viernes, 21 de octubre de 2011

EL MUSEO DE LAS BENDITAS ANIMAS DEL PURGATORIO

Cientos de peregrinos visitan uno de los museos más insólitos que existen en Roma, el de las almas del purgatorio. Este museo se encuentra en la sacristía de una iglesia pequeña muy cerca del Vaticano. Misteriosas marcas en libros o prendas de vestir son, entre otros, los objetos que se exponen a la curiosidad de los visitantes.


A finales del siglo XIX se erguía la capilla de la Virgen del Rosario al lado de la iglesia del Sacro Cuore del Suffragio (Sagrado Corazón del Sufrimiento), frente al Tiber, en Roma, a pocas cuadras del Vaticano. El 15 de noviembre de 1897, el sacerdote francés Victor Jouet, párroco de la capilla, estaba rezando frente al altar cuando una de las velas prendió fuego en el marco del cuadro de la Virgen. Algunos dicen que el fuego fue muy pequeño y que sólo chamuscó la pared. Otros afirman que la capilla completa fue presa de las llamas (otros más mencionan que ahí no había una capilla sino un altar en memoria de los difuntos, como muchos de los que todavía se ven en las calles de Roma: “En esta zona tuvieron lugar muchas batallas, desde la antigüedad, y quien tenía un huerto encontraba día sí día no una calavera o unos huesos. Esta presencia tan constante de los muertos hizo que la gente fuera especialmente sensible y a menudo hacía altares en su memoria, para quedarse más tranquilos”.
Lo cierto es que el humo había trazado una mancha que con un poco de imaginación parecía un rostro: una pareidolia. Pronto miles de peregrinos llegaron a rezar durante horas frente a la mancha en la que veían un rostro de expresión afligida, melancólica, dolorida o de sufrimiento. Para los fieles representa la cara y el cuerpo atormentado de un hombre rodeado de llamas. Jouret concluyó que era un alma en pena, atormentada por las llamas del purgatorio
El religioso se preguntó si en otros lugares se habrían registrado apariciones análogas, y comenzó a realizar investigaciones en ese sentido.
Desde aquel momento, el padre Jouet, que creyó profundamente en la autenticidad de la aparición, no se concedió reposo, y empezó a recorrer media Europa para recoger testimonios, en conventos y casas particulares, de la presencia visible de las almas del purgatorio
La búsqueda no resultó nada sencilla pero, al cabo de algunos años, el padre Jouet consiguió reunir muchos testimonios curiosos que parecían confirmar su hipótesis: en varios casos, almas que se encontraban en el purgatorio se habían manifestado a los vivos, pidiendo plegarias e intercesiones que apresuraran su llegada al paraíso.
Al cabo de algunos años había reunido cientos de testimonios (280 marcas). Se trataba de ropas, libros, camisas y otros materiales en los que aparecían manchas que mostraban diferentes figuras.
Entonces se dio cuenta que necesitaba espacio para poder exhibir sus reliquias. Qué mejor lugar que los terrenos en donde se encontraba la capilla de la Madonna del Rosario. Contactó con el ingeniero Giuseppe Gualandi, nacido en Bolonia en 1870, y le pidió que concluyera los trabajos de la iglesia del Sagrado Corazón del Sufrimiento, iniciados en 1894, y anexara una habitación donde pudiera exhibirse la colección. La construcción de la curiosa y extraña iglesia neogótica, única en Roma, terminó en 1917, pero el “Pequeño Museo de las almas del Purgatorio” (conocido despectivamente como “El museo cristiano del más allá”) en la Via Lungotevere Prati, 12, se inauguró antes de terminar el siglo XIX.
Padre Jouet
En 1900 Jouet fundó la Associazione del Sacro Cuore di Gesû in suffrago della Anime del Pugatorio. La asociación vendía indulgencias y privilegios de León XIII y publicaba la Rivista mensile dell’ Associazione, luego llamada Le Purgatoire, misma que dejó de circular en la segunda década del siglo veinte.Pío X reconoció canónicamente la asociación, en su carta apostólica “Cum nobis”, hasta el 20 de enero de 1923.
A la muerte de Jouet, en 1912, el obispo Gilla Gremigni y el padre Ricasolisolicitaron al Papa Pío X que permitiera destruir los casos menos documentados de la colección. Seleccionaron pues los que poseían más certificaciones y aprobaciones de las autoridades. Las 280 piezas se redujeron a 19 que dan testimonio de 12 casos y que fueron guardadas en una larga vitrina ubicada en un pasillo vacío que conduce a la sacristía.
En el gabinete se pueden ver las reliquias, la mayor parte del país de origen de Jouet, Francia, encontradas entre 1637 y 1919. La primera es una foto de la imagen que apareció después del incendio en la capilla de la Virgen del Rosario. Las otras son impresiones hechas, supuestamente, con fuego dejadas por los muertos en paños, sábanas, páginas de libros de oraciones, hábitos, ropas, camisas y gorros de dormir así como mesas y tablillas de madera. Todas ellas muestran signos (cruces, huellas ennegrecidas de dedos y de manos) dejados, presuntamente, por almas que han regresado del más allá para “pedir oraciones por su sufrimiento”. Los católicos creen que las oraciones de los seres vivos aceleran la salida de las almas del purgatorio, un lugar entre el cielo y el infierno donde, según la iglesia católica, las almas llegan a expiar sus pecados antes de que se les permita ingresar al paraíso.
En un opúsculo editado por los misioneros del Sagrado Corazón se puede leer:
La Iglesia condena el espiritismo, considerado una creencia susceptible de evocar con prácticas mediúmnicas el espíritu de los difuntos. Pero el museo recoge solamente huellas causadas por almas que volvieron espontáneamente, para pedir sufragios de plegarias o buenas obras.

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