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sábado, 24 de diciembre de 2011

Jesus nace todos los dias ...



El pueblo de Israel esperaba al Mesías que Dios había prometido por medio los profetas, que vendría a liberarlos de la opresión e Isaías lo describe así:
“El pueblo que andaba a oscuras vio una luz grande, los que vivían tierra de sombras, una luz brilló sobre ellos…Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. Estará el señorío sobre su hombro, y se llamará su nombre ‘Maravilla de Consejero’, ‘Dios Fuerte’, ‘Siempre Padre’, ‘Príncipe de Paz’. Grande es su señorío y la paz no tendrá fin sobre el trono de David y sobre su reino, para restaurarlo y considerarlo por la equidad y la justicia” (Is 9,1.5-6).



Esperaban, pues, un guerrero, un rey fuerte y poderoso que pueda guiar un gran ejército y llevarlos a la liberación.
El ángel se lo anuncia así a José: “José, Hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt 1,20-21).
Mateo añade: “Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: Ved que la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa ‘Dios con nosotros” (Mt 1,22-23).
José y María fueron a censarse a Belén. “Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento. (Lc 2,6-14).
Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. Se les presentó el Ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor.
El ángel les dijo: No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo: Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad”
Como siempre Jesús es desconcertante, nos desconcierta porque nos saca de toda lógica humana, porque su actuar se basa en el amor y siendo de condición divina se despojó de su rango para compartir nuestra condición humana; lo esperaban como rico y nació en la pobreza; esperaban un guerrero y sus armas fueron el perdón y la paz; su revolución se hizo por medio del amor y el signo de su triunfo está en el madero de la cruz.
Dios se hizo hombre, para que aquel que vive en tinieblas y sombras de muerte pueda vivir en la luz; para que aquel que vive en pecado se levante y experimentando la misericordia del Señor viva en la gracia; para que aquel que se siente solo y abatido, sepa que tiene a alguien a su lado; para que aquel que sufre y llora, tenga consuelo; para que aquel que pasa por la injusticia y la violencia, experimente la paz; “Dios se hizo hombre, para que el hombre se haga Dios” (S. Agustín).
Si para esto ha venido el Señor, podemos decir que todos los días nace el Señor, en aquellos corazones que se abren para recibirlo como si fueran unos pesebres, en aquellos corazones que llenos de gozo no solo cantan sino que dan gloria a Dios con sus obras y se esfuerzan por mantener la paz entre los hombres.
Todos los días nace el Señor, en aquellos hogares que son comunidades de vida y amor, donde los esposos y padres e hijos se esfuerzan por comprenderse y amarse.
Todos los días nace el Señor, en aquellas personas que en los campos, en las fabricas, en las oficinas, van cumpliendo con su labor cotidiana, si egoísmos ni envidias, solo pensando que con su trabajo contribuyen al bienestar de la sociedad.
Todos los días nace el Señor, en aquellos hospitales donde el personal tiene que luchar contra la enfermedad y la muerte, y ponen todo su conocimiento y esfuerzo al servicio de la vida.
Todos los días nace el Señor, en los medios de comunicación que nos transmiten la verdad sin manipulaciones y sus programas nos culturizan.
Todos los días nace el Señor, en las escuelas donde los maestros educan y van formando no solo con la palabra sino también con el ejemplo.
Todos los días nace el Señor, en aquellas autoridades que con honestidad buscan la justicia, el desarrollo y las paz para sus pueblos.
Todos los días nace el Señor, en aquellas personas que consagran su vida a Dios y a la Iglesia y viven con fidelidad su compromiso, sirviendo a Cristo en sus hermanos.

LOS SANTOS DE NAVI- ¡ D A R !


                                                   LOS SANTOS DE NAVIDAD

Inmediatamente después de la navidad se celebran las fiestas de san Esteban, san Juan y los santos inocentes. Las dos primeras se celebraban en Oriente ya en el siglo IV, y en Occidente a partir del siglo V. En cuanto a la fiesta de los santos inocentes, el 28 de diciembre, parece ser de origen occidental. Aparece por primera vez en el norte de Africa a finales del siglo V.

Estos santos representan un papel subordinado dentro de la octava de navidad. El punto de mira central de la celebración es Cristo en el misterio de su encarnación y manifestación. En la liturgia eucarística, el prefacio es uno de los tres propios de navidad. En la Liturgia de las horas, el oficio de vísperas es también el de navidad. De esta manera, cuando estos santos reciben nuestra veneración y reclaman nuestra atención, apuntan hacia Cristo. Los comentaristas medievales solían describir estos santos de navidad como “compañeros de Cristo” (comites Christi). Los consideraban como una corte de honor que acompaña a Cristo niño. Sin entrar a dilucidar si la explicación es correcta desde un punto de vista histórico, la idea resulta ciertamente muy atractiva.Esos tres días de fiesta introducen la idea del martirio en la celebración de navidad.
San Esteban fue el primer mártir, san Juan sufrió persecución y exilio a causa de Cristo y los niños asesinados por orden de Herodes confesaron a Cristo no con palabras, sino con su propia sangre.
Esta idea de martirio introduce una nota de realismo, ligeramente áspera, en nuestras festividades navideñas. No se nos permite recrearnos durante demasiado tiempo ante la cuna, donde todo parece bañado en una efusión de paz y de luz. La fe cristiana incluye el seguimiento de Cristo. Las malas interpretaciones, la oposición, la persecución, incluso el martirio, son la herencia de aquellos que desean pertenecer a Cristo y dar testimonio de él. En el evangelio para el día de san Esteban (Mt 10,17-22), Jesús mismo nos advierte anticipadamente de esto: “Seréis llevados ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los paganos”.
Mas para que nuestro martirio sea una réplica verdadera del martirio de Cristo, para que merezca el calificativo de martirio cristiano, tiene que estar motivado por el amor. Puede darse un martirio espurio, que es una forma de autoglorificación. Cristo es nuestro modelo. Colgado en la cruz, pidió al Padre que perdonara a sus verdugos porque no sabían lo que hacían. Con el mismo espíritu de amor y de perdón, Esteban gritó cuando era apedreado: “Señor, no les imputes este pecado”.
San Juan, el discípulo amado, es el apóstol del amor. El amor de Dios a nosotros, patentizado en su Hijo, es el amor que debemos tener al Padre y a todos sus hijos: éste es el mensaje que Juan repite insistentemente. Y es apropiado que este día de fiesta caiga en este tiempo en el que la Iglesia contempla el misterio del amor divino revelado en la encarnación.
Podemos considerar, además, a san Juan como un gran maestro de la encarnación. Combina una profunda visión espiritual y mística con un valiente sentido de realismo. Más aún que los restantes evangelistas, insiste en la realidad de la naturaleza humana asumida por la Palabra eterna. La carne y la sangre de Cristo son reales; y continúan siéndolo después de la resurrección. Y este sentido de realismo se aplica a los sacramentos, en especial a la eucaristía. De esta manera, san Juan, mediante su fiesta, nos expone el significado más profundo de navidad.

NOVENARIO DE NAVI- ¡ DAR !...DIA 9


ESPERANZA Y AMOR


Día 9. Diciembre 24
Novena de Navidad

1.- Oración para comenzar
Benignísimo Dios de infinita caridad que nos haz amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho nuestro hermano en las entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; te damos gracias por tan inmenso beneficio. En retorno te ofrecemos, Señor, el esfuerzo sincero para hacer de este mundo tuyo y nuestro, un mundo más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como hermanos. Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo realizar. Te pedimos que esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nuestra comunidad un estímulo a fin de que, viviendo como hermanos, busquemos más y más los caminos de la verdad, la justicia, el amor y la paz. Amén.

Padre Nuestro...


2.- Oración para la familia
Señor haz de nuestro hogar un sitio de tu amor. Que no haya injuria porque Tú nos das comprensión. Que no haya amargura porque Tú nos bendices. Que no haya egoísmo porque Tú nos alientas. Que no haya rencor porque Tú nos das el perdón. Que no haya abandono porque Tú estas con nosotros. Que sepamos marchar hacia ti en tu diario vivir. Que cada mañana amanezca un día más de entrega y sacrificio. Que cada noche nos encuentre con más amor. Haz Señor con nuestras vidas, que quisiste unir, una página llena de ti. Haz Señor de nuestros hijos lo que anhelas, ayúdanos a educarlos, orientarlos por tu camino. Que nos esforcemos en el apoyo mutuo. Que hagamos del amor un motivo para amarte más. Que cuando amanezca el gran día de ir a tu encuentro nos conceda el hallarnos unidos para siempre en ti. Amén.


3.- Oración a la Virgen
Soberana María, te pedimos por todas las familias de nuestro país; haz que cada hogar de nuestra patria y del mundo sea fuente de comprensión, de ternura, de verdadera vida familiar. Que estas fiestas de Navidad, que nos reúnen alrededor del pesebre donde nació tu Hijo, nos unan también en el amor, nos hagan olvidar las ofensas y nos den sencillez para reconocer los errores que hayamos cometido.

Madre de Dios y Madre Nuestra, intercede por nosotros. Amén.


4.- Oración a San José
Santísimo San José esposo de María y padre adoptivo del Señor, tú fuiste escogido para hacer las veces de padre en el hogar de Nazaret. Ayuda a los padres de familia; que ellos sean siempre en su hogar imagen del padre celestial, a ejemplo tuyo; que cumplan cabalmente la gran responsabilidad de educar y formar a sus hijos, entregándoles, con un esfuerzo continuo, lo mejor de sí mismos. Ayuda a los hijos a entender y apreciar el abnegado esfuerzo de sus padres. San José modelo de esposos y padres intercede por nosotros. Amén.

Padre Nuestro...


5.-Meditación del día
Noveno día para avivar la ESPERANZA y el AMOR.
El amor y la esperanza siempre van de la mano junto con la fe. Por eso en su himno al amor nos muestra San pablo que el amor cree sin límites y espera sin límites”. 1Cor 13, 7.

Una fe viva, un amor sin límites y una esperanza firme son el incienso, el oro y la mirra que nos dan ánimo para vivir y coraje para no decaer.

Es gracias al amor que soñamos con altos ideales y es gracias a la esperanza que los alcanzamos.

El amor y la esperanza son las alas que nos elevan a la grandeza, a pesar de los obstáculos y los sinsabores.

Si amamos a Dios, nos amamos a nosotros mismos y amamos a los demás, podemos lograr lo que sugiere San Pedro en su primera carta: “estad siempre dispuestos a dar razón de vuestra esperanza. Con dulzura, respeto y con una buena conciencia”. 3, 15 – 16.

Si encendemos la llama de la esperanza y el fuego del amor, su luz radiante brillará en el nuevo año después de que se apaguen las luces de la navidad.


6.- Oración al niño Dios
Señor, Navidad es el recuerdo de tu nacimiento entre nosotros, es la presencia de tu amor en nuestra familia y en nuestra sociedad. Navidad es certeza de que el Dios del cielo y de la tierra es nuestro padre, que tú, Divino Niño, eres nuestro hermano.

Que esta reunión junto a tu pesebre nos aumente la fe en tu bondad, nos comprometa a vivir verdaderamente como hermanos, nos dé valor para matar el odio y sembrar la justicia y la paz. Oh Divino Niño, enséñanos a comprender que donde hay amor y justicia, allí estas tú y allí también es Navidad. Amén.

Gloria al Padre....


7.- Gozos




  • Oh sapiencia suma del Dios soberano que a nivel de un niño te hayas rebajado. Oh Divino Infante ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios.Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!Niño del pesebre nuestro Dios y Hermano, tú sabes y entiendes del dolor humano; que cuando suframos dolores y angustias siempre recordemos que nos has salvado.
  • Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!Oh lumbre de oriente sol de eternos rayos que entre las tinieblas tú esplendor veamos, Niño tan precios, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios.
  • Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!Rey de las naciones Emmanuel preclaro de Israel anhelo pastor del rebaño. Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso.
  • Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven hermoso niño ven Dios humanado luce hermosa estrella, brota flor del campo.
  • Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los hogares aquí congregados el gran compromiso del amor cristiano.
  • Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!Del débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste, luz de desterrado. Vida de mi vida, mi sueño adorado, mi constante amigo mi divino hermano.
  • Dlce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas bese ya tus manos. Prosternado en tierra te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi llanto.
  • Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!Haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tú amor y tú paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más.
  • Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!

    Ven Salvador nuestro por quien suspiramos ven a nuestras almas, ven no tardes tanto.