viernes, 8 de enero de 2010

Amar es acoger.


El significado del verbo acoger podemos indicarlo con diferentes expresiones.

Yo hago un lugar dentro de mí para que el otro lo ocupe.

Acoger es permitir al otro la entrada en mi recinto interior.

Acoger es recoger al otro en mi interior con brazos de cariño.

La confianza

A la hora de vivir el amor fraterno, acoger es la cima más alta y más difícil.

Muchas veces pienso que todo el misterio del amor se resume en el juego sobre esos dos polos: apertura y acogida. La acogida presupone, pues, la apertura. Presupone también el perdón, respeto y aceptación. Es necesario abrir primeramente las puertas de la intimidad, franquear 'el paso al hermano, para que entre en el recinto de mi interioridad.

La comunión es un movimiento oscilante de dar recibir, abriendo las puertas interiores de los unos a los otros. El efecto inmediato es la confianza, fenómeno colectivo difícil de describir, imposible de definir y facilísimo de sentir. Y el fruto final es el gozo, signo inequívoco de la presencia de una real fraternidad.

Toda persona es interioridad, mejor aún, interiorizació n. Cuando dos interioridades se abren mutuamente y se proyectan, nace la intimidad: de dos presencias se formó una presencia. Cuando varias interioridades se abren mutuamente y se proyectan, nace la fraternidad.

¿Qué es la fraternidad? Podemos hablar de fraternidad, pero no definirla. Es un clima de confianza que, como una atmósfera, nos envuelve a todos los hermanos de una comunidad. Nosotros la «engendramos», es fruto de nuestra apertura-acogida, es nuestra «hija»; pero esta hija, sin saber cómo, se nos transformó en nuestra «madre», como ya dijimos, en el sentido de que nos penetra y nos envuelve con su aliento de calor para damos a luz y llevar- nos a la plenitud personalizadora y comunitaria.

Bloqueos

Para acoger, es necesario ponerse en estado de escucha respecto a los demás hombres, cuya personalidad se nos irá revelando en la medida en que estemos atentos.

Esta actitud de atención o apertura presupone, anteriormente y al mismo tiempo, un despojo completo. ¿De qué? De los muchos prejuicios y falsas imágenes que se levantan, como murallas, ante nuestras puertas para bloquear las salidas y entradas.

Viejas historias, antipatías instintivas y ciegas reacciones sentimentales han contribuido muchas veces a que nos hayamos formado una imagen deformada del otro, que, no raras veces, se parece a una caricatura.

Esa imagen distorsionada desencadena en nuestro interior una serie de mecanismos de obstrucción que impiden cualquier acogida. Por de pronto obstruye por completo las vías de comunicación con aquella persona.

Fraternidad es aquella agrupación humana que, bajo la Palabra , se compromete a caminar hacia una mutua transparencia. Y una vez libres los caminos y caídas las caricaturas, los hermanos serán acogidos por los hermanos en la verdad transparente de sus personalidades.

IGNACIO LARRAÑAGA

Libro: Sube Conmigo

No hay comentarios.: