jueves, 18 de enero de 2018

MIs 12 propósitos para este año 2018

Mi Señor Jesucristo: Deseo regalarte estos 12 propósitos:

1. FE, para abandonarme plenamente en tí. "Si Dios no es tu fin, te encuentras como un hombre sin pies o como el que los tiene torcidos y no puede caminar. Si, además, ansías los bienes de este mundo, corres, sí, pero corres fuera del camino: tu marcha es más bien andar errante que caminar al fin." San Agustín. (In Ep. Io. 10, 1) 

 
2. ESPERANZA, para nunca desfallecer en el camino. "Dirige, pues, tus aspiraciones al fin, dirígelas a Cristo; todo cuanto hagas, refiérelo a él, y cuando en él descanses, no quieras tener más anhelos. Pon en Cristo tu mirada, para que no te detengas en el camino y llegues al fin." San Agustín.

3. CARIDAD, para endulzar la vida. "La caridad es la que nos da paciencia en las aflicciones, moderación en la prosperidad, valor en las adversidades, alegría en las obras buenas; ella nos ofrece un asilo seguro en las tentaciones, da generosamente hospitalidad a los desvalidos, alegra el corazón cuando encuentra verdaderos hermanos ...." San Agustín (Serm 350, 2-3)

4. HUMILDAD y SENCILLEZ, para servirte con el corazón. "No te dejes engañar por la soberbia, al ver que es abundante en obras; ten presente que hace algunas muy semejantes o casi iguales a las inspiradas por la caridad. La caridad da de comer al hambriento, y también lo hace la soberbia; pero la caridad lo hace para que el Señor sea glorificado y la soberbia para ser ella alabada." San Agustín.  ( In Ep, Io,8,9)

"Tu enemigo es tu propio deseo: eres tentado, cuando eres atraído y halagado por tu propio deseo;.." San Agustín. Serm 57, 9.

5. BONDAD, para ser como Tú eres. "Ten entrañas de misericordia, abraza la bondad, a fin de revestirte de Cristo; porque en la medida que practicas la bondad te revistes de Cristo y por la semejanza con Cristo te hace semejante a Dios." San Gregorio Niseno. (D. 1 en Gn 1, 26)

6. SERVICIO, para usar al máximo los dones que me has dado. "Entra pues, dentro de tí mismo, y en todo lo que hagas ten presente que Dios es testigo" San Agustín.

7. SERENIDAD, para tener el tesoro de la paz interior. "Tu barca se agita y amenaza naufragio, porque Cristo duerme dentro de tí. Cuando en el mar de este mundo descubres que los buenos son perseguidos y los malos triunfan, surge la tentación , se encrespan las olas. Tu alma dice: Despierta a Jesús en ti y dile de corazón: ¡Maestro, que perezco! Me aterran los peligros del mundo; ¡estoy perdido! Entonces él despertará, y volverá la fe a tu corazón" San Agustín. (In Ps 25, 4)

8. SABIDURÍA, para actuar como tú quieres. " Entra en tí mismo y deja atrás el ruido y la confusión. Mira dentro de tí. Mira a ver si hay algún delicioso lugar escondido en tu conciencia donde puedas estar libre del ruido y de la discusión. Donde no hay necesidad de continuar tu disputa y hacer proyectos para seguir adelante en tu camino. Escucha la palabra con calma para entenderla." San Agustín. (Sermones 52, 22)

9. AMOR, para sentirte a mi lado. " Donde está el amor, ¿qué puede faltar? Y si el amor no está ¿qué puede valer?" San Agustín. (In Io. 83,3)

"Quita la fe, y desaparece lo que crees; quita la caridad, y desaparece lo que haces. A la primera pertenece lo que crees; a la segunda pertenece lo que obras. Te diré, en conclusión, que la única fe purificadora es la que obra por amor" San Agustín. (Serm. 53,2)

10. PERSEVERANCIA, para cuidar los detalles que te agradan. "¿Quieres ser grande? Comienza por lo más pequeño. Cuanto más alto sea el edificio que se desea levantar tanto más profundos se cavan los cimientos. La construcción de un edificio continuamente va subiendo; en cambio, el que abre las zanjas va bajando. Por consiguiente, todo edificio, antes de alcanzar su altura, debe descender, y el remate se yergue después de haber descendido." San Agustín. (Ser. 69,2)

11.SALUD, para aprovechar la vida que me has prestado. " Tarde te amé, Belleza tan antigua y tan nueva, tarde te amé. Me has llamado y tu grito rompió mi sordera. Resplandeciste y has disipado mi ceguera. Exhalaste tu perfume, lo respiré y ahora te anhelo. Te he gustado y tengo hambre y sed de ti. Me tocaste y ardo de deseo por tu paz" . San Agustín. (Confesiones 10, 27)

12. OBEDIENCIA, para aceptar tu voluntad. 



miércoles, 17 de enero de 2018

¿Cuanto vales?


Alfredo, con el rostro abatido de pesar, se reúne con su amiga Marisa en un restaurante para tomar un café. Deprimido, descargó en ella sus angustias... que si el trabajo, la crisis actual, la escasez de dinero, la relación con su pareja, su vocación... todo parecía ir mal en su vida.
Marisa introdujo la mano en su cartera, sacó un billete de 100 euros y le dijo: -"Alfredo, ¿quieres este billete?"
Alfredo, un poco confundido al principio, le dijo: -"Claro Marisa... son 100 euros, ¿quién no los querría?" Entonces Marisa tomó el billete en uno de sus puños y lo arrugó hasta hacerlo un pequeño bollo.
Mostrando la estrujada pelotita verde a Alfredo, volvió a preguntarle: -"¿Y ahora lo quieres igual?"
-"Marisa, no sé qué pretendes con esto, pero siguen siendo 100 euros. Claro que los tomaré si me lo entregas."
Entonces Marisa desdobló el arrugado billete, lo tiró al piso y lo restregó con su pie en el suelo, levantándolo luego sucio y marcado. -"¿Lo sigues queriendo?"
-"Mira Marisa, sigo sin entender qué pretendes, pero ese es un billete de 100 euros y mientras no lo rompas, conserva su valor..."
-"Entonces Alfredo, debes saber que aunque a veces algo no salga como quieres, aunque la vida te arrugue o pisotee, SIGUES siendo tan valioso como siempre lo hayas sido... Lo que debes preguntarte es CUÁNTO VALES en realidad y no lo golpeado que puedas estar en un momento determinado".
Alfredo se quedó mirando a Marisa sin atinar con palabra alguna mientras el impacto del mensaje penetraba profundamente en su cerebro. Marisa puso el arrugado billete de su lado en la mesa y con una sonrisa cómplice agregó: -"Toma, guárdalo para que te acuerdes de esto cuando te sientas mal... Pero me debes un billete nuevo de 100 euros para poder usarlo con el próximo amigo que lo necesite!" Le dio un beso en la mejilla a Alfredo -quien aún no había pronunciado palabra- y levantándose de su silla se alejó rumbo a la puerta.
Alfredo volvió a mirar el billete, sonrió, lo guardó en su billetera y dotado de una renovada energía llamó al camarero para pagar la cuenta.

sábado, 6 de enero de 2018

LOS MEJORES REYES


LOS MEJORES REYES

Una vez vi a los Reyes Magos. No eran tres, eran dos y eran los mejores magos que vi en mi vida. Se las arreglaban para que siempre hubiera algo en los zapatos. Lo mínimo, lo que fuere. Aunque no hubiera nada, ellos lograban que hubiese lo que para nosotros era todo. El tercero nunca lo vi, pero seguro que lo dejaban cuidando los camellos. Nunca, nunca olvidaré a los dos reyes magos que vi. Seguro que ustedes también los vieron y saben quiénes son y saben que son más magos que reyes. Si dejaron de creer, si esta noche no ponen los zapatos, comida para estos viajeros, ni el pasto, ni el agua, acérquense a sus reyes, denles un beso en la frente (ustedes saben que los tienen cerca) y los que no los tienen con ustedes, sepan que desde un cielo hermoso siguen viajando para seguir entregando ilusiones y sonrisas...

Agradézcanle la herencia porque ahora muchos de ustedes se han convertido en reyes y en magos. Y lo mejor que pueden dejarles a sus hijos es esa magia que los convertirán en reyes y en magos…. Y tal vez, dentro de unos años, ustedes recibirán el beso en la frente y así será hasta el fin de los tiempos… Feliz noche para los reyes de hoy, para los de ayer y los reyes del futuro, porque no hay mejor reino que el mágico ni mejores reyes que ustedes… Paz y Bien

Anónimo.

Fiesta de la Epifanía o Día de Reyes


Los pastores y reyes del Oriente visitan a Jesús el Mesías, le llevan regalos y lo adoran con oro, incienso y mirra.
 Origen de la fiesta:

El 6 de enero se celebraba desde tiempos inmemoriales en Oriente, pero con un sentido pagano: En Egipto y Arabia, durante la noche del 5 al 6 de enero se recordaba el nacimiento del dios Aion. Creían que él se manifestaba especialmente al renacer el sol, en el solsticio de invierno que coincidía hacia el 6 de Enero. En esta misma fecha, se celebraban los prodigios del dios Dionisio en favor de sus devotos.
La fiesta de la Epifanía sustituyó a los cultos paganos de Oriente relacionados con el solsticio de invierno, celebrando ese día la manifestación de Jesús como Hijo de Dios a los sabios que vinieron de Oriente a adorarlo. La tradición pasó a Occidente a mediados del siglo IV, a través de lo que hoy es Francia.

La historia de los Reyes Magos se puede encontrar en Mateo 2, 1-12

“Después de haber nacido Jesús en Belén de Judea, en el tiempo del Rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén diciendo: ¿dónde está el que ha nacido, el Rey de los Judíos? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo.
Al oír esto, el Rey Herodes se puso muy preocupado; entonces llamó a unos señores que se llamaban Pontífices y Escribas (que eran los que conocían las escrituras) y les preguntó el lugar del nacimiento del Mesías, del Salvador que el pueblo judío esperaba hacía mucho tiempo.
Ellos contestaron: En Belén de Judá, pues así está escrito por el Profeta:

Y tú, Belén tierra de Judá
de ningún modo eres la menor
entre las principales ciudades de Judá
porque de ti saldrá un jefe
que será el pastor de mi pueblo Israel

Entonces Herodes, llamando aparte a los magos, los envió a la ciudad de Belén y les dijo: Vayan e infórmense muy bien sobre ese niño; y cuando lo encuentren, avísenme para que yo también vaya a adorarlo.
Los Reyes Magos se marcharon y la estrella que habían visto en el Oriente, iba delante de ellos hasta que fue a pararse sobre el lugar donde estaba el Niño. Al ver la estrella, sintieron una gran alegría.
Entraron en la casa y vieron al niño con María su madre. Se hincaron y lo adoraron. Abrieron sus tesoros y le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Luego, habiendo sido avisados en sueños que no volvieran a Herodes, (pues él quería buscar al Niño para matarlo), regresaron a su país por otro camino.”


Podemos aprovechar esta fiesta de la Iglesia para reflexionar en las enseñanzas que nos da este pasaje evangélico:

*Los magos representan a todos aquellos que buscan, sin cansarse, la luz de Dios, siguen sus señales y, cuando encuentran a Jesucristo, luz de los hombres, le ofrecen con alegría todo lo que tienen.

* La estrella anunció la venida de Jesús a todos los pueblos. Hoy en día, el Evangelio es lo que anuncia a todos los pueblos el mensaje de Jesús.

* Los Reyes Magos no eran judíos como José y María. Venían de otras tierras lejanas (de Oriente: Persia y Babilonia), siguiendo a la estrella que les llevaría a encontrar al Salvador del Mundo. Representan a todos los pueblos de la tierra que desde el paganismo han llegado al conocimiento del Evangelio.

* Los Reyes Magos dejaron su patria, casa, comodidades, familia, para adorar al Niño Dios. Perseveraron a pesar de las dificultades que se les presentaron. Era un camino largo, difícil, incómodo, cansado. El seguir a Dios implica sacrificio, pero cuando se trata de Dios cualquier esfuerzo y trabajo vale la pena.

* Los Reyes Magos tuvieron fe en Dios. Creyeron aunque no veían, aunque no entendían. Quizá ellos pensaban encontrar a Dios en un palacio, lleno de riquezas y no fue así, sino que lo encontraron en un pesebre y así lo adoraron y le entregaron sus regalos. Nos enseñan la importancia de estar siempre pendientes de los signos de Dios para reconocerlos.

Los Reyes Magos fueron generosos al ir a ver a Jesús, no llegaron con las manos vacías. Le llevaron:
  • ORO: que se les da a los reyes, ya que Jesús ha venido de parte de Dios, como rey del mundo, para traer la justicia y la paz a todos los pueblos;
  • INCIENZO: que se le da a Dios, ya que Jesús es el hijo de Dios hecho hombre;
  • MIRRA: que se untaba a los hombres escogidos, ya que adoraron a Jesús como Hombre entre los hombres.
Esto nos ayuda a reflexionar en la clase de regalos que nosotros le ofrecemos a Dios y a reconocer que lo importante no es el regalo en sí, sino el saber darse a los demás. En la vida debemos buscar a Dios sin cansarnos y ofrecerle con alegría todo lo que tenemos.

* Los Reyes Magos sintieron una gran alegría al ver al niño Jesús. Supieron valorar el gran amor de Dios por el hombre.

* Debemos ser estrella que conduzca a los demás hacia Dios.

Significado de la fiesta:

Antes de la llegada del Señor, los hombres vivían en tinieblas, sin esperanza. Pero el Señor ha venido, y es como si una gran luz hubiera amanecido sobre todos y la alegría y la paz, la felicidad y el amor hubieran iluminado todos los corazones. Jesús es la luz que ha venido a iluminar y transformar a todos los hombres.

Con la venida de Cristo se cumplieron las promesas hechas a Israel. En la Epifanía celebramos que Jesús vino a salvar no sólo a Israel sino a todos los pueblos.

Epifanía quiere decir "manifestación", iluminación. Celebramos la manifestación de Dios a todos los hombres del mundo, a todas las regiones de la tierra. Jesús ha venido para revelar el amor de Dios a todos los pueblos y ser luz de todas las naciones.

En la Epifanía celebramos el amor de Dios que se revela a todos los hombres. Dios quiere la felicidad del mundo entero. Él ama a cada uno de los hombres, y ha venido a salvar a todos los hombres, sin importar su nacionalidad, su color o su raza.
Es un día de alegría y agradecimiento porque al ver la luz del Evangelio, salimos al encuentro de Jesús, lo encontramos y le rendimos nuestra adoración como los magos.

Origen de la Rosca de Reyes       
Después de que los Reyes adoraron a Jesús, un ángel les avisó que no regresaran donde Herodes y ellos regresaron por otro camino. Herodes al enterarse que había nacido el Rey que todos esperaban, tuvo miedo de perder su puesto y ordenó matar a todos los niños menores de dos años entre los cuales se encontraría dicho Rey.

La Sagrada Familia huyó a Egipto y el niño Dios se salvó, otras familias escondieron a los bebés en tinajas de harina y así no fueron vistos y salvaron sus vidas. Desde entonces, los judíos comían pan ázimo el 6 de enero en el que escondían un muñeco de barro recordando este acontecimiento.

Los primeros cristianos tomaron un poco de esta tradición y la mezclaron con la historia de la visita de los Reyes Magos para la celebración de la Epifanía: cambiaron el pan ázimo por pan de harina blanca y levadura, cocida en forma de Rosca, endulzándolo con miel y adornándolo con frutos del desierto, como higos, dátiles y algunas nueces.

Para los cristianos, la forma circular de la rosca simboliza el amor eterno de Dios, que no tiene principio ni fin. Los confites son las distracciones del mundo que nos impiden encontrar a Jesús.  El cuchillo con que se parte la rosca representa el peligro que tuvo en el hijo de Dios en época de Herodes

El muñequito escondido dentro de la rosca, simboliza al Niño Jesús que los reyes no encontraban porque la estrella desaparecía.

Esta costumbre de los cristianos de Palestina llegó a Europa y posteriormente a América.

En México, pensar en la rosca de reyes es tener presente una reunión en familia o con amigos
, el que encuentra el muñequito de la rosca se convierte en el centro de la fiesta: se le pone una corona hecha de cartón y cubierta de papel dorado y se le da el nombramiento de “padrino del Niño Jesús”.

El padrino deberá vestir con ropas nuevas a la imagen del niño Jesús del nacimiento y presentarlo en la Iglesia el día 2 de Febrero, día de la Candelaria. Después hará una fiesta con tamales y atole.


Sugerencias para vivir esta fiesta
  • Reflexionar y contestar las siguientes preguntas: ¿qué regalo le voy a dar a Jesús este año que comienza?; ¿qué puedo cambiar para ser mejor?; ,¿qué regalos le voy a ofrecer a Jesús?; ¿me encuentro alegre porque Dios me ama?; ¿tengo fe en Dios?; ¿sé vivir en la pobreza?; ¿soy generoso (con mi tiempo, con mi persona, con los demás)?; ¿suelo perseverar en mi vida espiritual a pesar de las dificultades que se me presentan?; ¿obedezco a Dios con prontitud?
Por: Tere Vallés | Fuente: Catholic.net 

martes, 2 de enero de 2018

Salva tu Familia P. Angel Espinoza L.C.



UN MENSAJE AL CORAZON DE TODOS Y CADA UNO DE NOSOTROS EN ESTE NUEVO AÑO ESTE MENSAJE QUE VA AL CENTRO DE NUESTRA EXISTENCIA, ESCUCHEMOS CON LOS OIDOS DEL ALMA Y PONGAMOSLO EN PRACTICA CADA UNO DE ESTOS CONSEJOS Y REFLEXIONES DEL P. ANGEL ESPINOZA.
PAZ Y BIEN

lunes, 1 de enero de 2018

10 sencillas maneras de acercar a tus hijos a Dios

Ser padres nos hace responsables no solo del cuidado de nuestros hijos sino también de la educación espiritual que les brindamos desde el momento en que los concebimos. Por eso quiero compartir con ustedes 10 sencillas formas de acercar a nuestros hijos a Dios inclusive desde el momento en que nos enteramos de que vamos a ser padres.
«¿Buscamos entender ‘dónde’ los hijos verdaderamente están en su camino? ¿Dónde está realmente su alma? ¿Lo sabemos? Y sobre  todo: ¿Lo queremos saber? ¿Estamos convencidos de eso, en realidad, no esperan algo más?» (Papa Francisco).

1. Ora en voz alta durante el embarazo

Nuestros pequeños escuchan nuestra voz todo el tiempo, es importante que el momento que le dediques a la oración esté lleno de tranquilidad. Elije un espacio cómodo en donde no te interrumpan o donde nada te distraiga. Puedes construir un pequeño altar o hacerlo mientras ves una estampita de la Virgen o de Jesús para que tus pensamientos no divaguen en otras cosas. Haz que tú bebe sienta que ese momento es único y especial para los dos, puedes elegir una hora del día para que se vuelva una rutina diaria. Mientras oras puedes sobar tu pancita para que tu bebe sienta que la oración va dedicada a él también.

2. Llévalo a misa


Algunas personas piensan que es muy molesto llevar a los chiquitines a misa porque lloran muy fuerte, hacen ruido, incomodan a la gente o no se quedan quietos. Mi recomendación es que lo lleves a misa cada domingo, tal como tú y tu familia lo solían hacer antes de su nacimiento.  Si llora y es aún muy bebe lo podrás calmar con el pecho o el biberón; si es un poco más grande y ya gatea o camina suele hacer berrinches más a menudo, sal de la iglesia, dale un pequeño paseo hasta que se calme y vuelve a entrar. Si tu niño ya es 100% consciente de que va a misa los domingos y no se queda quieto, grita a todo pulmón o incluso se tira al piso, sal de nuevo, ponte a su altura y háblale de manera pausada y en tono suave, explícale porque están allí y porque es importante portarse bien durante la Eucaristía. Si pellizcas a tu hijo mientras hace el berrinche, lo halas bruscamente para sacarlo, lo matas con la mirada o le gritas afuera de la iglesia, detestara cada domingo. Son niños y hay que ponernos en sus zapatos, no están en edad de quedarse quietos y mucho menos de poner atención más de 20 minutos seguidos. Cada vez que yo voy a misa, salgo a calmar a mi hijo unas 10 veces pero lo vuelvo a entrar; no hay que darse por vencido pues aunque son pequeños saben muy bien como manipularnos, lo importante es que ellos se den cuenta que no importa cuántas veces salgamos de la iglesia siempre volveremos a entrar hasta que la celebración culmine.

3. Reza con ellos en las noches


Puede ser junto a su cama o cuna, ponte de rodillas y ora. Cuando los niños son pequeños todo les asombra y les causa curiosidad, tienen el don de imitar tanto lo bueno como lo malo, y muy probablemente mientras estés orando querrán llamar tu atención, empezaran a hablar como si les dieran cuerda, cantaran, sacaran sus juguetes o te halaran de la camisa. Aprovecha esta oportunidad para explicarle lo que estás haciendo e invítalo a unirse a tu oración. Dile que repita después de ti o pregúntale: ¿por qué le darías gracias a Dios hoy? ¿Quieres enviarle un mensaje a la Virgen conmigo? Notarás que este tipo de preguntas les causa sorpresa, enséñales cómo deben persignarse y procura que ese momento dedicado a la oración no sea tan largo, pues querrá empezar a hacer otra cosa. Si tu niño o niña es un bebe, persígnalo con su manita y ora en voz baja junto a él.

4. Familiarízalo con imágenes de Jesús y de María Santísima

Tener un altar en el hogar debe ser tarea de todo católico, no tiene que ocupar una habitación completa, pero si debes destinarle un lugar especial, de visibilidad y alcance para todos los miembros de la familia. Es importante que nuestros pequeños encuentren imágenes de Jesús, de María y de los Santos. Mi hijo tiene un año y cinco meses y le hemos enseñado a mandarle besitos a la Virgen. Cada vez que la ve, sin importar el lugar en el que estemos le manda un beso y yo me derrito de amor, los niños aprenden muy rápido las cosas, aprovechar la edad entre los 0 y 5 años es primordial para ensañerles lo que más podamos. Un día Juan José (mi hijo) encontró el llavero de mi mamá en un bolso, vio que de el estaba colgada la imagen de la Virgen de Guadalupe, y sin que nadie le dijera nada, hizo cara de sorpresa, nos miró a todos por unos segundos y la beso. Puedes poner un Cristo en su habitación, la imagen de María Santísima en su mesita de noche o un cuadro con el ángel de la guarda.

5. Déjalo elegir películas y libros que hablen de Dios


Aprovecha el gusto que tienen tus hijos por las películas o los cuentos. Compra películas como «El Arca de Noe», «David y Goliat», «El Buen Samaritano», «El Hijo Prodigo», «La Historia de José y sus hermanos», «Los Milagros de Jesús», «El Príncipe de Egipto», «Joseph: Rey de los Sueños», etc. Existen también muchos libros que le cuentan a los niños las historias de la biblia de manera divertida e ilustrada,  puedes comprar libros para colorear o la llamada «Biblia de los niños» que está en las principales librerías. De esta manera podrás darle varias opciones a tu hijo para que sea él quien escoja qué historia quiere conocer. Nunca los obligues o los amenaces con castigos si no quieren realizar esta actividad. Cada fin de semana le puedes dar una opción distinta o proponerle a él o ella que te acompañe a comprar el libro o la película que prefiera. Es una manera fácil y divertida para que nuestros hijos conozcan la vida de Jesús, de María Santísima o los santos desde que son chiquitines.

6. Déjalo participar en actividades relacionadas con la Iglesia


Si en el colegio de tu hijo hay infancia misionera, déjalo ser miembro del grupo. Si le gusta actuar o cantar, déjalo participar en las ceremonias religiosas en las que se hacen dramatizaciones o inscríbelo al coro de la Iglesia. Si el colegio realiza campañas en las que se recolecta ropa o víveres para los más necesitados, explícale porque debemos ayudarle a los demás. Nunca le prohíbas a tu hijo actividades como estas, si muestra algún interés, déjalo experimentar y mantén una actitud siempre positiva frente a sus logros y hazañas. Hazle saber cuánto le agrada a Dios su buen comportamiento y solidaridad, permitiéndole sentir que te sientes orgulloso de ser su madre o su padre.

7. Permítele ver que hay niños que no lo tienen todo


Llevar a nuestros hijos a fundaciones o instituciones que ayuden a los demás es una experiencia hermosa para todos los involucrados, tanto como para los niños a los que visitamos, como para nuestros hijos y para nosotros mismos. Hacerles ver que el mundo no es color de rosa y que no todos los niños gozan de un hogar con papá y mamá abrirá sus corazones. Puedes ir a una fundación que acoja a niños huérfanos, niños maltratados, con cáncer, o con alguna enfermedad. Todos los niños merecen ser amados y escuchados. Haz que tu hijo comparta al menos dos veces al año una experiencia como ésta. Organiza un partido de fútbol, una tarde de película o un compartir con la organización que escojas. De esta manera tu hijo comprenderá que no todos los niños gozan de los privilegios que él tiene; aprenderá a compartir y a ver a todos como iguales, no hará distinciones en la hora del juego y se convertirá en un niño consciente y dispuesto a ayudar a los demás en cualquier lugar.

8. Enséñale a apreciar la naturaleza


No es necesario que viajes a Irlanda para que tu hijo sea testigo de impresionantes paisajes: una flor basta para que le cuentes a tu pequeño que Dios está presente en cada una de sus creaciones, hasta en la más pequeña. El cielo, el mar, las estrellas, la luna, los árboles, las montañas. Puedes intentar preguntarle a tu hijo cuanto cree que le ama a Dios (tal vez alguna de sus ocurrencias te haga derretir de amor) pero es válido que tú le des una manita: puedes retarlo a contar las estrellas o a adivinar qué tan profundo es el mar y decirle que así es el amor de Dios: infinito como las estrellas que adornan el firmamento o los granos de arena en la playa. Es importante que nuestros hijos sean conscientes que todo cuanto nos rodea ha sido creado de la mano de Dios, los viajes a otras ciudades o países pueden ser la oportunidad perfecta para que le hables de Dios a tus hijos.

9. Hazle saber que hay más satisfacción en dar que en recibir


La época de Navidad es perfecta para realizar esta actividad. Hay dos formas de hacerlo: la primera es comprar juguetes o ropa para que niños de escasos recursos, huérfanos o desamparados reciban un detalle en esta fecha. La otra opción que tenemos es pedirles a nuestros pequeños que decidan qué juguetes ya no utilizan y están en buen estado para donarlos. En todo el proceso debemos incluir a nuestros pequeños, desde ir a comprar o escoger los juguetes, hasta empacarlos e ir a entregarlos personalmente. De esta manera ellos entenderán que las cosas no son tan fáciles de obtener y que no todos los niños tienen los privilegios que nosotros como padres les otorgamos. Este acto de generosidad y entrega puede practicarse en cualquier época del año, lo importante es transmitirles a nuestros hijos el amor por el que más lo necesita. Cuando hayan culminado la tarea puedes preguntarle cómo se sintió al entregarle a otro niño un regalo o  que fue lo que más le gustó de estar allí. Podemos encontrar a Dios de muchas maneras, hazle comprender cuanta felicidad hay en dar.

10. Enséñale a bendecir los alimentos


El desayuno, el almuerzo o la cena pueden ser escenarios perfectos en los que le enseñes a tus hijos que hay que dar gracias por todo lo que Dios nos permite tener, incluyendo la comida que llega a nuestra mesa. Yo acostumbro hacer la siguiente oración para bendecir los alimentos: «Bendice Señor estos alimentos que por tu infinita misericordia tenemos hoy en esta mesa, dale Señor pan a los que no tienen y danos hambre de ti a los que tenemos pan. Ámen». Recuerda que tu ejemplo es la mejor herramienta, conviértete en el modelo a seguir de tus hijos y bendice los alimentos sin importar el lugar en el que te encuentres, pídele a tus hijos que repitan después de ti y veras como con el tiempo ellos lo harán solitos.

https://catholic-link.com/10-sencillas-maneras-acercar-hijos-dios/ 

¿Cuál es la mejor receta para empezar bien tu oración?


¡Cristo, como luz, ilumina y guíame!
¡Cristo como escudo, excede y cúbreme!
Cristo conmigo, Cristo frente a mí,
Cristo tras de mí, Cristo en mí,
Cristo a mi derecha, Cristo a mi izquierda,
Cristo al descansar, Cristo al levantarme,
Cristo en el corazón de cada hombre que piense en mí,
Cristo en la boca de todos los que hablen de mí,
Cristo en cada ojo que me mira,
Cristo en cada oído que me escucha.
(San Patricio)

¿Cuánta importancia le damos al momento del encuentro con el Señor?

Nuestras acciones están, casi siempre, determinadas por la presencia de otras personas a nuestro alrededor. Hay cosas que no haríamos delante de algunos y cosas que, totalmente solos, no tenemos reparo en hacer. Imagínense, por ejemplo, que reciben la invitación del presidente de su país para visitar su casa. ¿Cómo se comportarían? Seguramente con la mayor educación posible. Al llegar a la sala, no me tiro en el sofá, sino que me siento con educación; en la mesa cuido de no hablar con la boca abierta, de usar adecuadamente los cubiertos, etc. Y ¿qué es lo que me mueve a comportarme así? La importancia de la persona que tengo delante. En cambio, si estoy en casa, tal vez no es necesaria tanta atención…
Nuestra oración es, justamente, una invitación de Dios para visitarle y hablar con Él. Es un momento en que dialogo con el Señor de todo el Universo que –¡oh, maravilla!– me llama su amigo. ¿Cómo me comporto delante de Dios?
Bueno… de acuerdo: no es tan sencillo como parece. Porque a Dios no lo vemos físicamente y en ocasiones es fácil distraerse con cualquier cosa. Sobre todo al inicio… ¡cuánto cuesta empezar bien la oración!

Hay que sabernos amados por Él. Nos escucha, nos habla

San Patricio nos da una pista para empezar bien nuestra oración: saber ver a Dios en todo. Y al inicio de cada momento de oración, es importante hacer lo que comúnmente se llama ponerse en la presencia de Dios. Saber que estoy delante de Dios; repetírmelo a la mente y al corazón. ¡Decírselo a Dios!: «Señor, vengo a tu presencia, ayúdame a darme cuenta de ello!». Darme cuenta de que REALMENTE Él me escucha y quiere hablarme. Sobrecogerme ante el misterio de su presencia y agradecerle que quiera venir a hablar conmigo.
Se puede hacer de modo espontáneo (personalmente lo recomiendo) con una oración hecha por mí. Pero si en un primer momento no sale, las oraciones hechas, como el himno de San Patricio de arriba, pueden ayudar. Así, poco a poco, lograremos ponernos delante de Dios… incluso en medio de ocupaciones muy variadas. El ejemplo de Juan Pablo II, que podía abstraerse en misas multitudinarias, es excepcional en este sentido. ¡No importa lo que hagas o en medio de quién estás: siempre puedes ponerte delante de Dios y elevar tu alma a Él!
Esto, a su vez, también nos ayudará a descubrir a Dios en todas las cosas, en cada momento de nuestra vida… y ¡maravillarnos! Como un enamorado, que ve a su amada en todo lo que vive y la extraña en cada momento. Así viviremos nosotros con Dios, sabiendo que, como rezaba el bueno de San Patricio, Él está presente a mi derecha, a mi izquierda, en cada persona que tengo delante. Y, de modo particular, en cada oración en la que voy a dialogar con Él.

Autor: P. Juan Antonio Ruiz J., L.C.

https://la-oracion.com/como-orar/cual-es-la-mejor-receta-para-empezar-bien-tu-oracion/ 
 

Terepeuticamente necesario, espritualmente indispensalble