Todo tiene una explicación. Benedicto XVI no ha dejado al azar el día y la hora de su renuncia.
Puede que haya quien se pregunte por qué el Papa Benedicto XVI hace efectiva su renuncia a la Sede de Roma el 28 de febrero a las 20 h. La respuesta, aunque pueda ser una sencilla hipótesis, será la siguiente: el día 28 de febrero era, en la antigüedad, el último día del año. En marzo comenzaba un nuevo año, coincidiendo con el inicio de la primavera, cuando la naturaleza renacía de nuevo.
Las 20 h, en estos días, por la situación de Roma, coinciden con el final del crepúsculo y el comienzo de la noche, que da pie a un nuevo día. El 28 de febrero a las 20 h correspondería, pues, al final total de un mes, y que por ser aquel mes, final de todo un año.
Fuente: conclave2013.arqbcn.org
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