sábado, 19 de octubre de 2019

Los santos Angeles, custodios, guias, de nuestras vidas

 ¿Cómo pueden los ángeles estar lejos, cuando nos fueron dados por Dios para ayudarnos?
Ellos no se apartan nunca de nosotros, aunque aquel que es asaltado por tentaciones, piense que están lejos” (San Ambrosio)
Nos sorprende la gran bondad de Dios al crear y pensar en la realidad de los ángeles en medio de nosotros.


Dios en su infinita misericordia, y sabiendo de nuestra constante debilidad, no quiso dejarnos solos y desamparados, y destinó para cada uno de sus hijos al nacer un ángel, que llamamos ángel de la guarda.


Este ángel que nos es dado tiene una misión de suma importancia, la de llevarnos a la eternidad con Dios. Pues sabemos que cada uno de nosotros nacemos para la eternidad, pero nuestra vida y Dios dirán si será una eternidad con Dios, o una eternidad sin Dios.
De cualquier forma, a nuestro lado está nuestro ángel de la guarda.

Corremos el riesgo de asociar siempre la imagen de nuestro ángel de la guarda con aquellos grabados en que en general vemos pintados “angelitos” bonitos, “coloridos” y “frágiles”. Qué error tremendo comentemos cuando transferimos esta imagen a nuestra relación personal con él, pues terminamos creyendo que nuestro ángel no es tan fuerte y poderoso.

Por el contrario, nuestro ángel es un ángel poderoso, un ángel experimentado en las cosas de Dios y en los misterios de Dios. Mi ángel de la guarda y el tuyo vieron cómo fue expulsado del cielo Satanás cuando se rebeló contra Dios, y fueron testigos “oculares”. Nuestro ángel de la guarda vio todas esas cosas que sucedieron e incluso pasaron por la prueba de escoger o no a Dios. Eso es muy bello de pensar y meditar…

Pero tú puedes estar pensando: Pero ¿mi ángel de la guarda no fue creado cuando nací?
La respuesta es no. Todos los ángeles que serían necesarios por voluntad de Dios fueron ya creados cuando Dios creó a los ángeles. Es como si en un único acto Dios creara a los miles de ángeles que existen hoy. Dios no los creó en otro momento y no crea más hoy en día.
Todos ellos fueron creados y todos fueron puestos a prueba. Y si tú y yo tenemos un ángel de la guarda, es porque él pasó la prueba.

Los ángeles son clasificados en clases y jerarquías, y es como si existieran ángeles de una “clase” que al nacer un hijo de Dios, están destinados a ser un ángel de la guarda. Así sucede conmigo y contigo.

La Palabra de Dios dice que: “Pues en la resurrección, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, sino que serán como ángeles en el cielo” (Mt 22, 30).
San Juan de la Cruz nos dice así:
“Los ángeles son nuestros pastores; no sólo llevan a Dios nuestros mensajes, sino que también nos traen mensajes de Dios. Ellos nutren nuestras almas de dulces inspiraciones y de comunicaciones divinas; son buenos pastores que nos protegen y nos defienden contra los lobos, es decir, contra los demonios”.



San Hilario habla así:
“Los ángeles nos ayudan en nuestra lucha para mantenernos fuertes contra los poderes del mal. (…) Los espíritus puros fueron enviados para el rescate de la raza humana. En realidad, por nuestra debilidad, si los ángeles no vinieran a socorrernos, no podríamos resistir a los ataques de los espíritus malignos”.


Y para concluir, una linda frase que no intenta llevarnos a la comodidad ni aspira a hacernos perezosos, sino que puede ser una vía de gran ayuda en nuestro camino espiritual, y así lo enseña san Juan María Vianney: “Si estás imposibilitado para orar, escóndete detrás de tu buen ángel y pídele que rece en tu lugar”.

¿Has olvidado a tu Ángel de la Guarda? Aquí razones para que los tengas muy presentes en tu vida:

1. Te acompaña desde la concepción

Cada ser humano desde el momento de su concepción tiene un Ángel de la Guarda. Dice el Catecismo en el numeral 336: “Desde su comienzo hasta la muerte, la vida humana está rodeada de su custodia y de su intercesión”. Asimismo, añade una frase de San Basilio Magno: “Nadie podrá negar que cada fiel tiene a su lado un Ángel como protector y pastor para conducir su vida”.
Con estas afirmaciones se entiende que la misión del Ángel de la Guarda es la de velar por cada uno, protegiéndonos de los peligros y alentando nuestra vida en Cristo. Por ello San Juan María Vianney (el Cura de Ars) indicaba: “Qué feliz es ese Ángel de la Guarda que acompaña al alma cuando va a Misa”.

2. Su existencia no es un invento ni un cuento infantil, se fundamenta en la Biblia
La existencia de los ángeles, una verdad de fe. En la Biblia, desde el Antiguo Testamento hay numerosas citas que hablan de los ángeles que custodian, como en Éxodo (23, 20-21): “Yo voy a enviar un Ángel delante de ti, para que te proteja en el camino y te conduzca hasta el lugar que te he preparado. Respétalo y escucha su voz”.
De igual manera en el Nuevo Testamento, Jesús dice (Mt. 18,10): “Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus Ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial”.

3. Son compañeros cercanos de los Santos
Muchos santos han dado testimonio de la inseparable relación que tuvieron con sus Ángeles Custodios. Entre ellos tenemos a San Francisco de Sales, Santa Teresita del Niño Jesús, San Pío de Pietrelcina, San Josemaría Escrivá, etc.
Se dice que Santa Francisca Romana (1384-1440), patrona de los conductores, tuvo la fortuna de ver a su Ángel de la Guarda, quien velaba por ella día y noche. La santa lo describe así: “Era de una belleza increíble, con un cutis más blanco que la nieve y un rubor que superaba el arrebol de las rosas”.
“Sus ojos, siempre abiertos tornados hacia el cielo, el largo cabello ensortijado tenía el color del oro bruñido. Su túnica llegaba al suelo y era de un blanco algo azulado y, otras veces, con destellos rojizos. Era tal la irradiación luminosa que emanaba de su rostro, que podía leer maitines en plena media noche”.


4. Es tu protector en los momentos difíciles

En el siglo IV San Basilio Magno decía que "todo fiel tiene a su lado un Ángel como protector y pastor, para llevarlo a la vida". Por su parte, San Bernardo de Claraval enseñaba que los Ángeles Custodios son demostración de que "el cielo no descuida nada que pueda ayudarnos", por lo cual pone "a nuestro lado estos espíritus celestes para que nos protejan, nos instruyan y nos guíen".
En una ocasión San Juan Bosco narró que el día de la fiesta del Ángel de la Guarda, recomendó a sus muchachos que en los momentos de peligro invocaran a su Ángel Custodio. En aquella semana dos jóvenes obreros estaban en un andamio altísimo alcanzando materiales y de pronto se partió la tabla y ambos se vinieron abajo.
Uno de ellos recordó el consejo del santo y exclamó: “¡Ángel de mi guarda!”. Cayeron sin sentido y cuando sus compañeros fueron a verlos, encontraron que uno había muerto, pero el que había invocado al Ángel Custodio recobró el conocimiento y subió la escalera del andamio como si nada le hubiera pasado. Luego el muchacho contó que al invocar a su ángel sintió que le ponían por debajo una sábana, que lo bajaban suavemente y que después de eso ya no recordaba más.

5. Son poderosos servidores de Dios
El Catecismo en el numeral 329 especifica que “con todo su ser, los ángeles son servidores y mensajeros de Dios. Porque contemplan ‘constantemente el rostro de mi Padre que está en los cielos’ (Mt 18, 10), son ‘agentes de sus órdenes, atentos a la voz de su palabra’ (Sal 103, 20).

San Bernardo Abad en uno de sus sermones indicó que “ellos, los que nos guardan en nuestros caminos, no pueden ser vencidos ni engañados, y menos aún pueden engañarnos. Son fieles, son prudentes, son poderosos: ¿por qué espantarnos? Basta con que los sigamos, con que estemos unidos a ellos, y viviremos así a la sombra del Omnipotente”.

6. Son veloces cuando se les llama
Santo Tomás de Aquino detalló en la Summa Theologica que “la rapidez de movimiento del ángel no se mide por la cantidad de su poder, sino de acuerdo con la determinación de su voluntad”.
Los ángeles no están obligados por un cuerpo material como nosotros, para que puedan moverse muy rápido, a la velocidad de “pensamiento”. Si se le pide al ángel Custodio que ayude a alguien más, este estará de vuelta inmediatamente.

7. La veneración a los Ángeles Custodios es legítima
En el 2002 la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos declaró en el Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia que la devoción popular a los Santos Ángeles “es legítima y buena”.

Sin embargo, precisó, el fiel debe tener cuidado con algunos pensamiento erróneos, como: “creer que el mundo y la vida están sometidos a una lucha incesante entre Ángeles y demonios, en la cual el hombre resulta arrollado por poderes superiores a él, ante los que no puede hacer nada; o interpretar de una manera esquemática y simplista, casi infantil, algunas acontecimientos de su vida atribuyendo al Maligno incluso las pequeñas contradicciones, y por el contrario, al Ángel Custodio los éxitos y logros”.


También hay que rechazar, señala, “el uso de dar a los Ángeles nombres particulares, excepto Miguel, Gabriel y Rafael, que aparecen en la Escritura”.

8. Se les puede invocar en todo momento y lugar
Se les puede invocar en todo momento. Sin embargo, la tradición de la Iglesia recomienda saludar e invocar al Ángel de la guarda durante el día, especialmente con una de las muchas que se han heredado tras generaciones:


SANTO ANGEL DE MI GUARDA
OH! MI DULCE COMPAÑÍA
ACOMPAÑARME SIEMPRE
 DE NOCHE Y DE DÍA,
POR DONDE QUIERA QUE ANDE
POR DONDE QUIERA QUE VAYA...
SE TU MI AMPARO, MI LUZ Y MI GUÍA

Amén.

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