Oh alto y glorioso Dios!,
ilumina las tinieblas de mi corazón.
y dame fe recta,
esperanza cierta y caridad perfecta,
sentido y conocimiento, Señor,
para que cumpla tu santo y veraz mandamiento.
San Francisco recitaba
esta oración durante ese tiempo largo de búsqueda del querer de Dios
para su vida, cuando frecuentaba la iglesita de san Damián y se sintió
llamado por su nombre. Fue allí donde aconteció aquel encuentro que
cambió definitivamente el rumbo de su vida: Cristo, clavado en la cruz y, a la vez, con los ojos bien abiertos, le habló y le confió una misión.
La vocación inicia
porque hemos sido llamados por Él. No es algo que uno se inventa o
decide por su cuenta; no es tampoco el proyecto que uno tiene sobre sí
mismo. Es una llamada que se escucha, entre dudas e incertidumbres, y
que poco a poco va abriendo un horizonte nuevo en nuestra vida, muchas
veces no buscado ni deseado. Y, además, sin merecerlo. Es más: sabiendo
que somos limitados, que no somos los mejores… El Señor espera que
libremente acojamos su invitación (¡Sígueme!) y nos decidamos a dar el
paso; que tengamos la valentía de empezar a caminar con Él; que no
apaguemos el deseo de dejarlo todo para seguir sus huellas y servir con
humildad a los hermanos. Pero a veces el miedo y las dudas (tinieblas del corazón,
las llamó san Francisco) intentan sofocar esta llamada. Por eso san
Francisco, con esta sencilla oración, pide luz; pide más confianza y
abandono frente a las dudas; pide más esperanza frente al miedo y la
inseguridad ante lo desconocido; pide un amor más grande para no
conformarse con “amores” pequeños o estrechos.
¿Tienes miedo de
escuchar la voz del Señor, porque temes perder el control de tu vida?
¿Te cuesta fiarte de Dios, es decir, dejar que Él tenga la iniciativa,
que Él lleve tu camino permitiendo que te conduzca donde Él quiera?
¿Temas que Él te pida cosas imposibles, que te saque de tus esquemas y
seguridades? Quizás por eso, ante su llamada, prefieres inventar
excusas, negociar con Él, intentando convencerte a ti mismo (y en el
fondo también a Él) de que es mejor dejar las cosas como están... Pide
luz. Pide más confianza, más esperanza, más amor.
¡Sígueme!
Marcos 10, 30
https://vocacionesfranciscanas.blogspot.mx/2018/01/por-que-el-miedo-y-no-mas-bien-la.html
No hay comentarios.:
Publicar un comentario