domingo, 17 de julio de 2011

SEPA DEFENDERSE DE UN AGRESOR PSÍQUICO y PSICOLOGICO.

Usted puede ser víctima de un acosador psicológico sin saberlo. Es un daño que comienza de modo muy sutil y luego es tarde para rechazarlo. No permita que le suceda.
Puede tratarse de su pareja, su jefe, un compañero de trabajo... Cualquiera de estas relaciones puede ser responsable de que esté pasando una situación muy desagradable, en la que siente que el aire se vuelve irrespirable, no puede sostener la tensión y anda de mal en peor, con sensación de agobio, cansancio, incluso insomnio...
¿Le está sucediendo algo similar? Muy bien: se trata de las consecuencias de la agresión psicológica. Prepárese a ponerse firme y a terminar con esa situación.

Detención Es fundamental conocer la forma en que trabaja un agresor. Es un individuo que planifica sus estrategias y, para tener éxito, apela a diferentes recursos. Básicamente, este tipo de atacante pone en práctica sistemáticamente las siguientes técnicas:
La mentira.

 Es su arma principal. Como lo que más le importa es la trama que va tejiendo alrededor de usted, puede decir cualquier mentira que le sea útil en un momento determinado.
El chantaje.

 Siempre propone intercambios que supuestamente benefician a su víctima, pero no son más que burdas maniobras.
La generación de miedo.

 La idea de proteger siempre es falsa en el acosador. Lo que en realidad quiere transmitir es miedo. En ese contexto, puede actuar como "salvador", solucionando los problemas que él ha fabricado.
La culpa. Uno de sus recursos predilectos. Si logra provocar culpa, hará que sea usted quien acuda a él.
La orden. 

Directamente, cuando vea que quiere escapar de la persecución, acudirá a todo el poder que tenga sobre usted. 
Violencia mental El acosador utiliza contra su victima lo que los profesionales denominan "crueldad mental": violencia, o ensañamiento que ejerce una persona contra otra sin agresión física, pero sí emocional y psíquica. El acoso en sí consiste en la persecución con presiones y apremio para conseguir algo contra la voluntad de la víctima. 
Como ve, no es algo con lo que se pueda ser sutil ni suave al afrontarlo. Es interesante señalar que esto ya está lejos de ser algo excepcional. Por el contrario, los expertos afirman que esta situación prolifera a nuestro alrededor: manipulaciones, intrigas, presiones, zancadillas, desprecios... Y en todos los terrenos de la vida cotidiana: pareja, familia, escuela, trabajo. Esto prodría provenir de un problema de falta de autoestima generalizada en la sociedad, generada por la crisis de valores, inseguridad en uno mismo y presión social constante. 
Prevención ante todo Quien se somete a una situación de acoso psicológico no es el tipo de persona que "comprenderá" o "aprenderá" fácilmente, y la solución, en todo caso, no pasa por lo que usted intente lograr. Debe hacer acopio de energías y seguir del camino por donde su perseguidor transita. No hay posibilidades de prolongar en el tiempo su actitud de tratar de adaptarse a la situación o buscar que el acosador comprenda. Sólo se librará de la desagradable situación encarando una serie de acciones directas y concretas. 
Para ponerse en acción, 


Debe fijar sus propias reglas de conducta. Es lo primero que conmoverá al acosador, que es quien quiere fijarlas por usted. Luego, intente poner en práctica los principios que le proponemos y empezará a deshacerse de esta molesta agresión que puede llegar a causarle mucho daño. 
Estrategias de defensa Lo primero que usted debe hacer es evitar enfrentarse abiertamente. Eso es lo que estimula al acosador. No tolere situaciones donde, supuestamente "por su bien", intenta tomar decisiones por usted y decirle lo que debe hacer. Siempre tratará de utilizar todos sus recursos para influenciarlo y someterlo, y así mantener el poder sobre usted. Suele utilizar recursos como: "¿Para qué almuerzas con tu hermana una vez a la semana, si ella no te necesita para nada?", o "Este nuevo cliente no es bueno para ti, creo que lo atenderá tu compañera". Ante esta clase de situaciones: 
Confirme su postura Responda firmemente ante estos recursos de sometimiento. "Puede que mi hermana no me necesite, pero me encanta estar con ella", o "Me parece bien que derive el cliente a mi compañera si confía en ella, pero sepa que me encanta contactar nuevos clientes". El acosador espera que vacile, así que nunca lo haga. 
Trate de dialogar francamente con él Pero si ve que se niega -abiertamente o no- a hacerlo, deje las cosas como están. Recuerde que él busca el enfrentamiento para ejercer su supuesto dominio. 
Nunca le hable en todo confidente Reduzca todo intercambio personal o íntimo, porque así no le dará opción a que use la demagogia o pueda manipular hechos o intenciones. Y, por supuesto, si se trata de una relación de trabajo, evite toda invitación o sugerencia de almorzar juntos, tomar café, etcétera. 
Marque los límites Mantenga claramente las distancias. Aun cuando pueda evitar el trato (por ejemplo por cuestiones laborales), fije un marco en el que ese trato se manejará. 
Apóyese en los demás Confiando en amigos o compañeros, haciéndolos participar del problema que tiene, hallará esa seguridad de la cual las actitudes de su perseguidor, a veces, le generan dudas. 
No deje pasar desapercibido a su agresor Aclare siempre la situación señálelo con nombre y apellido, diciendo claramente cuánto le molesta la situación. Y no se desanime si la primera actitud de la persona a la que le cuenta lo que le pasa es minimizar el hecho, pero manténgase firme en expresar lo que le sucede. 
Trate de reunir pruebas de lo que pasa Una agresión psicológica se enfrenta con hechos concretos. Por ejemplo: si el perseguidor lo molesta con llamadas telefónicas, grábelas. Junte notas, cartas, todo lo que sea palpable como prueba. Pero siempre manteniendo cierta distancia de la situación, para que esto no se convierta en una obsesión incontrolable. 
Actitud mental frente al agresor Una vez que usted haya aprendido a detectar a un agresor psíquico y conozca la forma en que éste procede, puede desviar el mal simplemente con el poder de su pensamiento. Tenga en cuenta que la negatividad siempre puede invertirse y ser transformada en algo inocuo o, incluso, positivo. Cuando sienta las vibraciones adversas que surgen de su agresor, concentre su propio pensamiento en esa energía y trate de visualizarla como una nube negra que permanece suspendida entre los dos. Reprográmela poco a poco, utilizando su mente. Imagine que lentamente la nube se va disipando, disolviendo hasta desaparecer por completo. En su lugar, cree en su pensamiento un cristal fino pero indestructible, totalmente transparente. Será una barrera entre usted y su agresor, pero le permitirá verlo y vigilarlo de tal manera que siempre será consciente de sus intenciones. 

Graciela E. Prepelitchi

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