«Estad en
vela, porque cuando el cuerpo duerme es nuestra naturaleza la que domina
y obramos no guiados por nuestra voluntad, sino por los impulsos de
nuestra naturaleza. Y cuando un pesado sopor, por ejemplo, la
pusilanimidad o la tristeza, domina al alma,
ésta es dominada por el enemigo y, bajo los efectos de ese sopor, hace
lo que no quiere. Los impulsos dominan a su naturaleza y el enemigo al
alma.
Por lo tanto, el Señor recomendó
al hombre la vigilancia de todo su ser: del cuerpo, para que evitara la
somnolencia; del alma, para que evitara la indolencia y la pusilanimidad
como dice la Escritura: Despertaos, como conviene; y: Me levanté y estoy contigo; y también: No desfallezcáis. Por eso, investidos de este ministerio, no sentimos desfallecimiento» (San Efrén, Comentario sobre el Diatéssaron).
¿Estamos preparados para las dificultades?
Acabo
de leer que Ussain Bolt ha hecho un nuevo récord del mundo en atletismo
para el equipo jamaicano de relevos 4×100, llegando con media recta de
ventaja. Anteriormente, había también ganado los 200 metros. Pero, sin
embargo, se le escapó el título al que nos tenía ya acostumbrados: el de
los 100 metros. Y ¿qué pasó? Que el corredor jamaiquino salió en falso y
quedó descalificado. El motivo de este error lo explica él mismo: «En
la serie y en la semifinal había tenido buenas salidas. Trabajé mucho
ese aspecto técnico esta temporada. Me sentía bien, estaba realmente
preparado. Me decía en la salida de la final “vamos, vamos”. Y creo que
la ansiedad me invadió».
Este hecho me
hizo reflexionar mucho. ¡Cuántas veces en nuestra vida creemos que
estamos preparados para afrontar los grandes momentos! Y luego llega la
dificultad, las cruces… y la ansiedad nos invade. ¿Entonces?
Comentábamos la semana pasada que los monjes orientales
consideraban la vida como un combate y que, por lo mismo, debemos estar
siempre preparados para afrontar con entereza los momentos duros. Y
justamente el texto de San Efrén que quisiera comentar con ustedes nos
ayuda en este sentido.
La práctica de la vigilancia sobre ti mismo
El
Santo de Siria nos invita a una actitud fundamental para la vida
cristiana: la vigilancia. Y, sobre todo, la vigilancia sobre uno mismo.
Leí hace poco una frase que, tomada en su justa medida, puede resultar
interesante: «recuerda que tu mayor enemigo eres tú mismo». Y, en cierta
manera, es verdad. No que tengamos que odiarnos, cayendo en una especie
de esquizofrenia espiritual en el que queremos ser santos pero, al
mismo tiempo, despreciamos todas las acciones que realizamos. No. Es más
bien una visión de realismo, que me hace ver que estoy herido por el pecado original y que, si no pongo los medios, iré por tendencia hacia lo malo; por lo menos hasta que no cree un hábito
de vida según Dios. San Efrén lo dice muy claro: « obramos no guiados
por nuestra voluntad, sino por los impulsos de nuestra naturaleza».
¿Qué hacer? Una frase que cita nuestro santo parece indicarnos un punto de partida: Me levanté y estoy contigo. Interesante, ¿no creen? Y es que en esta frase se encierra toda la vida del cristiano.
1.-Luchar, levantarse, colaborar, trabajar
Por un lado, levantarse. Es decir, colaborar con la gracia
de Dios, luchar contra mis defectos y debilidades, ser humildes en
reconocerme caído también. Es un punto esencial y que nunca debemos
olvidar. Porque están los que le achacan a Dios todos sus problemas y
luego no colaboran con Él para nada. No, debemos SIEMPRE saber
levantarnos.
2.-Buscar a Cristo, orar, dialogar
Pero, por otro lado, también aflora el otro aspecto: y estoy contigo. Y aquí es donde entra nuestra oración.
Porque no luchamos para correr solos los 100 metros de nuestra
existencia, sino para correrlos con Dios. Es más, y si se me permite, yo
diría que tenemos que dejar que Cristo
nos cargue y corra por nosotros la carrera. Pero para eso es necesario
entrenar con Él en el diálogo confiado con Él, en la cercanía a los sacramentos, en mis comuniones espirituales, etc.
Y
claro, un ser humano que se levanta continuamente (trabajo personal) y
está siempre con el Señor (unión con Dios) da frutos también en el mundo
que le rodea. El Papa Benedicto XVI, en la audiencia que le dedicó a San Efrén, comenta en este sentido: «Es importante la reflexión de san Efrén sobre el tema de Dios creador: en la creación no hay nada aislado, y el mundo, al igual que la sagrada Escritura, es una Biblia
de Dios. Al utilizar de modo erróneo su libertad, el hombre trastoca el
orden del cosmos». Y quien la utiliza bien, ordena, aún más, ese plan
infinito de Dios.
Cada día, al
levantarnos, se nos da un pistoletazo de salida y comienza una carrera
de 24 horas. ¿Cómo la estás corriendo el día de hoy? Ojalá que,
siguiendo las recomendaciones de San Efrén –que son las mismas de
Cristo, después de todo (cf. Mt 26, 41)– sepamos correrlos tomados de la mano de Dios.
Autor, P Juan Antonio Ruiz J., L.C.
https://la-oracion.com/como-orar/dos-actitudes-fundamentales-en-la-vida-espiritual/
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