domingo, 16 de febrero de 2020

Quince minutos con el Ángel Custodio

Santo Angel de mi Guarda mi mulce compañía.


“Ángel de mi guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día, hasta que descanse en los brazos de Jesús, José y María”. 

Esta es una oración que me enseñaron desde pequeño y que al hacerme grande he olvidado. Te pido perdón Ángel mío, y te prometo acordarme de ti más a menudo, porque sé que tu intervención en mi vida es tanto más poderosa y eficaz cuanto más te invoco y te rezo. 

Te pido que me defiendas del enemigo infernal y de los accidentes y males de todo tipo, porque estamos en un tiempo difícil en que el, Infierno se ha desencadenado con toda su furia, y solo los que se confíen a sus ángeles custodios, saldrán ilesos de esta contienda. 

Desde hoy quiero estrechar más los vínculos de amor entre mi alma y tú, ángel mío, para que en el momento de la muerte esté tranquilo y feliz, habiendo cumplido bien mi misión aquí en la tierra, con tu ayuda eficaz, y así entre dicho al Paraíso que me espera, y al que me habrás ayudado a ganarme con tus cuidados de todo género y tus dulces inspiraciones. 

Tú, ángel mío, eres mi gran amigo, y estás las veinticuatro horas del día a mi lado, ocupado y preocupado día y noche por mi salvación. Te doy gracias por ello, y te prometo estar más atento a tu voz y a tus directivas.


No hay comentarios.: