Misa se recibe la
bendición del sacerdote que Nuestro Señor ratifica en el Cielo.
15. En la Misa se arrodilla
entre una multitud de los santos ángeles, que están presentes en actitud de
profunda reverencia, durante el sacrificio adorable de la Santa Eucaristía.
16. En la Santa Misa se
reciben bendiciones para todos los bienes y empresas temporales.
Acto de
reparación (Fátima)
Enseñado por el
Ángel a los tres pastores antes de las apariciones de la Santísima Virgen.
“Santísima
Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te ofrezco el preciosísimo Cuerpo,
Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los
Sagrarios de la tierra, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e
indiferencias con que Él mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su
Santísimo Corazón y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de
los pobres pecadores”.
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