jueves, 1 de marzo de 2018

Aprender a navegar por el ridiculo nos hace más felices

Hacer el ridículo es uno de los grandes temores de quienes se toman muy a pecho su propio ego. Por supuesto que no cometer errores o no mostrar debilidades, especialmente en determinados momentos críticos, puede ayudarnos. Pero si eso no sucede, incluso en esos momentos a los que nos referimos, tampoco es el fin del mundo.
El sentimiento de ridículo se experimenta como algo más que una simple vergüenza. Por lo general, un error, equivocación o fallo se asocian a la desaprobación. Sin embargo, en el caso del ridículo lo que se “escucha de fondo” es la risa y es precisamente esa burla la que incrementa el efecto de vergüenza. Así, estamos ante un escenario que también puede generar desconcierto o tensión.
En el fondo, lo que hace que algo sea ridículo es su desproporción o inadecuación. De ahí que las situaciones formales sean un campo abonado para que se dé. Estas usualmente imponen protocolos más o menos rígidos, por lo que salirse del canon es relativamente fácil. Pese a esto, el ridículo es tan democrático que se puede hacer en cualquier parte. Nadie escapa a él y todos alguna vez hemos probado su sabor.

El payaso y el ridículo

El payaso es precisamente ese personaje que hace del ridículo su material de comedia. Los payasos representan todo aquello que puede considerarse ridículo. Su vestimenta es exagerada, bizarra. Sus enormes zapatos, sus narices rojas y el maquillaje del rostro les dan una apariencia de absurdo. Emplean prendas que simulan un corte elegante, como el de un traje, plagado de colores y elementos muy llamativos.
Buena parte de la rutina de los payasos consiste en tropezar y caer. Lo que causa hilaridad entre el público es que siempre son víctimas de su propia distracción. Están pendientes de otra cosa y de repente algo se interpone en su camino, para luego caer al suelo. Y caen de manera aparatosa, nunca de manera discreta.
Una buena función de payasos está llena de malentendidos. Se comen un pedazo de cartón pensando que era una torta. O le dan un beso a algo horrible, creyendo juntar los labios con una mujer preciosa. O emprenden la misión equivocada porque interpretaron de otra manera las instrucciones. El mundo de los payasos es el mundo del ridículo, pero también el de las risas inocentes.

Reírse de uno mismo

En realidad, solo se hace el ridículo, en sentido estricto, cuando quien comete la equivocación o cae en el error se lo toma demasiado en serio. Si alguien, por ejemplo, no sabe bailar, pero pretende aparentar que sí, puede verse muy ridículo y desatar risas. En cambio, si acepta que no sabe bailar y se divierte con sus propias limitaciones, resulta simpático.
¿En qué radica la diferencia entre una y otra situación? Esto se reduce solo a una palabra: autoestima. Alguien con una autoestima fortalecida siempre es capaz de reírse de sí mismo, porque se acepta. Esto incluye tolerar sus propios errores o equivocaciones. En cambio, cuando lo que hay es inseguridad y falta de confianza en lo que somos, el caer en un ridículo puede ser una herida emocional fuerte.
El verdadero error está en creer que uno solo es digno de aprecio cuando acierta o atina. Cuando no comete errores. Cuando no hace o dice algo inapropiado. En ese caso no hay verdadero aprecio por uno mismo, sino más bien una autovaloración simulada.

Navegar en el ridículo

Todos tenemos facetas o comportamientos torpes o poco adaptados. Es natural. Es suficiente con una distracción o con un pequeño malentendido para que caigamos en ese error o equivocación en términos sociales. Frente a esto, solo hay un antídoto: ser genuinos y, por lo tanto, humildes.

No podemos pretender hacer lo correcto en todas las circunstancias. Lo que sí podemos hacer es trabajar para sentirnos orgullosos de lo que somos, para perfilar un retrato en el que se aprecie una persona íntegra. Esto es, con defectos, virtudes, errores y aciertos. Eso nos permitirá eliminar ese deseo de ocultarnos, de disimular o de permitirnos mostrar solo las facetas que anticipamos que más le van a gustar a los demás.
Podemos llegar a familiarizarnos con el ridículo. Adoptando gestos o posturas absurdas frente al espejo o saliendo a la calle sin arreglarnos demasiado. Poniéndonos algo original que llame la atención o genere sorpresa. Si lo hacemos, nos daremos cuenta de que seguiremos siendo los mismos e incluso estaremos en disposición de acompañar las risas de aquellos a los que les causemos gracia.
Lo más importante es que, cuando nos permitimos hacer el ridículo de vez en cuando, sin que eso nos afecte, también descubrimos que así podemos vivir más relajados y más felices. Nada alimenta tanto al sentimiento de plenitud como el ser espontáneos. Nada nos hace tan seguros como liberarnos de lo que anticipamos que pensaran los demás.




https://lamenteesmaravillosa.com/aprender-navegar-ridiculo-nos-mas-felices/

"...Tuve hambre y me diste de comer..."

EL HABITO DE SENTIRNOS OFENDIDOS...



Las personas se pasan la mayor parte de su vida sintiéndose ofendidas por lo que alguien les hizo. La sorprendente revelación que te voy a hacer, va a cambiar tu vida… ¡Nadie te ha ofendido! Son tus expectativas de lo que esperabas de esas personas, las que te hieren…

Y las expectativas las creas tú con tus pensamientos. No son reales. Son imaginarias. Si tú esperabas que tus padres te dieran más amor y no te lo dieron, no tienes por qué sentirte ofendido.
Son tus expectativas de lo que un padre ideal debió hacer contigo, las que fueron violadas. Tus ideas son las que te lastiman.

Si esperabas que tu pareja reaccionara de tal o cual forma y no lo hizo… Tu pareja no te ha hecho nada. Es la diferencia entre las atenciones que esperabas tuviera contigo y las que realmente tuvo, las que te hieren. Nuevamente, eso está en tu imaginación. ¿Enojado con Dios? Son tus creencias de lo que debería hacer Dios, las que te lastiman. Dios jamás ofende ni daña a nadie. Un hábito requiere de todas sus partes para funcionar. Si pierde una,
el hábito se desarma.

El hábito de sentirte ofendido por lo que te hacen otros (en realidad nadie te hace nada) desaparecerá cuando conozcas mejor la fuente de las “ofensas”.

Cuando nacemos, somos auténticos
Pero nuestra verdadera naturaleza, es suprimida y sustituida artificialmente por conceptos que nuestros padres, la sociedad y televisión nos enseñan. Y crean una novela falsa de cómo deberían ser las cosas en todos los aspectos de tu vida y de cómo deben actuar los demás.

Una de las mayores fuentes de ofensas es la de tratar de imponer el punto de vista de una persona a otra y guiar su vida. Cuando le dices lo que debe hacer y te dice “no”, creas resentimientos por partida doble.

Primero, te sientes ofendido porque no hizo lo que querías.

Segundo, la otra persona se ofende porque no la aceptaste como es. Y es un círculo vicioso. Todas las personas tienen el derecho divino de guiar su vida como les plazca. Aprenderán de sus errores por sí mismos. ¡Déjalos ser! nadie te pertenece.

Las personas son un río caudaloso. Cualquier intento de atraparlas te va a lastimar. Ámalas, disfrútalas y déjalas ir.

1.-Entiende que nadie te ha ofendido. Son tus ideas acerca de cómo deberían actuar las personas y Dios, las que te hieren. Estas ideas son producto de una máscara social, que has aprendido desde tu infancia de forma inconsciente. Reconoce que la mayoría de las personas NUNCA va a cuadrar con esas ideas que tienes. Porque ellos tienen las suyas.

2.-Deja a las personas Ser. Deja que guíen su vida como mejor les plazca. Es su responsabilidad. Dales consejos si te los piden, pero permite que tomen sus decisiones. Es su derecho divino por nacimiento: el libre albedrío y la libertad.

3.-Nadie te pertenece. Ni tus padres, ni amigos ni parejas. Todos formamos parte del engranaje de la naturaleza. Deja fluir las cosas sin resistirte a ellas. Vive y deja vivir.

4.-Deja de pensar demasiado. Ábrete a la posibilidad de nuevas experiencias. No utilices tu inventario. Abre los ojos y observa el fluir de la vida como es. Cuando limpias tu visión de lentes oscuros y te los quitas, el resultado es la limpieza de visión.

5.-La perfección no existe. Ni el padre, amigo, pareja perfectos. Es un concepto creado por la mente humana que a un nivel intelectual puedes comprender, pero en la realidad NO EXISTE. Porque es un concepto imaginario. Un bosque perfecto serían puros árboles, Sol, no bichos… ¿existe? No. Para un pez, el mar perfecto sería aquel donde no hay depredadores ¿existe? No. Solo a un nivel intelectual. En la realidad JAMÁS VA A EXISTIR.

Naturalmente, al pez solo le queda disfrutar de la realidad. Cualquier frustración de que el mar no es como quiere que sea no tiene sentido. Deja de resistirte a que las personas no son como quieres o no piensan como tú. Acepta a las personas como el pez acepta al mar y ámalas como son.

6.- Disfruta de la vida. La vida real es más hermosa y excitante que cualquier idea que tienes del mundo. Me complacerá decírtelo por experiencia.




7.- Imagina a esa persona que te ofendió en el pasado. Imagínate que ambos están cómodamente sentados. Dile por qué te ofendió. Escucha su explicación amorosa de por qué lo hizo. Y perdónala. Si un ser querido ya no está en este mundo, utiliza esta dinámica para decirle lo que quieres. Escucha su respuesta. Y dile adiós. Te dará una enorme paz.

8.- A la luz del corto período de vida que tenemos, solo tenemos tiempo para vivir, disfrutar y ser felices. Nuestra compañera la muerte en cualquier momento, de forma imprevista, nos puede tomar entre sus brazos. Es superfluo e inútil gastar el tiempo en pensar en las ofensas de otros. No puedes darte ese lujo.

9.- Es natural pasar por un periodo de duelo al perdonar, deja que tu herida sane. Descárgate (no confundir con desquitarse) con alguien para dejar fluir el dolor. Vuelve a leer este artículo las veces necesarias y deja que los conceptos empiecen a sembrar semillas de consciencia en tu interior. Aprende con honestidad los errores que cometiste, prométete que no lo volverás a hacer y regresa a vivir la vida...


-Marco Engelke-
Un Nuevo Comienzo

No juzgues


Él quería que sus hijos aprendiesen a no juzgar de manera apresurada. Por eso, a lo largo del año, mandó que cada uno de ellos viajase hasta una localidad distante, donde había un peral plantado.

Después de que volviese el último hijo, el hombre los reunió y pidió a cada uno que les describiera lo que habían visto.

El primero dijo que el árbol era feo y retorcido.

El segundo hijo manifestó su desacuerdo, indicando que el árbol tenía hojas verdes y estaba cubierto de preciosas flores de aroma tan dulce que él se arriesgaría a decir que eran las flores más graciosas que había visto.

El tercer hijo argumentó que estaban confundidos, ya que el árbol estaba repleto de frutos dorados, bellos y sabrosos. El árbol estaba tan cargado de frutos que estaba arqueado y lleno de vida.

El último hijo no estuvo de acuerdo con los demás, diciendo que el árbol no tenía flores ni frutos, aunque sí hojas coloridas con los más bellos tonos de rojo y dorado.

El hombre explicó a sus hijos que todos estaban en lo cierto, pues cada uno había visto el árbol en una estación diferente. Agregó que no se puede juzgar un árbol o a una persona por sólo una estación.

La vida sólo puede ser cuantificado al final, cuando todas las estaciones se completen. Quien desiste delante del invierno, pierde las delicias de las demás estaciones.


Autor desconocido.

jueves, 22 de febrero de 2018

Oración: Liberación de maldiciones y descanso para los difuntos

P. Dirk Kranz (Dr. Theol., Lic. Phil.), también conocido como Padre Teodoro en Colombia y el mundo hispanoparlante, ha ejercid0 ampliamente la past0ral de sanación física, interior e intergeneracional, y de liberación. Desde abril 2015 es Vicari0 Parroquial en la Catedral de la Santísima Trinidad de Cancún, en la Prelatura de Cancún-Chetumal, México. Está disponible para aceptar invitaciones, de parte de particulares o grup0s, siempre que se cuente con la debida aut0rización de las competentes autoridades eclesiásticas del lugar, para dirigir charlas, conferencias, talleres, retiros, o participar en congresos de oración y de sanación.
Para solicitar la presencia del Padre, contactar: invitaciones@arcangelsanmiguel.org 
Conoce la página Facebook: www.facebook.com/PadreTeodoro

De las Florecillas de San Francisco de Asís

Cómo San Francisco pasó una cuaresma
en una isla del lago de Perusa
con sólo medio panecillo

Al verdadero siervo de Dios San Francisco, ya que en ciertas cosas fue como un segundo Cristo dado al mundo para la salvación de los pueblos, quiso Dios Padre hacerlo, en muchos aspectos de su vida, conforme y semejante a su Hijo Jesucristo, como aparece en el venerable colegio de los doce compañeros, y en el admirable misterio de las sagradas llagas, y en el ayuno continuo de la santa cuaresma, que realizó de la manera siguiente:
Hallándose en cierta ocasión San Francisco, el último día de carnaval, junto al lago de Perusa en casa de un devoto suyo, donde había pasado la noche, sintió la inspiración de Dios de ir a pasar la cuaresma en una isla de dicho lago. Rogó, pues, San Francisco a este devoto suyo, por amor de Cristo, que le llevase en su barca a una isla del lago totalmente deshabitado y que lo hiciese en la noche del miércoles de ceniza, sin que nadie se diese cuenta. Así lo hizo puntualmente el hombre por la gran devoción que profesaba a San Francisco, y le llevó a dicha isla. San Francisco no llevó consigo más que dos panecillos. Llegados a la isla, al dejarlo el amigo para volverse a casa, San Francisco le pidió encarecidamente que no descubriese a nadie su paradero y que no volviese a recogerlo hasta el día del jueves santo. Y con esto partió, quedando solo San Francisco.
Como no había allí habitación alguna donde guarecerse, se adentró en una espesura muy tupida, donde las zarzas y los arbustos formaban una especie de cabaña, a modo de camada; y en este sitio se puso a orar y a contemplar las cosas celestiales. Allí se estuvo toda la cuaresma sin comer otra cosa que la mitad de uno de aquellos panecillos, como pudo comprobar el día de jueves santo aquel mismo amigo al ir a recogerlo; de los dos panes halló uno entero y la mitad del otro. Se cree que San Francisco lo comió por respeto al ayuno de Cristo bendito, que ayunó cuarenta días y cuarenta noches, sin tomar alimento alguno material. Así, comiendo aquel medio pan, alejó de sí el veneno de la vanagloria, y ayunó, a ejemplo de Cristo, cuarenta días y cuarenta noches.
Más tarde, en aquel lugar donde San Francisco había hecho tan admirable abstinencia, Dios realizó, por sus méritos, muchos milagros, por lo cual la gente comenzó a construir casas y a vivir allí. En poco tiempo se formó una aldea buena y grande. Allí hay un convento de los hermanos que se llama el convento de la Isla Todavía hoy los hombres y las mujeres de esa aldea veneran con gran devoción aquel lugar en que San Francisco pasó dicha cuaresma.
En alabanza de Cristo bendito. Amén.

http://www.ofmval.org/5/03fco/03florecillas/07florecill.php

30 Proverbios de la sabiduría hindú que nos ayudarán a crear armonía en nuestras vidas

Estos sencillos mensajes en contexto pero enorme sabiduria en su interior son facilmente aplicables y en mas de una ocacion las hemos escuchado, aprendamos mis quieridos hermanos de esta sabiduria milenaria  y adaptemos estos mensajes a nuestros diario vivir, estos mensajes son rios de sabiduria  que nos han de llevar a vivir una vida sana y sin complicaciones.
Acá hemos recopilado para llamar a la reflexión algunos proverbios atribuidos a esta sabiduría, con el fin de que cada quien tome para sí alguna que le resulte aplicable o de interés:

1. Antes de juzgar a una persona, camina tres lunas con sus zapatos.

2. Cuanto más adversas sean para ti las circunstancias que te rodeen, mejor se manifestará tu poder interior.

3. En el camino de la vida podrás transitar por el sendero de la sabiduría. Si de él sales convencido de no saber nada, es que has aprendido mucho.




4. La más larga caminata comienza con un paso.


5. Cuando las olas se han aquietado y el agua está en calma, entonces se refleja la luz y se puede vislumbrar el fondo.

6. La tierra no es una herencia de nuestros padres sino un préstamo de nuestros hijos.

7. La palabra debe ser vestida como una diosa y elevarse como un pájaro.

8. A los ignorantes los aventajan los que leen libros. A estos, los que retienen lo leído. A estos, los que comprenden lo leído. A  estos, los que ponen manos a la obra.

9. Aquel que reconoce la verdad del cuerpo puede entonces conocer la verdad del universo.

10. Yo soñaba que la vida era alegría. Desperté y vi que la vida es servicio. Serví y vi que el servicio da alegría.

11. Cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio.

12. Solo se tiran piedras contra el árbol que da frutos.

13. Con mis maestros he aprendido mucho; con mis colegas, más; con mis alumnos todavía más.


14. Los objetos externos son incapaces de dar plena felicidad al corazón del hombre.

15. El que no duda, nada sabe.

16. Creer que un enemigo débil no puede dañarnos es creer que una chispa no puede causar un incendio.

17. ¿Qué ve el ciego aunque se le ponga una lámpara en la mano?

18. La vejez empieza cuando los recuerdos pesan más que las esperanzas.

19. Los ríos hondos corren en silencio, los arroyos son ruidosos.

20. Es de hipócritas decir que amamos a la humanidad en su conjunto y odiar a quienes no adoptan nuestros puntos de vista.

21. El árbol no niega su sombra ni al leñador.

22. Si deseas ser feliz, tienes que desear ver a otros felices también.

23. No hay árbol que el viento no haya sacudido.

24. Un hombre sólo posee lo que no puede perder en un naufragio.


25. El corazón en paz ve una fiesta en todas las aldeas.

26. El que antes de su muerte ha plantado un árbol, no ha vivido inútilmente.

27. Cuando todo está perdido aún queda la esperanza.

28. El bien que hicimos la víspera es el que nos trae la felicidad por la mañana.

29. Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado, un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora.

30. Aprendo mientras vivo.


De domino publico.

La visita del Papa Francisco a un hospital para bebés

Una de las obras de misericordia es visitar a los enfermos  , en este pequeño videos se puede ver la enorme simpatia del santo padre en los niños  y en el futuro de la humanidad, un gesto humano y sencillo deseando a estos pequeños us mejores deseos y es el que vivan... algo del santo padre que no conoiciamos, veamosle vistanto este hospital de neonatos en Italia. Fue una obra de misericordia en homenaje a Madre Teresa, defensora de la vida.   

El Bambú japonés

Una historia pequeña para tener paciencia con nosotros mismos  y tener en cuenta lo que hay en hibernacion dentro de nosotros, paciencia en nuestro crecimiento espiritual, esta historia es el claro ejemplo de la vida  de mucho de nosotrosp,preparemosnos y esperemos ese desarollo.

*EL BAMBÚ JAPONÉS*
No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio que quien cultiva la tierra no se para impaciente frente a la semilla sembrada y grita con todas sus fuerzas: "¡Crece, maldita seas!"
Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo trasforma en no apto para impacientes: Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente. Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto, que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles. Sin embargo, durante el séptimo año, en un periodo de sólo seis semanas la planta de bambú crece más de 30 metros! ¿Tardó sólo seis semanas en crecer?
No. La verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse. Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años.
Sin embargo, en la vida cotidiana muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que este requiere tiempo. Quizás por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en corto plazo, abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta. Es tarea difícil convencer al impaciente que sólo llegan al éxito aquellos que luchan en forma perseverante y saben esperar el momento adecuado. De igual manera, es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creeremos que nada está sucediendo. Y esto puede ser extremadamente frustrante. En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés, y aceptar que en tanto no bajemos los brazos, ni abandonemos por no "ver" el resultado que esperamos, si está sucediendo algo dentro de nosotros: estamos creciendo, madurando.
Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando este al fin se materialice.          
 El triunfo no es más que un proceso que lleva tiempo y dedicación. Un proceso que exige aprender nuevos hábitos y nos obliga a descartar otros. Un proceso que exige cambios, acción y formidables dotes de paciencia.


Anónimo.

lunes, 19 de febrero de 2018

Ser menores , lo que el ser humano no quiere... pero una gran necesidad en este mundo.


El Papa Francisco pidió, en un discurso pronunciado en el Vaticano ante miembros de la Familia Franciscana, vivir como “hermanos menores” creando un lugar de encuentro y comunión con Dios, los hermanos y la creación que permita huir del orgullo y la mundanidad.
El Santo Padre reflexionó sobre el adjetivo “menor” empleado por San Francisco para referirse a los frailes franciscanos. “En vuestra forma de vida, el adjetivo ‘menor’ califica al sustantivo ‘hermano’, dando al vínculo de la fraternidad una cualidad propia y característica: no es la misma cosa decir ‘hermano’ que ‘hermano menor’. Por eso, hablando de fraternidad, es necesario tener bien presente esta característica típica franciscana de la relación fraterna, que exige de ustedes una relación de ‘frailes menores’”.
“La ‘minoridad’ franciscana se presenta para ustedes como un lugar de encuentro, de comunión con Dios, como lugar de encuentro y de comunión con los frailes y con todos los hombres y mujeres. En fin, como lugar de encuentro y de comunión con la creación”.
“La ‘minoridad’ es un lugar de encuentro con Dios”, repitió el Papa. “Caracteriza en modo especial vuestra relación con Dios. Para San Francisco, el hombre no tiene nada en propiedad, excepto los pecados propios, y vale cuanto valga delante de Dios, y nada más. Por eso, su relación con Él debe ser la misma que la de un niño: humilde y confiado”.
Por ello, el Santo Padre les advirtió sobre el “orgullo espiritual, el orgullo farisaico, la peor de las mundanidades”.
En cuanto a la “minoridad” como lugar de encuentro con los hermanos, señaló el Pontífice que se refiere a que la “minoridad” se vive “antes que nada, en relación con los hermanos que el Señor nos ha dado, evitando cualquier comportamiento de superioridad”.
“La necesidad de expresar vuestra fraternidad en Cristo –continuó– favorece que vuestras relaciones interpersonales sigan el dinamismo de la caridad. Mientras la justicia los lleva a reconocer los derechos de cada uno, la caridad trasciende esos derechos y los llama a la comunión fraterna”.
Esa “minoridad”, además de vivirse en relación a los hermanos, también se vive en relación “a todos los hombres y mujeres que pueden encontrar en su caminar por el mundo”. “Abran sus corazones y abracen a los leprosos de nuestro tiempo, y después de haber tomado conciencia de la misericordia que el Señor les ha proporcionado, sírvanse de esa misma misericordia”.
Por último, en relación con la “minoridad” como lugar de encuentro con la creación, el Santo Padre indicó que “ante el deterioro global del medio ambiente, les pido que como hijos de San Francisco entren en diálogo con toda la creación, prestándole su voz para loar al Creados y, como hacía San Francisco, habiten en ella superando cualquier cálculo económico o romanticismo irracional”. 

https://www.aciprensa.com/noticias/el-papa-propone-la-minoridad-franciscana-como-antidoto-al-orgullo-y-la-mundanidad-65737