domingo, 16 de mayo de 2010

La Ascención de nuestro Señor Jesucristo


La Ascención del  Señor

                                            


LO VIERON LEVANTARSE   (Hc  1, 1-11)
En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios.


Una vez que comían juntos, les recomendó: «No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo.» Ellos lo rodearon preguntándole:-


«Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?» Jesús contestó: «No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.»

Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:- «Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse.»
Palabra de Dios.
La Iglesia celebra hoy el día de la Ascensión de Jesús. La ascensión es en realidad la misma celebración de la resurrección de Jesucristo pero con un lenguaje distinto. Así como la resurrección es la presentación de la victoria de Cristo sobre el mal y la muerte con un esquema temporal, la ascensión es la representació n espacial de ese mismo triunfo de Cristo, que es elevado al cielo junto al Padre y, sentado a su derecha, participa de su misma gloria. El doble relato lucano de la Ascensión (Lc 24,50-51; Hch 1,3-11) destaca la exaltación gloriosa de Jesús, mediante el paso de la tierra al cielo, siguiendo patrones de composición literaria y teológica del Antiguo Testamento. En la ascensión de Jesús, Dios ha exaltado su persona y ha marcado su vida de entrega hasta la muerte con el sello eterno del amor que da vida y la comunica a todos los seres humanos. Sin embargo, la ascensión descrita en los textos de Lucas no implica tanto la desaparición de Jesús de esta tierra, cuanto su presencia trascendente en la historia a través del grupo de los testigos, los hombres y las mujeres que recibieron un nuevo dinamismo del Espíritu.
El relato de la ascensión tiene ciertamente un lenguaje mítico, pero no se puede interpretar como una salida de Jesús de este mundo, como un Jesús que se va para volver al fin de los tiempos. En ese tipo de interpretació n la ascensión pierde todo el carácter histórico que ha querido darle Lucas. En la ascensión Jesús no se va, sino que es exaltado y glorificado. La parusía no será el retorno de un Jesús ausente, sino la manifestación gloriosa de un Jesús que siempre está presente en la comunidad. La ascensión expresa el cambio en Jesús resucitado y revela una nueva manera de ser, gloriosa, glorificada, pero siempre histórica, pues Jesús glorificado sigue viviendo en los hombres y mujeres que son testigos de su Espíritu y estamos llamados más que a mirar al cielo sino a convertir la tierra en un cielo mediante el testimonio de vida nueva en el amor. Los discípulos de Jesús tienen la misión de anunciar el evangelio como camino de salvación para la humanidad, sabiendo que sólo actuando como él es posible enfrentarse a todo mal que amenaza al hombre, especialmente a la injusticia social y a los procesos de exclusión de las personas y de los pueblos más pobres. Este día en que la Iglesia celebra también la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales constituye una llamada para difundir  por doquier los valores del Evangelio, de modo que se haga viable la ascensión de toda la humanidad hacia otra realidad humana, social, económica y política, en la que los valores de la justicia y la libertad, la solidaridad y la paz se den la mano. Auguramos que la celebración de la ascensión de Jesús impulse a los creyentes a enfrentarse a todo mecanismo diabólico y destructivo del ser humano con la fuerza del Evangelio.                                               Te invito a participar en la Asamblea en la que haremos lo posible para que podamos cumplir la voluntad de Dios de atraer a todos a su amor.
NO NOS QUEDEMOS MIRANDO AL CIELO…!!! 
 
HAGAMOS LO NECESARIO ESPERANDO SU REGRESO

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