El 13 de septiembre de 2001, limpiando los escombros del World Trade Center, un trabajador llamado Frank Silecchia encontró dos vigas de hierro en forma de Cruz, fue como una señal de Dios que a pesar de tanta destruccion habia esperanza en el futuro.
La cruz se ha convertido, más allá de las religiones y de las disputas de algunos grupos de ateos, en un símbolo de fe y esperanza
para muchos de los trabajadores que han limpiado y reconstruido la zona tras los ataques terroristas, incluso para los millones de personas que ven en ella una forma importante de contar la historia del 11 de septiembre porque, al fin y al cabo, estos restos de acero de las torres son un remanente convertido en un símbolo de consuelo espiritual para los miles de personas que trabajaron en la Zona Cero y socorrieron a los afectados por los ataques, un símbolo para personas de todo el mundo.
Esta cruz ha sido una referencia en los trabajos de reconstrucción, un símbolo al que mirar y pedir consuelo espiritual, con el que recordar, orar y mostrar respeto por cuantos murieron aquel día.
La cruz ha permanecido clavada durante meses en el corazón de los escombros y ante ella, entre el polvo, el cemento y el acero, los trabajadores y los fieles se recogían en oración de manera espontánea durante los meses que siguieron a la tragedia, de forma que llegó a convertirse en la World Trade Center Cross, el símbolo por excelencia de la zona devastada.
Esta cruz ha sido una referencia en los trabajos de reconstrucción, un símbolo al que mirar y pedir consuelo espiritual, con el que recordar, orar y mostrar respeto por cuantos murieron aquel día.
La cruz ha permanecido clavada durante meses en el corazón de los escombros y ante ella, entre el polvo, el cemento y el acero, los trabajadores y los fieles se recogían en oración de manera espontánea durante los meses que siguieron a la tragedia, de forma que llegó a convertirse en la World Trade Center Cross, el símbolo por excelencia de la zona devastada.
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