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jueves, 23 de agosto de 2018
miércoles, 22 de agosto de 2018
Papa Francisco sobre el aborto: Es lo mismo que hacían los nazis pero con guantes blancos
Dos días después de que la Cámara de los Diputados de Argentina
aprobase el proyecto que legalizará el aborto en el país, el Papa
Francisco criticó esta “moda”, a la que comparó con lo que hacían los
nazis.
Durante una audiencia en el Vaticano a los miembros de una asociación
de familias, el Pontífice afirmó que “el siglo pasado todo el mundo
estaba escandalizado por lo que hacían los nazis para cuidar la pureza
de la raza”, sin embargo, “hoy hacemos lo mismo, pero con guantes
blancos”.
El Papa, improvisando en su discurso, señaló que el aborto “está de
moda, es habitual”. “Cuando en el embarazo se ve que quizás el niño no
está bien o viene con cualquier cosa: la primera oferta es ‘¿lo
tiramos?’. El homicidio de los chicos. Para resolver una vida tranquila,
se tira un inocente”, manifestó.
Para que se entendiera mejor, el Papa acudió a un ejemplo: “cuando de
chico la maestra nos enseñaba lo que hacían los espartanos cuando nacía
un niño con malformaciones: lo llevaban al monte y lo tiraban para
abajo para cuidar la pureza de la raza. Hoy hacemos lo mismo. Una
atrocidad”.
“¿Por qué no se ven enanos por la calle? Porque el protocolo de muchos médicos dice: viene mal, fuera”.
En respuesta, Francisco planteó “que los hijos se reciban como vienen, como Dios los manda, como Dios permite”.
Durante su intervención, Francisco hico una nueva defensa de la
familia y repitió que un matrimonio está formado por un hombre y una
mujer, además de animar a que tengan hijos puesto que son un bien para
toda la sociedad.
“Hoy duele decirlo. Se habla de familias diversificadas, de distintos
tipos de familia. Sí, es verdad que la palabra familia es análoga: hay
familias de estrellas, de árboles, de los animales. Pero la familia,
imagen de Dios, hombre y mujer, es una sola”.
El Papa dijo además que “el nacimiento de hijos constituye la más
grande inversión para un país y es la primera condición de su
prosperidad futura”.
Con 129 votos contra 125 y una abstención, la Cámara de Diputados de
Argentina aprobó el jueves 14 de junio el proyecto del aborto, el que
ahora pasará a discutirse en el Senado.
La iniciativa recientemente aprobada permite el aborto libre hasta la
semana 14 de gestación; y hasta los nueve meses de embarazo bajo las
causales de violación, riesgo de vida y salud de la madre e inviabilidad
fetal.
martes, 21 de agosto de 2018
4 lecciones de tu madre que necesitas para tu vida espiritual
Seamos honestos: las madres saben lo que es mejor para sus hijos.
Desde que somos pequeños hasta nuestra adultez, nuestras madres siempre tienen un sabio consejo para hacer mejores nuestras vidas.
Incluso si es frustrante, o si no lo entendemos en ese momento (o nunca), o incluso cuando no queremos hacerlo, siguiendo los consejos de mamá por lo general terminamos reaccionando así:
Este es el caso de nuestras madres humanas, abuelas, tías, etc. Pero también se aplica a nuestra otra madre: la Iglesia.
Cada vez que Jesús habla, las cosas suceden. Su palabra tienen poder. Así, por ejemplo, cuando Jesús le dice a Pedro: “Apacienta mis ovejas”, Él le está mandando a su Roca (Pedro) la misión de construir su novia, la Iglesia, a la que Jesús le prometió que nada prevalecería en su contra, para que su rebaño sea bien alimentado y bien instruido, como una madre da instrucciones a sus hijos.
Por eso, aquí hay cuatro lecciones de vida de nuestras ambas madres: nuestra madre terrenal y nuestra madre Iglesia. De seguro estas lecciones te darán una mejor y feliz vida.
Lo mismo ocurre con la confesión frecuente. Sí, la perspectiva de “la limpieza de nuestras almas” ante un sacerdote puede ser algo incómoda y da un poco de miedo. Sin embargo, cuanto más nos alejemos de ella, serán más los montones de basura acumulada, y será más difícil encontrar nuestro corazón debajo de todo.
La limpieza de nuestras habitaciones y la confesión, ambas requieren una cierta cantidad de valor, pero ambas valen la pena, y cualquier persona que lo haya hecho puede dar fe de ello.
Si hay algo realmente complicado en esta vida, es conseguir que un niño coma su cena. Sin embargo, las madres saben que sin alimentos sus hijos literalmente morirían (después de un tiempo, por supuesto). Así que vale la pena luchar, persuadir, e implorar al niño para que al fin pueda comer.
Del mismo modo, la Iglesia siempre estará allí, esperando pacientemente como una madre lo hace, pero no nos deja salirnos con la nuestra si eludimos nuestro deber para recibir la Eucaristía. No es porque tengamos la mamá más mala en el mundo, sino más bien porque nuestra Madre Iglesia sabe que, literalmente, vamos a morir sin él.
El trabajo de la Iglesia es mil millones de veces más difícil (casi literalmente …), por eso ella nos hace un constante llamado – lo demanda, incluso – de caridad para con nuestros hermanos en el Cuerpo de Cristo. Al principio es dificil porque hay tantas personalidades diferentes en nuestro hogar celestial como estrellas en el cielo, pero la Iglesia, en su sabiduría, es persistente. Tenemos la Confesión para cuando fallamos, y tenemos la oración para ayudarnos a seguir creciendo. El café y donuts también ayudan a fomentar las buenas relaciones.
SABER que necesitamos llamar a nuestra familia para que sepan qué estamos haciendo. Aún así, es tu decisión los llamas o respondes al teléfono cuando ellos te llaman.
Como sacerdote, sé que siempre se dice, “Esto es igual que la vida espiritual.” La oración se parece mucho al concepto de llamar a nuestra familia. Cuando somos pequeños, la oración forma parte de nosotros – nos llevan a misa, nos enseñan a orar alrededor de la mesa, alguien nos ayuda a decir nuestras oraciones antes de dormir – por lo que rara vez tenemos que hacerlo por iniciativa propia, (y cuando lo hacemos, por lo general es adorable).
Pero tiene que llegar un momento en nuestra vida en el que tenemos que, por iniciativa propia, “llamar a nuestra familia” en el cielo y rezar. Y a menos que lo hagamos de manera regular, nuestra relación con ellos – y, posteriormente, nuestra conexión con quien nos ha creado – se marchitará. Por eso la Iglesia, en su gran amor por nosotros, nos da MUCHÍSIMAS opciones para elegir. Tan sólo hay que elegir una de ellas y comenzar a rezar.
Desde que somos pequeños hasta nuestra adultez, nuestras madres siempre tienen un sabio consejo para hacer mejores nuestras vidas.
Incluso si es frustrante, o si no lo entendemos en ese momento (o nunca), o incluso cuando no queremos hacerlo, siguiendo los consejos de mamá por lo general terminamos reaccionando así:
Este es el caso de nuestras madres humanas, abuelas, tías, etc. Pero también se aplica a nuestra otra madre: la Iglesia.
Cada vez que Jesús habla, las cosas suceden. Su palabra tienen poder. Así, por ejemplo, cuando Jesús le dice a Pedro: “Apacienta mis ovejas”, Él le está mandando a su Roca (Pedro) la misión de construir su novia, la Iglesia, a la que Jesús le prometió que nada prevalecería en su contra, para que su rebaño sea bien alimentado y bien instruido, como una madre da instrucciones a sus hijos.
Por eso, aquí hay cuatro lecciones de vida de nuestras ambas madres: nuestra madre terrenal y nuestra madre Iglesia. De seguro estas lecciones te darán una mejor y feliz vida.
1.- Limpia tu cuarto; Ve a confesarte
“La confesión es un acto de honestidad y
valentía—un acto de confiarnos, por encima del pecado, a la misericordia
de un Dios amoroso y que perdona.” San Juan Pablo II.
Uno de los rasgos clásicos de toda madre es su obsesión
por asegurarse de que nuestra habitación siempre esté limpia. ¿Por qué
esto es tan importante para la madres? Estoy dispuesto a apostar que
esta orden está arraigada a la comprensión de que un cuarto limpio no
sólo es saludable, sino que hace que la vida sea cuantitativamente
mejor. Cuanto más sea la basura amontonada, es mucho más estresante
caminar alrededor de ella, más difícil encontrar cosas importantes, y
nos costará más deshacernos de todo ello.Lo mismo ocurre con la confesión frecuente. Sí, la perspectiva de “la limpieza de nuestras almas” ante un sacerdote puede ser algo incómoda y da un poco de miedo. Sin embargo, cuanto más nos alejemos de ella, serán más los montones de basura acumulada, y será más difícil encontrar nuestro corazón debajo de todo.
La limpieza de nuestras habitaciones y la confesión, ambas requieren una cierta cantidad de valor, pero ambas valen la pena, y cualquier persona que lo haya hecho puede dar fe de ello.
2.- Come tu cena; Recibe la Eucaristía
“Si Cristo no quiso mandar a los Judios
sin alimento al desierto por miedo a que se desmayen en
el camino, eso
fue para enseñarnos que es peligroso tratar de llegar al cielo sin el
Pan del Cielo.” San Jerónimo.Si hay algo realmente complicado en esta vida, es conseguir que un niño coma su cena. Sin embargo, las madres saben que sin alimentos sus hijos literalmente morirían (después de un tiempo, por supuesto). Así que vale la pena luchar, persuadir, e implorar al niño para que al fin pueda comer.
Del mismo modo, la Iglesia siempre estará allí, esperando pacientemente como una madre lo hace, pero no nos deja salirnos con la nuestra si eludimos nuestro deber para recibir la Eucaristía. No es porque tengamos la mamá más mala en el mundo, sino más bien porque nuestra Madre Iglesia sabe que, literalmente, vamos a morir sin él.
3.- Sé bueno con tus hermanos ; Practica la verdad en la caridad
“La caridad es aquello con lo que ningún hombre se pierde, y sin lo cual nadie se salva.” San Roberto Belarmino.
De todas las cosas que te preparan para ser santo, tener hermanos
debe estar en la parte superior de la lista. Es que una de las grandes
batallas de toda mamá afronta son las peleas, enfrentamientos, y
ocasionales golpes en la nariz entre sus hijos. Si los hijos no son
controlados por la madre, habría un amotinamiento en casa en cuestión de
horas. Pero una buena madre trabaja en sus hijos, siempre corrigiendo,
guiando, a veces sin mucho éxito, pero con un esfuerzo constante que por
lo general da buenos frutos.El trabajo de la Iglesia es mil millones de veces más difícil (casi literalmente …), por eso ella nos hace un constante llamado – lo demanda, incluso – de caridad para con nuestros hermanos en el Cuerpo de Cristo. Al principio es dificil porque hay tantas personalidades diferentes en nuestro hogar celestial como estrellas en el cielo, pero la Iglesia, en su sabiduría, es persistente. Tenemos la Confesión para cuando fallamos, y tenemos la oración para ayudarnos a seguir creciendo. El café y donuts también ayudan a fomentar las buenas relaciones.
4.- Llama a tu familia; Ora
“Persevera en la oración. —Persevera, aunque tu labor parezca estéril. —La oración es siempre fecunda.” San Josemaría Escrivá.
Debemos estar solos en la comodidad de nuestros hogares durante
mucho tiempo antes de aventurarnos hacia lo desconocido. En nuestra
tiempo de crecimiento como niños, rara vez necesitábamos llamar a
nuestras familias porque ellos estaban allí con nosotros. Pero cuando
salimos de casa, eso se hace cada vez más necesario. Afortunadamente,
mamá se encarga de hacernos SABER que necesitamos llamar a nuestra familia para que sepan qué estamos haciendo. Aún así, es tu decisión los llamas o respondes al teléfono cuando ellos te llaman.
Como sacerdote, sé que siempre se dice, “Esto es igual que la vida espiritual.” La oración se parece mucho al concepto de llamar a nuestra familia. Cuando somos pequeños, la oración forma parte de nosotros – nos llevan a misa, nos enseñan a orar alrededor de la mesa, alguien nos ayuda a decir nuestras oraciones antes de dormir – por lo que rara vez tenemos que hacerlo por iniciativa propia, (y cuando lo hacemos, por lo general es adorable).
Pero tiene que llegar un momento en nuestra vida en el que tenemos que, por iniciativa propia, “llamar a nuestra familia” en el cielo y rezar. Y a menos que lo hagamos de manera regular, nuestra relación con ellos – y, posteriormente, nuestra conexión con quien nos ha creado – se marchitará. Por eso la Iglesia, en su gran amor por nosotros, nos da MUCHÍSIMAS opciones para elegir. Tan sólo hay que elegir una de ellas y comenzar a rezar.
lunes, 20 de agosto de 2018
Así reaccionan estos cristianos perseguidos al recibir una Biblia por primera vez
Seguramente tienes una Biblia en
casa, ¿la lees siempre o a veces? También podemos verlas en las
iglesias, en las casas de retiro o los conventos. Puede parecerte los
más normal del mundo ver una Biblia, pero ¿qué pasaría si por tener una
tu vida corriese peligro?
Muchos cristianos en el mundo viven
en esa situación. Por ejemplo en países como China y Corea del Norte,
donde el gobierno persigue a los fieles, no los deja reunirse, los
apresa o los mata. Pero ellos perseveran en su fe con valor y aprecian
cada regalo que los ayude a seguir creciendo en ella.
Este video fue grabado en 1980 y
muestra a un grupo de cristianos chinos que viven en la clandestinidad
recibiendo una Biblia por primera vez en sus vidas. Sin lugar a dudas
son de las imágenes más impresionantes y conmovedoras que verás.
La forma en que las sostienen y su emoción te conmoverá. Esperamos que sus lágrimas te ayuden a valorar más tu fe.
Traducido y adaptado por María Ximena Rondón
domingo, 19 de agosto de 2018
Historias que inspiran --¿Has hecho la carta de agradecimiento a Dios por tu vida?--
Sergio Rodríguez: “Ante esta situación de posible muerte, sólo me sale del corazón agradecimiento a Dios”. |
Me he enrolado en un ejército. Me han dado un número de inscripción
muy alto, así que constato que somos muchos, muchísimos. Y tengo claro
que seremos más porque cada minuto, alguna persona se suma a quienes
rezamos por Sergio Rodríguez.
Él 41 años, una hermosa mujer, María, y cinco hijos: Isabel, Pablo, Inés, Ana y Miguel. Viven su fe en la 3ª comunidad neocatecumenal de la parroquia de San Juan de Mirasierra de Madrid, España.
Hace unos días recibió el resultado de una biopsia que le confirmó
que había tenido una recaída en el linfoma T angioinmunoblástico que
padece. Su actual situación es que no puede recibir más tratamiento
de quimioterapia y hay muy pocas alternativas que su cuerpo pueda
soportar.
Los médicos le han animado a buscar en otros hospitales algún ensayo
clínico que puedan administrarle en el complicado estado que el que se
encuentra su médula.
Y lo que ha hecho generar en torno a Sergio una inmensa cadena de
oración no es únicamente su enfermedad. Es también la forma en la que, a
través de una carta, describe cómo se siente: “Esta situación tan
delicada, mi mujer y yo lo estamos viviendo con bastante tranquilidad.
Tenemos una Paz que sólo viene de Dios. Estamos viviendo un tiempo
humanamente muy duro, con sufrimiento, pero con una Paz dada por la
comunión de los santos porque hay una innumerable cantidad de personas
que están rezando por mí. La Paz no te quita el sufrimiento, pero
sabemos que Dios está detrás de nuestra historia y que es Él quien
conduce nuestras vidas, así que sólo nos cabe confiar en su voluntad, la
cual será lo mejor para nosotros y nuestros hijos”.
“Resultará extraño y difícil de entender para muchas personas, pero
ante esta situación de gran incertidumbre y de posible muerte, sólo me
sale del corazón AGRADECIMIENTO
a Dios. Cuando pienso en la posibilidad de morirme me entristezco al
pensar en la separación de mi familia, especialmente de mis cinco hijos y
de mi mujer, pero en el fondo del corazón tengo un enorme agradecimiento a Dios por todo lo que digo a continuación:
1.- Haberle conocido. No me refiero a conocerle de oídas, sino
tener experiencia de su existencia y su amor en mi vida. Cuando Dios
actúa hay que querer verle, y conmigo Él se ha esforzado mucho en que yo
le vea. Por ello, siempre lo he dicho: me siento el hijo preferido y
mimado de Dios.
2-. La vida que me ha dado hasta ahora. El solo hecho de haber
vivido es para agradecerlo. La infancia feliz que he tenido, la
juventud y madurez llena de experiencias buenas, poder haber vivido una
vida muy intensa, en la que siempre me he entregado al cien por cien y
por ello he pasado por dos roturas de rodilla jugando al fútbol, una
cornada en el cuello por una vaquilla…Le agradezco haberme dado un
corazón abierto a los demás y, en casi todo momento, inocente con el que
no veía la maldad de los demás. Estoy convencido de que mi vida,
incluidas las enfermedades, es una vida envidiable que a mucha gente le
gustaría poder haber vivido. Es una vida en la he hecho muchas cosas, en
la que he amado mucho y me he sentido muy querido por todos los que han estado a mi alrededor.
3.- El matrimonio que tengo y la mujer con la que estoy casado.
Hemos tenido nuestras discusiones como todos, pero siempre hemos estado
de acuerdo en lo importante, hemos compartido la misma fe y nos
queremos con locura, es el amor de mi vida. Como nos dijo un amigo:
“Mucha gente cambiaría la mitad de su vida por tener cinco minutos del
amor que os tenéis tu mujer y tú”.
4.- Los hijos que nos ha regalado. Y no lo digo porque
sea su padre, sino porque son unos buenos hijos, con un corazón bueno y
están muy cerca de Dios. Son unos hijos que tienen sus momentos
revoltosos, como cualquier niño, pero son chicos sensibles al
sufrimiento ajeno, que ayudan a los demás y que tienen una sensibilidad
especial en todo lo referente a Dios. Para hacerse una idea, hace poco
uno de ellos le dijo a María que no nos preocupásemos porque Dios no nos
daría nada que no fuese bueno para nosotros.
5- Los padres y los dos hermanos que tengo. Gracias a ellos he
conocido a Dios y, en gran medida, soy la persona que soy ahora. Son
personas que no he escogido, me las ha puesto Dios en la vida, y me he
sentido querido.
6.- El resto de familia que me ha dado, de amigos y conocidos que han pasado por mi vida.
Resulta difícil que a alguien le ocurra, pero estoy en contacto con
todas las personas que he ido conociendo en mi vida (desde mi infancia
en el colegio, vecinos de mis lugares de residencia, universidad, primer
trabajo, trabajo actual, parroquias por las que he vivido mi fe, etc.).
Muchos rezan por mí y todos me están apoyando y ayudando. Pocas
personas pueden sentirse tan queridas.
“Esta situación no sabemos cómo acabará. Evidentemente yo voy a
luchar por curarme e intentaré por todos los medios recibir algún
medicamento que por lo menos
pueda contener la enfermedad lo más posible, para poder vivir lo más que
pueda. Pero si por un casual Dios quisiera llamarme y llevarme con Él
al Cielo, es para estar alegres por dos motivos. El primero es porque el
Cielo es nuestro objetivo y el segundo porque todos tendríais un
intercesor. Soy una persona que no paro de insistir hasta que consigo lo
que quiero. En palabras de mis padres, soy como una gotera. Así pues,
sólo tendrías que pedir mi intercesión para que me pusiese a trabajar en
vuestra ayuda”, finaliza.
Si aún no lo has hecho, puedes incorporarte cuando quieras a esta cadena de Oración por Sergio Rodríguez.
Y si tienes un momento, también es hoy es la ocasión perfecta para hacer tu propia carta de agradecimiento a Dios por tu vida.
sábado, 18 de agosto de 2018
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