La historia que se publicó en varios diarios de Chile, representa un caso poco común en la historia de la Iglesia Católica, pero especialmente por la particular circunstancia que a causa de un mal diagnóstico a la madre de los gemelos se le recomendó abortar.
“A mi mamá le dijeron que abortara porque la guagua venía mal, con tres piernas, cuatro brazos... pero ella no quiso, optó por la vida aunque en ese tiempo se podía, ya que ella estaba supuestamente en riesgo”, dice Paulo.
El padre Paulo explicó que todo empezó hace más de una década, cuando los hermanitos tenían 14 años.
“Mis papás se separaron y eso nos marcó mucho a los dos. Antes éramos locos por el fútbol, pero después no fuimos más. Como nuestro pueblo era chico, lo único que había era la iglesia, así que llegamos allá por cosas de la vida”, relata.
Y aunque reconocen que nunca han sido buenos para el carrete, hicieron una vida normal en el liceo jugando al futbol, compartiendo con sus amigos y también tuvieron sus novias. Pero a los 18 años decidieron entrar al Seminario, aunque singularmente no se lo contaron mutuamente.
"Fue muy raro porque yo no quise hablarlo para no influenciar a mi hermano. Pero cuando llegó el momento de decidir qué íbamos a hacer con nuestra vidas ambos decidimos entrar" contó Felipe.
En el Seminario San Rafel, donde se formaron, les pusieron varios apodos y tras 8 años de preparación fueron ordenados sacerdotes en abril de 2012 en la Catedral de Valparaíso.
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