domingo, 10 de abril de 2011

NEGACIÓN DE DIOS EN NUESTRAS VIDAS



En nuestro diario vivir como cristianos, suele pasar que nunca nos detenemos a pensar en el ateísmo y quienes lo practican... Vemos al ateo como un ser ajeno y distante.
El ateo es aquel que ha descubierto por sí mismo las implicaciones de la existencia de Dios y ha optado por suprimir esta revelación mediante la negación. Bíblicamente, el ateo no es aquel que no conoce la verdad, sino aquel que conociéndola, la rechaza. “Porque las cosas invisibles de Él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tiene excusa. Pues habiendo conocido a Dios no le glorificaron como a Dios, cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al creador, el cual es bendito por los siglos.” (Carta de San Pablo a los Romanos, 2, 19-23, 25)
Partiendo de este principio, podemos decir que el ateísmo no es algo distante y ajeno, sino que podemos sentirlo o experimentarlo a diario, y en el peor de los casos, practicarlo nosotros mismos. Hay muchas ideas promovidas por el ateísmo en las que nosotros, aún tratando de llevar una vida íntegramente cristiana, podemos caer, incluso sin darnos cuenta. Por ejemplo, analiza esta frase: “Si quieres que tu vida tenga algún tipo de significado, depende de ti el encontrarlo”.  Esta es una idea atea de la cual muchas veces nos hacemos eco. Creernos autosuficientes para determinar la dirección y el sentido de nuestras vidas es ignorar el plan divino de Dios para con nosotros. Es olvidar que antes de formarnos en el vientre de nuestra madre, ya el Señor nos conocía y nos había consagrado.
Escuchamos o decimos constantemente que hay que aprovechar al máximo nuestras vidas, porque probablemente es la única que tendremos. Esta es otra idea atea que inconscientemente solemos usar, olvidando el sacrificio del Hijo en la cruz y la promesa del Padre de una vida eterna. Asimismo, el cuestionamiento de las creencias, de los dogmas de la Iglesia, del proceder de los líderes católicos y las decisiones que éstos toman, es una idea ateísta muy practicada por el cristianismo. El mero cuestionamiento representa en sí mismo una falta de convencimiento, de fe y de confianza en aquellos en cuyas manos el Señor ha puesto su Iglesia.
Así como éstas, existen muchas otras prácticas e ideas ateas de las que debemos cuidarnos para que nuestra vida no se convierta en una negación de Dios. Bastaría solamente con entender que el ateo ha matado a Dios para poder vivir de la manera en que vive. Contrario a nosotros los cristianos, que no huimos de Dios aún sabiendo que para aceptarlo y seguirle, nuestra vida tiene que cambiar. Nuestro orgullo y soberbia tiene que morir, nuestras prioridades tienen que poner a Dios en primer lugar, que nuestro encargo diario es el mejoramiento propio y nuestro fin: la vida eterna.


Juan E. Díaz (*Publicado en Genesis Revsita Juvenil, de la Parroquia Sagrada Familia. Octubre 2001)

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