martes, 13 de noviembre de 2012

CONSEJOS PARA UN ATEO

( De la excelente Revista Católica de Evangelización, INQUIETUD NUEVA, de los Misioneros Servidores de la Palabra, fundados por el Padre Luis Butera, les comparto un tema, muy a tono con el Año de la Fe.
Los invito a entrar el lugar http://www.cybersepa.org.mx/ para mayores informes sobre este Instituto y sus publicaciones )

Casi siempre estereotipamos al ateo como la persona que con una actitud orgullosa y arrogante niega sistemáticamente la existencia de Dios, apoyándose en endebles fundamentos y cayendo por lo mismo en posturas fanáticas. Es aquel que no puede soportar- ni ocultar el peso de las dudas y que sintiéndose perseguido por los numerosos cuestionamientos que le plantea la religión, rechaza tajantemente la idea de Dios, 

Sin embargo, hay muchos otros tipos de ateos. Están aquellos que se sienten incapaces de decir algo sobre Dios. Son ese tipo de personas que rechazan al "Dios caricatura", que presentan las definiciones etéreas y las imágenes acartonadas. La palabra de "Dios" es para ellos un símbolo estorboso que impide que el hombre se conozca a sí mismo. Se presentan como "humanistas" porque afirman creer sólo en el hombre y en sus valores infusos.

"Otros ni siquiera se plantean la cuestión de la existencia de Dios, ni sienten inquietud religiosa alguna y no perciben el motivo de preocuparse por el hecho religioso" (GS 19). Simplemente orientan su vida a la consecución de bienes materiales e inmersos en el mundo del trabajo, no se cuestionan ni se preocupan por el fin último del hombre, cayendo en un desenfreno absoluto que lo expone a un vacío existencial.
 
No faltan también los "ateos" de buena voluntad. Ellos forman un género de personas muy distinto a los anteriores, porque estos se afanan en la búsqueda de valores como la bondad, la paz, la justicia. Son llamados "filántropos" porque fundan su búsqueda en un amor por lo meramente humano. Albert Camús los llamó -santos sin Dios", porque con sus obras dan un gran testimonio y servicio profético a la humanidad, provocando interrogantes en la cristiandad y poniendo en tela de juicio la necesidad de Dios para poder construir un mundo mejor.

De este modo, el ateísmo en sus innumerables facetas, de las cuales he presentado sólo algunas, representa el más grande desafío de la cristiandad. "La Iglesia es categórica en reprobar con dolor y al mismo tiempo con firmeza el ateísmo" (cf. GS 21). No obstante descubrimos un tono muy pastoral y respetuoso, sobre todo para con aquellos que declarándose tales, buscan la verdad con conciencia sincera y comprometida. El ateo arrogante, en cambio, satisfecho de sus negaciones, contento con formas aprendidas. de memoria, no puede ser ayudado.


Propongo ahora una serie de consejos prácticos para todos aquellos "ateos" de buena voluntad para que se abran con toda su inteligencia a la fuerza de la verdad:

1. Nunca tendrá razones lógicas para negar la existencia de Dios. Debe sorprenderte el hecho de que algunos hombres ilógicamente nieguen la existencia de Dios por razones lógicas, al tiempo que renuncian a pruebas lógicas de la existencia de Dios. El ateo lógico intentará rebatir uno a uno los argumentos inteligentes que prueban la existencia de Dios. Las vías de Santo Tomás, San Buenaventura, San Anselmo, argumentos tradicionales para ayudarnos a demostrar la existencia de Dios, deben ser consideradas como apoyos de razón.

Es cierto que ha habido hombres que dejándose llevar por algún criterio niegan la existencia de Dios, pero es todavía más cierto, que muchos hombres de ciencia, sin ningún interés por demostrar la existencia de Dios, lleguen a esta conclusión: ¡Dios existe! Einstein, el físico más importante del siglo XX al referirse a las vías tomistas afirmó: "Quien está convencido de que los acontecimientos del mundo se rigen por la ley de la causalidad, no pueden aceptar en modo alguno la idea de que no exista un ser que interviene en la marcha del mundo, a no ser que no tomen realmente en serio la hipótesis de la causalidad". Para él, Dios es el más fuerte y noble motor de la investigación científica.

2. Mira a tu alrededor y observa el ambiente social que provoca una doctrina atea. La ausencia de Dios motiva y desarrolla brutalmente un egoísmo que arrastra a los pueblos a luchas despiadadas. Del egoísmo brotan las ambiciones, la soberbia y el orgullo, que llevan a los hombres a la explotación fría sistemática de los más débiles. Muchos y jóvenes reaccionan buscando este "algo absoluto" en el alcohol, las drogas o en los placeres. Unos naufragan insatisfechos de un lado a otro; y otros hastiados o desesperados caen en el suicidio.

3. Si es verdad que hay un solo Dios, y nada más que un solo Dios, vivo y verdadero como afirman los cristianos, es necesario que pruebes para que puedas creerlo. Por ello debes probar que ese Dios se ha encarnado en el mundo, y si es verdad que se ha hecho hombre, ese hombre, es el único que le podrá llevar a Dios de verdad. Esto te llevará a revisar críticamente la Sagrada Escritura y demás fuentes de Revelación, y si no fuera verdad, tendrías que seguir buscando. Y si aún no quedas convencido ¿cómo entonces se puede conocer a Dios'?

Blas Pascal, otro gran sabio y científico, nos dejó este consejo: "... no tiene sentido acumular pruebas a favor de la existencia de Dios, ¡tienes que vencer antes tus pasiones! ... ¿Quieres creer pero no conoces el camino? ¿quieres salir de tu incredulidad y no conoces el camino? ... Aprende de los que estuvieron atormentados por las dudas antes que tú. Imita lo que ellos hicieron, haz. lo que pide la fe como si de verdad creyeras, ve a misa, torna agua bendita; porque eso le hará sencillo y te llevará a la fe..."

Juan Pablo II, nuestro Papa, exhorta a los jóvenes que dudan de la fe: "Si quieres reconocer al Señor, debes estar dispuesto a cumplir los mandamientos. Si alguna vez el rostro de Jesús se difumina en tu vida-, si te asalta incluso la idea de que Dios no existe, pregúntate seriamente si estás cumpliendo los mandamientos. No olvides que, con frecuencia, la pérdida de la fe no es un problema intelectual, sino mas bien una cuestión de comportamiento. Y recuerda que el Primer paso para recuperar una fe aparentemente perdida (y empezar, por tanto, a conocer a Dios), puede ser acudir al sacramento de la Penitencia".

PADRE DANIEL BARRERA HERNÁNDEZ, MSP

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