viernes, 9 de noviembre de 2012

La profecía de Juan Pablo II, la caída del muro de Berlin.


El Muro de Berlín fue uno de los símbolos más conocidos de la Guerra Fría. Separaba las dos alemanias. Se extendía a lo largo de 45 kilómetros que dividían la ciudad de Berlin en dos y 115 kilómetros que separaban a la parte occidental de la ciudad del territorio de la RDA.
El 9 de noviembre de 1989 aparecieron anuncios de radio y televisión en la RFA y Berlín Oeste que decían “¡El Muro está abierto!”. Muchos miles de berlineses del este se presentaron en los puestos de control y exigieron pasar al otro lado. Sin una orden concreta, pero bajo la presión de la gente, el punto de control de Bornholmerstrase se abrió a las 23 hs., seguido de otros puntos de paso. Pero la verdadera avalancha tuvo lugar a la mañana siguiente.
El Muro de Berlín cayó en la noche del jueves 9 de noviembre de 1989, al viernes 10 de noviembre de 1989, 28 años después de su construcción.
A mediados de los 80, cuando los propios alemanes ni siquiera soñaban con la reunificación, Juan Pablo II aseguró al actual arzobispo de Colonia, el cardenal Joaquín Meisner, que sería “el primero de muchos alemanes del Este que vayan a Alemania occidental”. Su fuente -añadió- eran sus servicios secretos de Arriba, y el entonces cardenal Ratzinger tenía asumido que se trataba de “misterios de fe” del Papa
“Serás el primero de muchos alemanes del Este que vayan a Alemania occidental, y muchos alemanes del Oeste irán a Alemania oriental”. Juan Pablo II le hizo este anuncio al entonces obispo de Berlín, el hoy cardenal Joaquín Meisner, en septiembre de 1987, al anunciarle su nombramiento como arzobispo de Colonia. El cardenal contó en público esta anécdota el pasado 3 de octubre, en el 22º aniversario de la reunificación alemana.
El Papa Wojtyla -explicó el cardenal Meisner- quería vencer con esas palabras los reparos del cardenal Meisner, que consideraba imposible, por coherencia, aceptar el nuevo cargo. En ese tiempo, el cardenal era Presidente de la Conferencia Episcopal de Berlín, y siempre intentaba convencer a sus fieles de que no huyeran de la República Democrática de Alemania, diciéndoles que “nuestra tarea está aquí”.
La reunificación de Alemania parecía por aquel entonces tan lejana, que el cardenal no dio crédito a las palabras del Papa. “Santo Padre, no estás hablando ex catedra, sino ex banco del jardín”, pues estaban en ese lugar del palacio de Castelgandolfo. Juan Pablo II reconoció que no hablaba “ex catedra, pero el Papa tiene razón”.
Ante la seguridad del Santo Padre, el cardenal Meisner le preguntó si tenía información privilegiada de los servicios secretos. La respuesta fue: “Arriba está mi servicio secreto”. Al día siguiente, movido por la sorpresa y la curiosidad, Meisner le preguntó a su compatriota, el cardenal Joseph Ratzinger, entonces Prefecto de la Congregación  para la Doctrina de la Fe: “¿Tú cómo te lo explicas?” Éste afirmó: El Papa tiene sus misterios de fe, en eso no entro”.
Poco más de dos años después, caía el Muro de Berlín, un acontecimiento histórico, del que hoy 9 de Noviembre se cumplen 23 años.
Fuentes: Alfa y Omega, Signos de estos Tiempos

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