lunes, 9 de noviembre de 2009

San Damian y su crucifijo.

El Crucifijo fue pintado en el siglo XII por un artista umbro desconocido, en estilo románico, bajo una clara influencia oriental-siríaca. En efecto, encima de Espoleto vivían, desde hacía siglos, monjes siríacos, cuya cultura ha dejado diversas huellas en el ambiente italiano. Nuestro Crucifijo pertenece sin duda a los crucifijos pintados sobre madera, de la Escuela umbra. Un crucifijo análogo se conserva en la catedral de Espoleto, y lleva el nombre de Alberto Sozio (1187). Sin el pedestal, el Crucifijo de San Damián mide dos metros y diez centímetros de largo por un metro y treinta centímetros de ancho. Quizá fuera ejecutado expresamente para San Damián, como podrían confirmarlo las pequeñas figuras de santos pintadas en la base de la cruz, si no estuvieran tan estropeadas. La pintura se hizo sobre tela burda, pegada sobre madera de nogal.

Se supone que el Crucifijo estaba suspendido en el ábside sobre el altar de la Capilla y, por tanto, en el centro de la iglesita; hecho que parece muy importante, dado que en aquel tiempo no se conservaba de ordinario el Santísimo en las iglesias secundarias, especialmente en las descuidadas y abandonadas. Es probable que el Crucifijo permaneciera allí hasta que las Hermanas Pobres o Clarisas, en 1257, se lo llevaron a la nueva basílica de Santa Clara, construida junto a la antigua iglesia parroquial de San Jorge, en la que estuvieron sepultados durante algunos años san Francisco primero y luego santa Clara. Las Hermanas guardaron durante varios siglos su tesoro dentro del coro monástico. En 1938, Rosario Alliano restauró con gran pericia el Crucifijo, protegiéndolo al mismo tiempo contra cualquier deterioro. Desde 1958 está expuesto, bajo cristal, en el altar próximo a la Capilla del Santísimo.

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