miércoles, 14 de febrero de 2018

Si fuéramos... la Cuaresma sería


-Si fuéramos automóviles, la Cuaresma sería el tiempo de cambiar el aceite y afinar el motor.
-Si fuéramos jardines, la Cuaresma sería tiempo de fertilizar nuestra tierra y arrancar las malas hierbas.
-Si fuéramos alfombras, la Cuaresma sería tiempo de darles una buena limpieza con el aspirador o una buena sacudida.
-Si fuéramos baterías (pilas), la Cuaresma sería tiempo de recargarlas.

Pero no somos ninguna de estas cuatro cosas:

-Somos personas que, quizá, muchas veces hemos hecho cosas malas y necesitamos arrepentirnos de ellas. De aquí la necesidad de hacer una buena confesión.
-Somos personas que muchas veces nos dejamos llevar por nuestro egoísmo y que, por lo tanto, necesitamos empezar a pensar en los demás. De aquí la necesidad de la limosna.
-Somos personas que muchas veces perdemos de vista el fin para el que fuimos creados por Dios.
Necesitamos, pues, recobrar la vista. De aquí la necesidad de la oración.

 http://webcatolicodejavier.org/cuaresmaseria.html

domingo, 4 de febrero de 2018

Las 7 enseñanzas del camino del guerrero

 La cultura japonesa es milenaria y a lo largo de su historia le ha otorgado un gran valor a las virtudes en combate. El combatiente japonés, a diferencia de lo que ocurre en otras latitudes, debe estar colmado de valores para ser digno. La palabra bushido habla precisamente de esto y se traduce como el camino del guerrero.
Este camino del guerrero, o bushido, habla acerca de un código de ética que aplicaban los samuráis. Contiene una serie de principios, pero sobre todo siete valores, que debían regir la conducta. Se dice que se enseñaba a los miembros de la clase dirigente, desde muy temprana edad.
Cualquiera puede introducirse en lo más reñido de la batalla y morir. Es fácil para un patán, pero para un samurái es verdadera decisión justa en la ecuanimidad, y un verdadero valor saber vivir cuando ha de vivir, y morir cuando ha de morir”.
-Príncipe de Mito-
El camino del guerrero también es conocido con el nombre de código samurái. Aún sigue siendo una valiosa guía para la vida. Estas son las 7 virtudes y enseñanzas que exalta.

1. El coraje, una virtud indispensable para ser libre

Según el camino del guerrero, solo cuando se tiene coraje se puede ser libre. Es el coraje lo que permite vivir plenamente, sin las ataduras que impone el miedo. Se necesita valor para decidir actuar, especialmente para hacer grandes cosas.

El coraje no es arrojo ciego. Para que sea verdadero coraje debe estar acompañado por la inteligencia y la fuerza. El miedo existe, pero no debemos dejarnos vencer por él. En lugar de esto, debemos reemplazarlo por la precaución y el respeto. Así emergerá el verdadero coraje.

2. Que nunca falte la cortesía

En el camino del guerrero la cortesía no es simplemente un conjunto de gestos amables o de buenas maneras. En realidad se trata de una virtud que se encuentra estrechamente relacionada con el respeto por el otro, incluso si es un enemigo.
La cortesía es, ante todo, respeto y consideración por el otro, sin importar las circunstancias. Esto significa no ser cruel, ni hacer demostraciones innecesarias de fuerza o poder. Se trata de una virtud que muestra carácter y mucha fuerza interior.

3. La compasión siempre debe estar presente

La fortaleza y el poder que se tienen deben ser empleados en bien de todas las personas. Así lo señala el camino del guerrero, que además insiste en el enorme valor que tiene la solidaridad. Esta es una característica que adorna a la fuerza.
La compasión no es solamente un sentimiento, sino que se debe traducir en acciones concretas. Siempre que se pueda ayudar a alguien, debe hacerse. Y si no se cuenta con la oportunidad de ayudarlo, hay que salir a buscar esa posibilidad.

4. La justicia ante todo

Dice el camino del guerrero que la justicia no tiene medias tintas. Según esta antigua sabiduría, lo justo emana simplemente de definir lo que es correcto y diferenciarlo de lo que no lo es. Lo correcto se premia y lo incorrecto se castiga.
Ser justo es buscar actuar siempre de la manera correcta. Esto no debe depender de lo que digan los otros, sino de la propia persona. Cada quien sabe en su corazón qué es lo justo y qué no. Solamente debe seguir esa luz que emana de sí mismo.

5. La lealtad es propia de los espíritus fuertes y nobles

Lo que uno dice o hace le pertenece por completo. Por lo tanto, también son nuestras las consecuencias. De ahí que se deba tener gran sentido de responsabilidad antes de actuar o de expresarse.
La lealtad es, sobre todo, lealtad con uno mismo. Capacidad para ser consecuente o coherente. En esa medida, también es compromiso para responder por los actos y palabras. La lealtad solo es propia de los más fuertes y nobles.

6. La palabra y la sinceridad

Para los samuráis la palabra tiene un inmenso valor. No se habla por hablar, ni se dice por decir. Por eso en el camino del guerrero las palabras son totalmente equivalentes a los actos. Cuando se dice algo es como si ya estuviera hecho.
En esta filosofía se elimina el valor de una promesa. Esta no es necesaria. Basta con decir que se hará algo para comprometerse a hacerlo. Esto solo es posible para quienes son completamente sinceros consigo mismos y con los demás.

7. El honor exalta al ser humano

Según el camino del guerrero, la virtud más grande de todas es el honor. Ser honorable significa actuar con rectitud, sin importar las circunstancias. Cumplir con el deber y apegarse a los valores, sin tomar en cuenta si esto es aprobado por otros o no.

El honor está asociado al respeto que se siente por uno mismo. Esto implica no permitirse caer en comportamientos poco éticos o despreciables. Es tan importante el honor en esta filosofía que si se pierde la única manera de recuperarlo es quitándose la vida.
Lo más interesante del camino del guerrero es que siendo un código ético tan antiguo, los valores que promueve mantienen su vigencia. Muy distinto sería el mundo si en cada conflicto, o en cada confrontación, aplicáramos esos valiosos principios de los guerreros samuráis.

Estas enseñanzas son univesales y pueden se aplicadas al diario vivir para ser mejores seres humanos mas sencillos y simples para ser mas fraternos, mas humildes, asemejandonos  a aquél que dio la vida pos mí en la cruz...Cristo Jesús.
Paz y Bien
 

sábado, 3 de febrero de 2018

Decir... lo siento la llave al perdón.


Los niños aprenden a disculparse viendo a sus padres decir “lo siento”. Sin embargo, no todas las familias son capaces de pedir disculpas a sus propios hijos cuando una situación lo requiere, cuando las circunstancias así lo demandan. Se nos olvida a menudo que son estos tipos de cimientos los que erigen los mejores vínculos, los más felices y respetuosos.
Un aspecto descuidado en muchas dinámicas familiares son los estilos de comunicación. A menudo no somos conscientes de la gran cantidad de códigos, mandatos invisibles e improntas psicológicas que proyectamos en los nuestros con lo que hacemos, decimos, o más aún, con lo que “no decimos”.
“Si cometes errores demuestra que puedes tener la humildad de decir “lo siento”, me equivoque, y el valor de decir lo remediaré”.
¿El modo en que interaccionamos erige las raíces de la armonía o por el contrario provoca que germinen las semillas de la infelicidad en nuestro núcleo relacional más próximo? Esta pregunta, merece sin duda, una reflexión. Sea una u otra la dinámica que predomine, está claro que todos cometemos errores y “necesitamos” pedir disculpas. Así, identificar los momentos en los que un “lo siento” es necesario también es inteligencia emocional.
Esta dinámica, esta práctica saludable y edificante es a su vez vital en la crianza y en la educación de nuestros hijos. Es un modo muy acertado de transmitir a los pequeños un sistema de valores donde tener una visión más cercana del ser humano, donde concebirnos como falibles pero dignos a su vez de saber pedir perdón para mejorar nuestros actos, para cuidar de nuestros lazos…

Decir “lo siento” una práctica de convivencia básica

Todos cometemos errores, de hecho y a día de hoy no hay nadie que haya llegado a este mundo con ese material que lo haga inmune a los equívocos, desaciertos o malentendidos. Así, y en materia crianza y educación nadie es ajeno tampoco a los fallos, a las prácticas inadecuadas, a los enfoques poco acertados, a los descuidos, etc. Ahora bien, la clave de todo ello no está en el hecho de cometer más o menos errores con nuestros hijos, sino en el modo en que gestionemos después esas situaciones.
Identificar el error y reconocer la responsabilidad diciendo “lo siento” a un niño también es educar. Sin embargo, nuestra “cultura” de adultos no siempre aprueba o es favorable a este tipo de gestos, como si los propios padres tuvieran miedo de romper el mito de la infalibilidad frente a sus hijos. Porque, si nosotros mismos nos pasamos todo el tiempo procurando que los pequeños aprendan a disculparse, ¿cómo hacerlo nosotros mismos? Con ello (creen algunos) se corre el riesgo de perder la autoridad, de desacreditarse…
Esto es lo que piensan muchos padres y muchas madres. Lo hace el padre que alimenta a sus hijos con increíbles promesas que más tarde no cumple; lo comete la madre que acaba gritándole a su hijo por cualquier tontería, al no ser capaz en un momento dado de gestionar esa ansiedad que trae del trabajo y que no logra dejar en la puerta.

Decir “lo siento” es una práctica de convivencia básica, es el camino correcto cuando surge un problema del que como adultos somos responsables. Asimismo, pocos actos encierran una expresión tan válida de empatía y un reconocimiento de las normas de convivencia; unas normas que todos, grandes y pequeños, estamos obligados a cumplir por el bien común.

Aprendiendo a ser familia

Muchos de nosotros nos pasamos el día diciendo “lo siento” por los actos más triviales. Lo hacemos cuando tropezamos con alguien, cuando nos olvidamos de ceder el asiento a otras personas en el bus, cuando se nos pasa traerle ese libro a nuestro compañero de case o de trabajo… Si importante es practicar este arte en los actos más pequeños, es esencial a su vez llevarlo a cabo con las personas que nos son más cercanas, con las que más amamos.
Así, no por verlas todos los días o por ser quienes son (parejas, hijos, padres, hermanos, etc.) vamos a dar por sentado que siempre seremos perdonados. Porque el amor, el afecto y el cariño, se cuidan y se trabajan. Aprender a decir “lo siento” es hacer familia, es crear un escenario donde criar niños más felices partiendo de unos valores adecuados. Veamos a continuación sus principales beneficios.

Pedir perdón a nuestros hijos, un paso con grandes beneficios

  • Decir “lo siento” a nuestros hijos nos ayuda a estar más centrados en nuestro día a día. En nuestra vorágine cotidiana el acto de tomar conciencia de nuestra falibilidad con ellos nos permite estar más arraigados al presente, a las necesidades más inmediatas del pequeño.
  • Es recomendable también que entendamos algo: pedirle perdón a un niño no es un acto de debilidad. Todo lo contrario, es un ejercicio de madurez y responsabilidad.
  • A su vez, reconociendo el error cometido con nuestros pequeños evitamos que las situaciones se compliquen mucho más, y que ellos dejen poco a poco de confiar en nosotros.
  • En estas relaciones, donde los adultos son capaces de decir “lo siento” y pedir perdón a los niños, se dan valiosos actos de aprendizaje por ambas partes. Las personas mayores no somos infalibles y cometer errores está escrito en nuestro ADN, un ejercicio por otro lado idóneo para mejorar como seres humanos.
Para concluir, algo que sin duda debe entender toda familia -que desee crecer en armonía y felicidad- es que saber decir lo siento es un tendón psicológico que nos beneficia todos. Pongámoslo en práctica sin miedo, sin reticencias. De esta manera haremos una posibilidad de incalculable valor: la de comprendernos mejor.


viernes, 2 de febrero de 2018

2 de Febrero presentacion del niño Jesus al templo.





Solo Semillas.


 Cuentan que un joven paseaba una vez por una ciudad desconocida, cuando, de pronto, se encontró con un comercio sobre cuya marquesina se leía un extraño rótulo: "La Felicidad".
Al entrar descubrió que, tras los mostradores, quienes despachaban eran ángeles. Y, medio asustado, se acercó a uno de ellos y le preguntó.
- "Por favor, ¿qué venden aquí ustedes?"
- "¿Aquí? -respondió el ángel-. Aquí vendemos absolutamente de todo".
"¡Ah! - dijo asombrado el joven -. Sírvanme entonces el fin de todas las guerras del mundo; muchas toneladas de amor entre los hombres; un gran bidón de comprensión entre las familias; más tiempo de los padres para jugar con sus hijos..."
Y así prosiguió hasta que el ángel, muy respetuoso, le cortó la palabra y le dijo: "Perdone usted, señor. Creo que no me he explicado bien. *Aquí no vendemos frutos, sino semillas."



Anónimo.

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Zanahoria, huevo o café...


Una hija se quejaba con su padre acerca de su vida y cómo las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.

Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir sin decir palabra.
La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre. A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un tazón. Sacó los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente, coló el café y lo puso en un tercer recipiente.
Mirando a su hija le dijo: "Querida, ¿qué ves?"
-"Zanahorias, huevos y café" fue su respuesta.
Le hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.
Humildemente la hija preguntó: "¿Qué significa esto, padre?"
Él le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer. El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegía su interior líquido; pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido. Los granos de café sin embargo eran únicos; después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua.
"¿Cual eres tú?", le preguntó a su hija. "Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes? ¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza? ¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable? Poseías un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación, o un despido ¿te has vuelto duro y rígido? Por fuera te ves igual, pero ¿eres amargado y áspero, con un espíritu y un corazón endurecido?
¿O eres como un grano de café? El café cambia al agua hirviendo, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor. Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor tú reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren.
Y tú, como enfrentas la adversidad?... como Zabmahoria...como huevo...o como grano de café...?

Paz y Bien.

Autor anónimo. 

jueves, 1 de febrero de 2018

VOCABULARIO DE SAN JOSÉ PARA ENSEÑAR AL NIÑO JESÚS


En el País de la fantasía, donde la ciencia no comprende nada y donde los niños son felices, acaban de encontrar un viejo manuscrito. Los entendidos que lo han analizado consideran que es auténtico, así que lo comunicamos a la prensa para conocimiento del mundo. Para leerlo, dicen, hay que hacerse como niños. Los que se creen grandes quizá comprenderán poco. Esperamos que al menos puedan sentir, allá muy dentro, la necesidad de hacerse hoy un poco como niños.

El manuscrito, según parece, fue un vocabulario que preparó San José para dar clases al Niño Jesús y se reproduce a continuación:
Alegría: lo que sentimos María y yo cuando te vemos.


Amigo: Es el que no piensa en sí, sino en el otro. Es el que da la vida por el que ama.   Entonces, Jesús, amigos de verdad hay pocos. O, mejor, hay uno: tú en la cruz...


Amor: eso que tú eres y que quieres que seamos todos los hombres y mujeres del planeta.
Banquete: una fiesta por algo grande. En los cielos hay banquete siempre que un pecador se convierte. ¿Cómo consigues que haya vino para tanta fiesta?


Cizaña: lo que siembra un enemigo para estropear la cosecha. Dicen que hay mucha cizaña por ahí, pero yo sólo veo trigo cuando miro tus ojos frescos, dulces, serenos, limpios.


Cordero: un animal bueno, manso, siempre listo para el sacrificio. Algunos dicen que un poco tonto, pero no puede ser tonto: los tontos son seres inteligentes empobrecidos y egoístas, y el cordero es generoso por esencia.


Cosecha: Ese momento en el cual los hombres recogemos lo que tu Padre nos dio. Se puede convertir en un momento de alegría y solidaridad o de egoísmo y rencillas.


Cruz: no quiero explicártelo. Lloro cada vez que me entero que han crucificado a un bandido.


Divorcio: una mala costumbre que permite destruir el proyecto de Dios respecto del amor humano.


Egoísmo: un amor equivocado que no lleva a nada. Creo que no entenderás nunca lo que es pues tú eres lo contrario.


Estrella: para los científicos, algo que tal vez ya no existe. Para ti y para mí, un guiño de tu Padre que saluda a los hombres y mujeres del planeta.


Lirio: una flor que se viste mejor que Salomón. Una sonrisa al cielo, un momento de paz y de ternura, una señal de tu Padre que se cuida de todo. Dile de mi parte que también crezcan árboles para no perder el trabajo de carpintero... 


Lluvia: lo que manda tu Padre sobre buenos y malos y llena de goteras nuestra casa.
María: el nombre más hermoso después del tuyo. Con ella vivo y trabajo, sueño y sufro. Me ha revelado un poco de tu misterio, y me ha dicho que tú eres único.


Matrimonio: una vocación maravillosa desde la creación del mundo que hace que hombre y mujer sean una sola carne y que ayuden a tu Padre al nacimiento de nuevos hijos.


Misericordia: no sabía lo que era hasta que tú naciste. Es compasión, es cercanía, lavar al herido, limpiar al pecador, acoger al fugitivo, perdonar al traidor. Es algo que se inicia en la tierra con tu venida y que nos puede hacer felices para siempre.


Moneda: lo que tendrás que usar para pagar impuestos. Sirve mucho si se emplea para atesorar en el cielo a base de limosnas. No sirve nada si en nuestro corazón reina el egoísmo y la avaricia, y la guardamos en un banco para aumentar los intereses y disminuir la alegría del dar.

Muerte: ese misterio que termina con nuestras vidas. Ese dolor que separa a la madre de uno de sus hijos. Esa pena que hará llorar a Marta y María. Esa experiencia por la que pasarás tú un día. Pero... ¿puede morir el amor? Un día resucitarás, y nosotros contigo. La muerte, entonces, será vencida.

Mujer: es algo maravilloso, como tu Madre. Es esa joya de la creación que sirve como santuario de la vida y como calor del hogar. Es esperanza, belleza y ternura. Es... Jesús, me callo: siempre me quedo corto cuando pienso en tu Madre.


Nazaret: es el pueblo donde fuiste concebido. Ahora es tu casa, pero me parece que se ha quedado pequeño. Tu casa es el mundo, tu cetro es la tierra, tu corona son las estrellas, y tu cama... un poco de paja. Aún no entiendo cómo lo más grande se puede contentar con un poco de pan de pobres.


Niños: los que pueden entrar en el Reino de los cielos. Los que acogen tu venida. Los que no se complican. Los que confían en sus padres como tú en el Padre.
Nube: una señal de esa lluvia bendita con la que tu Padre prepara los campos para la siembra.


Oveja: vale mucho tanto si está en el rebaño como si escapa por ahí. Sé que irás a buscar la perdida, Jesús, pero no te olvides de cuidar también a las 99 que se quedan en el redil (no sé si me harás caso, pues veo que amas mucho a tu Padre).


Pájaro: un animal que vuela y que siempre tiene algo para comer. No trabaja como tu Madre y yo para que en casa esté siempre todo listo. ¿Por qué tu Padre quiere tanto a los pájaros? Quizá para enseñarnos a volar, a pensar en el cielo, en medio de las mil aventuras de la vida que tienen siempre nuestros ojos en el suelo. 


Pan: lo que comes todos los días y lo que convertirás en tu Cuerpo antes de la Pascua y a lo largo de los siglos.


Pecado: eso que nos hace tanto daño a los hombres pero que Dios puede borrar desde que tú viniste al mundo.


Pobreza: para algunos, una maldición, un fracaso. Para tu Madre y para mí, no puede haber pobreza desde que tú estás en casa...


Templo: era el lugar donde nos encontrábamos con Dios. Ahora tú te has convertido en algo mucho más importante que el Templo...


Tentación: esa prueba por la que pasamos todos los hombres y que nos invita a construir la vida sin Dios.


Trabajo: lo que hago yo y lo que tú harás cuando puedas coger la sierra y el martillo. Lo que trae el pan para la casa y la dignidad para la familia. Lo que se convierte en nuestra colaboración a la generosidad infinita de tu Padre que da comida a los gorriones y azadas a los hombres.


Vida: lo que corre por tus venas, lo que trabaja en tus células, lo que impulsa tu corazón y lo que te permite amar de modo humano. Vida es un suspiro de tu Padre, una poesía de tu Madre, tu llanto en la noche de Navidad y tu victoria (que es victoria nuestra) al salir del sepulcro un domingo de Pascua.


Viento: eso que sopla y no sabemos si viene del Este o del Oeste. Para ti, ya lo sé, es como el Espíritu, que nos lleva a ser buenos y a vivir tu Evangelio.


Vino: lo que bebemos los días de fiesta y lo que convertirás en tu Sangre.


http://webcatolicodejavier.org/VocabularioSanJose.html 



2 de Febrero dia de la Candelaria.


PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO Y
PURIFICACIÓN DE LA VIRGEN MARÍA



El 2 de Febrero se celebra la Presentación del Niño Jesús en el Templo y la Purificación de la Virgen María. Se conoce también esta fiesta como "La Candelaria".

Aunque esta fiesta es principalmente de carácter Cristológico, en ella se conmemora un acontecimiento muy importante en la vida de María: su purificación y la presentación de su hijo al sacerdote en el Templo, en cumplimiento de su obligación de consagrarlo a Dios. Y más todavía porque es ésta una fiesta de la luz que es la que le da nombre. La fiesta de la Candelaria se llama así porque en ella se bendicen las candelas que se van a necesitar durante todo el año, a fin de que nunca falte en las casas la luz tanto física como espiritual. Los fieles acuden a la Santa misa de este día con las velas, que son bendecidas solemnemente por el sacerdote y a continuación se hace una corta procesión entre dos iglesias cercanas o por el interior de la misma iglesia, con las velas encendidas. Esta fiesta tenía gran significación cuando la única luz en las casas era la de las velas y candiles.

Esta fiesta cierra el ciclo de Navidad y se celebra exactamente a los cuarenta días del 25 de diciembre. A mediados del siglo V se celebraba con luces y tomó el nombre y color de "la fiesta de las luces"

Hasta el Concilio Vaticano II se celebraba como fiesta principalmente mariana, pero desde entonces ha pasado a ser en primer lugar Cristológica, ya que el principal misterio que se conmemora es la Presentación de Jesús en el Templo y su manifestación o encuentro con Simeón. El centro, pues, de esta fiesta no sería María, sino Jesús. María entra a formar parte de la fiesta en cuanto lleva en sus brazos a Jesús y está asociada a esta manifestación de Jesús a Simeón y a la anciana Ana.

Hasta el siglo VII no se introdujo esta fiesta en la liturgia de Occidente. Al final de este siglo ya estaba extendida en toda Roma y en casi todo Occidente. En un principio, al igual que en Oriente, se celebraba la Presentación de Jesús más que la Purificación de María.


No se sabe con certeza cuándo empezó a celebrarse la Procesión en este día. Parece ser que en el siglo X ya se celebraba con solemnidad esta Procesión y ya empezó a llamarse a la fiesta como Purificación de la Virgen María. Durante mucho tiempo se dio gran importancia a los cirios encendidos y después de usados en la procesión eran llevados a las casas y allí se encendían ante alguna necesidad.

La ley de Moisés mandaba que toda mujer que diese a luz un varón, en el plazo de cuarenta días, debía acudir al Templo para purificarse de la mancha legal y allí ofrecer su primogénito a Dios. Era lógico que los únicos exentos de esta ley fuesen Jesús y María: Él por ser superior a esa ley, y Ella por haber concebido milagrosamente por obra del Espíritu Santo. A pesar de ello, María oculta este prodigio y... acude humildemente como cualquier otra mujer a purificarse.

Los mismos ángeles quedarían extasiados ante aquel maravilloso cortejo que atraviesa uno y otro atrio hasta llegar al pie del altar, para ofrecer en aquellos virginales brazos al mismo Hijo de Dios.

Una vez cumplido el rito de ofrecer los cinco siclos legales después de la ceremonia de la purificación, la Sagrada Familia estaba dispuesta para salir del templo cuando se realizó el prodigio del Encuentro con Simeón, primero, y con la ancianísima Ana, después. San Lucas nos cuenta con riqueza de detalles aquel encuentro: "Ahora, Señor, ya puedes dejar irse en paz a tu siervo, porque han visto mis ojos al Salvador... al que viene a ser luz para las gentes y gloria de tu pueblo Israel..." Y le dijo a la Madre: "Mira, que este Niño está puesto para caída y levantamiento para muchos en Israel... Y tu propia alma la traspasará una espada...".

Menudo contraste de la vida: El mismo Niño Jesús está llamado para ser Luz y gloria y a la vez escándalo y roca dura contra la que muchos se estrellarán. 


http://webcatolicodejavier.org/PresentacionJesus.html 



 

Decálogo para recordar sanamente


1.-No te lamentes de las oportunidades perdidas. Mientras lo haces, quizás esté pasando el último tren por delante de tu casa, tal vez está amaneciendo de nuevo, acaso alguien esté llamando a tu puerta.
 
2.-No sigas castigándote por los errores cometidos. Es como repetir siempre la misma asignatura. De este modo, nunca aprenderás la lección del amor que Dios te regala cada día, ni el arte de conjugar la vida. El pasado pasó. ¡Desahoga en Él tus afanes!

3.-Vive agradecidamente el presente: es tu tiempo y tu tarea. De lo contrario, tu futuro puede convertirse en una vana ficción.

4.-En la adversidad y en la debilidad haz también memoria: reaviva energías que ya usaste, despierta recursos qué conoces, desempolva entusiasmos que ya gozaste. Saborearás de nuevo la vida.

5.-No uses de tu pasado como pretexto compensatorio, como arma arrojadiza contra alguien, como acumulador de resentimientos: terminará por ser más fuerte que tú.

6.-La nostalgia es actitud de necios. Lo mejor, lo más interesante, lo nuevo (incluso cuando la soledad parece cegarte) es tu presente: acógelo, sácale partida.

7.-Si ya no tienes objetivos, ilusiones y esperanza aterrizarás forzosa y peligrosamente en el pasado. Deja, por tanto, que por algún resquicio de tu alma o de tus ventanas, entre un poco de aire que mantenga vivo el rescoldo.

8.-Mira siempre agradecido a tu pasado. No te faltan motivos para ello. Descubrirás que, a pesar de todo, ha valido la pena haber sido escogido desde la eternidad de Dios para la aventura maravillosa de la vida.

9.-Vive cada día como una nueva oportunidad. En el pórtico de la Vida que te ha sido prometida, ya puedes decir (con modestia, claro): Confieso que he vivido.

10.-"Haz memoria de Jesucristo, resucitado de entre los muertos". La fe de los cristianos tiene su origen en la historia de Aquél que "pasó entre nosotros haciendo el bien. Pero no pasó. Sigue vivo. Ser y hacer memoria de Él es apuntarse a la mejor conjugación: He vivido, vivo y... viviré.

*** RECUERDA la frase de San Agustín: "Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar lo que manda, te invita a hacer lo que puedas y pedir lo que no puedas y te ayuda para que puedas."

http://webcatolicodejavier.org/recordar.html 
 

miércoles, 31 de enero de 2018

Catalina Rivas - Testimonio Lo que ocurre en la Santa Misa

La Santísima Virgen apareció a Catalina Rivas, vidente y estigmatizada Boliviana, y le dijo “quiero que sepas lo que es la Santa Misa… hoy va a ser un día de enseñanzas, hoy vas a aprender muchas cosas, y quiero que las digas a todos mis hijos” “Desde el fondo de tu corazón, pide perdón al Señor por todas tus culpas, por haberlo ofendido, así podrás participar dignamente de este privilegio que es asistir a la Santa Misa.