martes, 19 de junio de 2012

ANUNCIAR LA BUENA NUEVA.

Francisco fue el primero entre todos los fundadores de Ordenes religiosas en señalar claramente en la Regla la tarea misionera como un elemento básico, no encomendada primeramente a los clérigos, sino a los hermanos en general (y podemos suponer que también a las hermanas) aunque no sean sacerdotes. Francisco considera la predicación de los laicos como la forma original de anunciar el Evangelio "entre los sarracenos".

Vale la pena comparar la estructura de la predicación (exhortación que se confía a los seglares) (1 Rg 21), con el texto de la predicación destinada a los que serían enviados oficialmente "a los sarracenos" (1 Rg 16,6). Ambos textos concuerdan totalmente.

En otras palabras, la expresión "entre los sarracenos" indica que la exhortación propuesta a los seglares debía hacerse entre culturas extrañas y en los lugares de misión - como se decía anteriormente - o sea, en contextos sociales hasta entonces desconocidos.

Tal predicación buscaba preparar al pueblo para los sacramentos que luego serían administrados por los sacerdotes, pero la intención de Francisco era mostrar que ella constituye la primera y más importante tarea de los hermanos menores, y, con seguridad, de todos los hermanos y hermanas, sin tener en cuenta el Orden a que pertenecieran.

COlaboracion:
Ignacio Antonio de la Ó Alatorre 

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